Termina el invierno y se multiplican los focos de calor, los incendios forestales y de pajonales. Este año, de manera excepcional, Santa Cruz no es el departamento más afectado por los fuegos devastadores que ahora son más numerosos en Beni, Cochabamba y La Paz.
El último informe oficial de ayer sobre el monitoreo satelital de los puntos de calor en el país, registraba 1.790, la mayoría en tierras bajas. En Cochabamba, al menos cuatro municipios estaban asolados por los incendios forestales que, aquí y en cualquier lugar donde se producen arrasan con la vegetación y destruyen el hábitat de multitud de especies silvestres.
Diversas organizaciones no gubernamentales y expertos en el tema aseguran que el 99 por ciento de los fuegos actuales —lo mismo los de años anteriores —son provocados.
No son los únicos en considerar que el origen de esos incendios son producto de la voluntad humana.
El Viceministro de Defensa Civil declaraba ayer que “llama la atención los incendios que se generan en Cochabamba y La Paz (…), la primera hipótesis que estamos manejando es que personas inescrupulosas, con otros fines, están ocasionando los incendios de forma premeditada”.
En esta época del año, los agricultores queman la vegetación seca de sus parcelas con el fin de preparar el terreno para la próxima temporada de siembra. Son los chaqueos que tienen lugar desde junio.
¿Cuáles serían esos “otros fines” que sugiere el Viceministro?
Por una parte, está la presión que ejercen ciertas actividades productivas, especialmente en las tierras bajas, para ampliar la frontera agrícola y los asentamientos, ilegales o no, en tierras fiscales que luego son desmontadas porque así sube su precio de venta. La urgencia por reactivar la economía propicia esos asentamientos y desmontes.
Por otra, existe la acción de avasalladores interesados en arrasar tierras para luego traficar con ellas. Los incendios, casi diarios, que se produjeron en el Parque Tunari entre junio y julio tenían probablemente ese fin.
Pero hay también la idea de que la deforestación es una práctica positiva y frenarla no es una opción.
Eso es lo que sucedió en la Cumbre Amazónica 2023, en Belém do Pará, Brasil, el 8 y 9 de agosto.
“Funcionarios del gobierno brasileño involucrados en la negociación del texto de la declaración, que hablaron con BBC News Brasil bajo condición de anonimato, señalaron que la meta común de deforestación cero para 2030 fue resistida por los países de la región, sobre todo por el presidente de Bolivia, Luis Alberto Arce. Según estos funcionarios, a Bolivia le habría resultado difícil aceptar el establecimiento de una meta concreta en torno al tema”, publicaba hace tres semanas BBC Mundo.