Bolivia fue sacudida ayer por una toma militar de la plaza Murillo (para el Gobierno fue un “ intento de golpe”) en La Paz a cargo del ahora destituido comandante general del Ejército boliviano Juan José Zúñiga.
El militar llegó a la plaza Murillo con tanques y un contingente militar, situación que fue controlada a las pocas horas con el cambio del alto mando militar que instruyó el repliegue de las tropas y el posterior arresto de Zúñiga por la Policía.
El presidente Luis Arce denunció movimientos irregulares de miembros del Ejército, mientras efectivos militares cerraron la plaza Murillo, en La Paz. “Denunciamos movilizaciones irregulares de algunas unidades del Ejército Boliviano. La democracia debe respetarse”, comunicó a través de su cuenta X.
Antes, el expresidente Evo Morales alertó de un supuesto “acuartelamiento” de las Fuerzas Armadas y del cierre de la plaza Murillo en la sede de gobierno. “Hace una hora, comandantes de divisiones instruyen a comandantes de regimientos a retornar inmediatamente a sus cuarteles para esperar nuevas disposiciones (encuartelamiento). Esto levanta muchas sospechas del movimiento militar en Bolivia”, escribió en su cuenta de X.
La toma
Zúñiga llegó a la plaza Murillo junto a militares encapuchados y con tanques. Dijo que “por el momento” reconocía al presidente Luis Arce, pero amenazó con tomar el Gobierno. “Hoy, el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada Boliviana se encuentran movilizadas, en emergencia, acuarteladas. Acudimos al clamor del pueblo, que pide basta de saqueo en nuestro país”, dijo el militar.
Comandó un grupo de militares que ocuparon con vehículos militares la plaza Murillo frente a la sede del Gobierno en el centro de la ciudad de La Paz, tirando con un tanque la puerta del Palacio Quemado.
Entre tanto, Arce y su vicepresidente David Choquehuanca se mantuvieron al interior de la sede del Ejecutivo y denunciaron ante la comunidad internacional “un intento de golpe de Estado”. “Aquí estamos, todo el Gobierno nacional, con todos sus ministros y ministras firmes con nuestro Vicepresidente, firmes aquí en casa grande para enfrentar todo intento golpista, todo intento que atente a nuestra democracia”, manifestó Arce.
La ministra de la Presidencia, María Nela Prada, denunció que militares “han sacado a las personas que se encontraban en plaza Murillo y que en este momento no están permitiendo el ingreso de otras personas”.
“Han tomado las cuatro esquinas de ingreso a la plaza Murillo. Hay tropas también en las cuatro esquinas, hay tropas al interior de la plaza Murillo y hay tropas en el frontis del Palacio de Gobierno. Esto es lo que está sucediendo en este momento desde la Casa Grande del Pueblo. Es el 26 de junio”, detalló la ministra.
Cambio de gabinete
Zúñiga declaró su intención de cambiar “el gabinete de Gobierno” para establecer una “verdadera democracia” en Bolivia y que “liberará a todos los presos políticos” incluyendo a la expresidenta interina Jeanine Áñez, el gobernador opositor Luis Fernando Camacho y a “todos los militares presos”.
Zúñiga ingresó a Palacio Quemado, donde tuvo un breve encuentro con el presidente Arce, que le pidió replegar a los militares. “Si usted respeta el mando militar y dice ser un buen militar, repliegue a todas estas fuerzas en este momento. Es una orden, general”, dijo el mandatario. Zúñiga respondió que no haría caso.
Defensa de la democracia
En la tarde, el presidente Luis Arce denunció desde la Casa Grande del Pueblo el intento de golpe de Estado, liderado por el general Juan José Zúñiga, y convocó a la población a organizarse y a defender la democracia.
“Al pueblo boliviano y a toda la comunidad internacional. El país hoy está enfrentando un intento de golpe de Estado. Hoy el país se enfrenta una vez más a intereses para que la democracia en Bolivia se trunque. Aquí estamos, el Gobierno nacional, con todos sus ministros firmes con el Vicepresidente, firmes en Casa Grande para enfrentar todo intento golpista, todo intento que atente a nuestra democracia”, declaró.
“El pueblo boliviano hoy es convocado, necesitamos que el pueblo boliviano se organice y se movilice en contra del golpe de Estado y en favor de la democracia. No podemos permitir que una vez más intentonas golpistas se lleven vidas bolivianas. Queremos exhortar a defender la democracia y acá estamos firmes con todo el gabinete y las organizaciones sociales”, declaró.
Repliegue
Alrededor de las 17:35, los militares abandonaron la plaza Murillo y de inmediato la Policía tomó el control del kilómetro cero.
Un grupo de tanques que estaban en fila en las afueras del regimiento Ingavi en la ciudad de El Alto también comenzaron el repliegue casi en simultáneo.
Militantes
También arribaron al lugar decenas de personas que rechazaron este intento de golpe de Estado y expresaron su apoyo al Estado de derecho y al presidente Luis Arce, que salió a saludar desde el balcón del Palacio Quemado.
La plaza Murillo quedó colmada de ciudadanos que expresaron su apoyo al Gobierno constitucional y al presiente Arce luego de casi tres horas que fue tomada por militares, liderados por el excomandante del Ejército Juan José Zúñiga, quienes incluso usaron gases lacrimógenos para despejar el lugar.
Sucesos
La toma militar
A las 14:30 de ayer, tanquetas empezaron a ingresar a kilómetro cero de la ciudad de La Paz y, junto a ellas, otros vehículos militares con decenas de uniformados en traje de campaña, todos con pasamontañas para cubrirles el rostro y portando armas de grueso calibre.
Las declaraciones
Juan José Zúñiga habló dos veces durante las tres horas que duró la movilización militar. Dijo que estaba ahí porque se había “ultrajado” al Ejército y los políticos estaban siendo desleales con las Fuerzas Armadas. Insinuó que la intención era tomar el poder, cambiar el gabinete y dijo que “por el momento” reconocía a Luis Arce como presidente.
Palacio Quemado
Juan José Zúñiga entró escoltado por hombres armados al Palacio Quemado, lo que hacía temer que la situación se agravaría, pero salió unos minutos después.
Analistas dudan que la acción militar de Zúñiga sea un “intento de golpe”
La toma de la plaza Murillo y del Palacio Quemado por el ahora destituido general Juan José Zúñiga la tarde de ayer responde al interés de mejorar la imagen desfavorecida del presidente Luis Arce, coincidieron analistas políticos.
El analista Franklin Pareja calificó los sucesos de ayer de un “golpe express”, pero difícil de creer porque Zúñiga es un militar progubernamental y, por lo tanto, es inverosímil que se convierta “de la noche a la mañana en un golpista”; más bien se trata de un acto de inmolación a favor del presidente Luis Arce.
Explicó que el Gobierno atraviesa una situación de insolvencia financiera con amenazas de sectores movilizados cuyas demandas son difíciles de atender. “Es muy difícil de negociar con los sectores movilizados porque no van a aparecer los dólares ni el combustible que exigen los transportistas”, señaló.
Por lo tanto, resultan muy convenientes los sucesos de ayer para tratar de sofocar este momento de crisis política y económica.
Además, a partir del despliegue militar de ayer pueden justificarse medidas gubernamentales duras con el fin de controlar las marchas o protestas con el argumento de frenar intentos golpistas. “Pueden arremeter contra cualquier situación de descenso en términos políticos porque todos serían afanes desestabilizadores”, explicó.
Otra medida puede ser la anulación de la Asamblea Legislativa y más bien, gobernar con decretos incluso para los créditos que son frenados por la oposición y el Movimiento Al Socialismo (MAS) evista.
Sobre el tema, el analista Carlos Valverde señaló a Unitel que Zúñiga se inmoló para darle aire a Luis Arce Catacora porque “era su militar de confianza”. Mencionó tres hechos que respaldan su afirmación.
El primero fue cuando el militar no fue encontrado en la ciudad de La Paz. “Salió en un tanque militar y no lo encuentran. Un tipo que sale en un tanque militar no debe ser tan común”, señaló.
“El comandante del Ejército le pide al general Zúñiga que por favor se retire, en vez de detenerlo, darle de baja y meterlo preso”, dijo en referencia al segundo punto que le llamó la atención.
El tercero es cuando Zúñiga “se encuentra con el golpeado, teóricamente Arce, y resulta que Arce le dice: ‘¿Me vas a hacer caso?’, y él le dice: ‘No te voy a hacer caso’. Y le dejan irse”.
Tras el análisis de estos tres hechos, para Valverde, “Zúñiga se inmoló para darle aire a Luis Arce Catacora. Era su militar de confianza”.
Para el analista político Paul Coca, lo ocurrido ayer no fue un intento de golpe de Estado. Señaló que pudo ser una planificación del Gobierno porque la popularidad del presidente Arce estaría baja y que el general Zúñiga, quien movilizó a tropas militares, buscaba dar fuerza al palacio de Gobierno.
“Lo de hoy no es un golpe de Estado ni intento, estuvo muy lejos de serlo. (...) Primero, esto pudo haber sido algo planificado por el Gobierno porque la popularidad de Arce está por los suelos; el segundo aspecto, no creo que el general Zúñiga se haya prestado a un show, si no tuvo una especie de aventura de querer llegar a mostrar fuerza a lo que es palacio de Gobierno”, sostuvo.
Recalcó que este hecho no fue un golpe de Estado porque no hubo el apoyo suficiente para llevar adelante aquel hecho. “Los golpes de Estado históricamente en Bolivia requieren mucho apoyo”, explicó.
Zúñiga debió lograr deponer al Presidente, cerrar el parlamento y además tener el apoyo de sectores que no sean militares. “Ése es el ABC de los golpes de Estado en la historia boliviana, lo cual no hubo aquí”, añadió.
Sin embargo, señaló que este hecho fue un intento de ruptura democrática, además indicó que la acción que tomó el excomandante del Ejército es totalmente inconstitucional.
“Bolivia es un país que tiene una institucionalidad muy débil y una democracia por los suelos. Institucionalidad débil y democracia por los suelos”, añadió.