En La desnacionalización del dinero (1976), Friedrich A. Hayek proponía separar el Estado de la moneda quitándole el monopolio de su emisión, de esta manera se eliminaba una violencia ejercida contra el individuo sobre la libertad de elegir la forma de intercambio.
Hayek no solo planteaba la abolición del monopolio de la emisión de moneda, sino que la encargaba a las instituciones privadas, en una suerte de evolución y orden espontáneo para prevenir los ciclos agudos de inflación y deflación.
El monopolio del dinero ha reforzado el poder del Estado y esto debe terminar, debemos liberarnos de la creencia universalmente aceptada de que el Gobierno debe proporcionar una moneda específica y exclusiva: “La idea de privar al Gobierno de su antigua prerrogativa de monopolizar el dinero resulta todavía demasiado insólita y sorprendente para muchas personas que no se decidirían a patrocinarla en un futuro próximo. Sin embargo, la gente podría empezar a descubrir sus ventajas si, al principio cuando menos, las monedas de los diversos gobiernos pudieran competir libremente entre sí por el favor del público”. Las monedas no son un fin en sí mismas, son mercancías que compiten entre sí ofreciendo al usuario fortaleza y seguridad.
Hayek, Premio Nobel de Economía en 1974, apuesta por considerar la utilización de diversas monedas y abolir el uso exclusivo de una nacional: “hallándose permitida la circulación de monedas emitidas por otros gobiernos, se plantearía la cuestión de si no sería más conveniente suprimir el monopolio gubernamental de emisión monetaria, permitiendo que la empresa privada ofreciera al público otros medios de cambio que éste pudiera preferir”.
No es necesario, ni indispensable el monopolio del gobierno, más bien es una ventaja elegir entre una u otra moneda, como se elegía entre sal, oro y plata, entonces se aboga por una especie de pluralismo, tampoco se trata de que todas las empresa privadas emitan lo mismo, que exista diferencia: “La mayoría de la gente piensa que la propuesta de que el dinero lo emitan empresas privadas significa que todas deben emitir el mismo (en dinero fiduciario, token money, esto equivaldría simplemente a una falsificación) en lugar de distintos tipos de dinero claramente diferenciabas por diversas denominaciones y entre los cuales el público pudiera elegir libremente”.
No existe la necesidad de empeñarnos en un curso legal para evitar daños y perjuicios, la libertad contractual, el derecho civil, mercantil y penal son suficientes para las reparaciones, Lord Farrer diría: “Si prometo pagar 100 soberanos, no es necesaria una ley especial sobre moneda de curso legal que señale que estoy obligado a pagar los 100 soberanos”.
Más bien, el curso forzoso provoca abusos, es antinatural, rígido y arbitrario, permite al deudor pagar con una moneda que el acreedor no quiere; obliga a comprar y vender, ahorrar y almacenar moneda que se devalúa, etc.
Por lógica consecuencia, la abolición de dicho monopolio tiene como efecto la desaparición de los bancos centrales tal como los conocemos, entonces Hayek llama al activismo para conformar un Movimiento de Dinero Libre, comparable al Movimiento de Libre Comercio del siglo XIX.