La identidad que forjan los músicos para su arte muchas veces se asocia a su esencia como personas y su cotidiano vivir. Steph Tamayo rescató aspectos característicos de su historia para iniciar su carrera musical y plasmar los mismos en sus composiciones, uno de ellos y que ella considera el más importante es el de la salud mental.
Tamayo, desde hace ya muchos años, es maquillista, algo que utiliza para proveer financieramente su vida y, hoy por hoy, su música. Sin embargo, para la cochabambina la intención de materializar sus composiciones y producirlas surgió en 2020, ya que, si bien la artista es una apasionada por la música “desde siempre”, en esa época pandémica compuso sus primeras canciones.
Tras atravesar por una ruptura amorosa que generó un desbalance emocional en su vida, decidió agarrar la guitarra de su papá, músico vientista que falleció cuando era pequeña, y comenzó a plasmar su proceso de sanación en sus letras. Ahí surge lo que Tamayo llama “su bandera” en la música que es su compromiso con la salud mental, como persona y artista, y que, como menciona ella, es una de las más grandes áreas de su vida que le hacen sentir satisfecha.
“Quisiera que, con mi música, con mis canciones, con lo que vaya a escribir, las cosas puedan ser dichas de una manera honesta y nos hagan pensar hacia una evolución personal, un crecimiento propio”, dijo Tamayo en el programa De Cerca con Los Tiempos.
A través de esta idea es que compuso Limerence. La limerencia es el estado mental involuntario que resulta de una atracción romántica hacia alguien en el que se siente una necesidad obsesiva de ser correspondido. Sin embargo, en la letra, en el personaje surge algo que Tamayo denomina “plot twist” (giro de trama) en ese proceso de sanación: la importancia de que en esa etapa se encuentre con el amor propio y la aceptación de uno mismo.
“Fue mi mejor final feliz. Tomar de inspiración una ruptura, un lugar donde ya no quería estar y al salir de ella descubrirme a mí misma, fue mi mejor regalo”, comentó a propósito de esta composición, con la que decidió iniciar un tramo más profesional en la música, la grabación en un estudio y, por su puesto, la producción del videoclip.
Tamayo se siente inspirada artísticamente por músicos que tienen la convicción de hacer música con un propósito o que alegran con su color de voz, y, personalmente, por sus amigos y amigas, a quienes agradece por haberla impulsado a profesionalizar sus letras y, además, a producir sus canciones.
También agradeció la magia que dejaron fluir los directores y productores del videoclip, ya que, según ella, esta es una clave para manifestar la intención de la canción en la escenificación, colorización y dramatización, y así conectar con la idea de sanación que quiso reflejar.
A propósito de ello, Tamayo señaló que con el videoclip, para el que eligieron como escenografía un paisaje natural de Cochabamba y en el que aparece con un atuendo blanco, además de reflejar la intención clave de la letra que es el de sanar, cumplió un sueño de niña: sentirse como un “hadita del bosque”.
Como artista cochabambina emergente en el plano musical, Tamayo invita a encontrar el gusto que tiene por fantasear con los sueños propios y observar como se va ejecutando todo “pieza por pieza”. Buscará continuar hablando sobre la salud mental en sus letras y a encontrar satisfacción en visualizar algo y materializarlo. Además, continuará su carrera tocando y promocionando “Limerence” en sus redes sociales, plataformas digitales de música, diferentes locales y bares de la ciudad.