La devoción a las "ñatitas" o cráneos humanos, arraigada en varias familias, pasa poco a poco a generaciones más jóvenes que se convierten en los nuevos protectores de esta práctica que, según dicen, tienen como retribución milagros y bendiciones de las almas que ocuparon esos restos humanos.
Decenas de creyentes en las "ñatitas" se congregaron esta jornada en el centenario Cementerio General de La Paz en el día dedicado a esta tradición y en el que esos cráneos son sacados de casa por sus dueños para agasajarlos tal como si tuvieran vida.
Las callejuelas del camposanto se llenaron de personas que transportaban esas calaveras en pequeñas urnas de vidrio o madera, que estaban decoradas con coronas de flores, en el caso de las que se cree fueron mujeres, mientras que los considerados varones tenían sombreros, cigarros y hojas de coca entre los dientes.
Edwin Chávez colocó en el piso a Carmelo, una "ñatita" con un gorro aimara que se considera descendiente de la cultura tihuanacota, y que según dijo a EFE se caracteriza por conceder favores espirituales como la protección y sabiduría familiar.
Mientras que Hilda Moncada, una profesora de educación física jubilada, contó que el cráneo que acompaña a su familia se llama Eliana, debido a un sueño en el que le habló una joven de 17 años.
Y es que gran parte de quienes resguardan una "ñatita" señalan que al poco tiempo que la obtuvieron soñaron con la persona a la que pertenecían esos restos y que eso les dio la guía para elegirle el nombre.
Otro aspecto central es que a cada una le atribuyen poderes sobrenaturales para resolver cualquier problema que se les pida con fe, por eso, cada 8 de noviembre los creyentes les dan serenatas, bailan y prenden velas en señal de agradecimiento.
El culto a las "ñatitas" es una práctica simbólica relacionada con la fiesta de Todos los Santos.
Los nuevos protectores
'Carlos' y 'Cipriano' están bajo custodia de Wendy Sequeiros, quien mencionó que recibió a ambas "ñatitas" como parte de una tradición familiar de hace más de 50 años, ya que la primera poseedora de esos cráneos fue su abuela.
Sequeiros dijo que su abuela soñó que Carlos y Cipriano eran dos detectives y se les pide favores relacionados con juicios o robos.
Con 25 años, Jovita Zaconeta es, junto a su madre la 'tía Teo', una de las encargadas de cuidar y atender a 21 cráneos humanos, mismos que pertenecieron únicamente a sus familiares como su padre, tíos, exparejas de su mamá o sus hermanas, y las gemelas Luz y Luna.
Zaconeta relató que las dos gemelas murieron poco antes de nacer, cuando su madre tenía 47 años, que las enterraron pero después de un tiempo su familia las llevó a casa, en donde tienen una habitación propia llena de juguetes.
"Ellas dos (Luz y Luna) han realizado muchos milagros, han ayudando a mucha gente, también hemos ayudado a muchos niños que se han sanado y señoras que no podían ser mamás", aseguró.
Óscar, un joven de 22 años dedicado al esoterismo y a la "brujería", es el propietario de 37 "ñatitas", mismas que son regalos de sus clientes.
El joven contó el caso del cráneo de Fernando, el primero que tuvo, que se caracteriza por otorgar dinero y protección, mientras que el resto de sus "ñatitas" pertenecieron a policías, jóvenes y niños.
A juicio de Óscar, el culto a las "ñatitas" atrae mucho a los jóvenes que no se sienten satisfechos con las religiones mayoritarias que "muchas veces son impuestas" y que prefieren refugiar su fe en "algo más tradicional".
Los jóvenes devotos comparten su creencia con gente mayor como Elizabeth Portugal, una vidente aimara, quien contó que custodia en su casa a 88 "ñatitas" y da testimonio de los "muchos milagros" que han hecho para ella u otras personas.
Mientras que otras devotas como Regina combinan la devoción a las "ñatitas" con el culto a la "Santa Muerte", a quien le atribuye "más poder" relacionado con el dinero y la protección.