El capitalismo popular es una forma revolucionaria de participar en la economía global. Este enfoque se centra en fortalecer la propiedad privada, fomentar la iniciativa individual y mantener un mercado libre. Un objetivo clave es aumentar la participación de la gente en los mercados de valores, como las bolsas de acciones y bonos. Esto se hace para que más personas tengan acceso a las ganancias que generan las empresas y los mercados, tanto en sus propios países como en todo el mundo.
Este sistema económico no solo promueve la inversión, sino que también busca educar a la gente para que se convierta en inversionistas bien informados y conectados internacionalmente. Se anima a las personas a invertir en el mercado de valores, ya sea por su cuenta o con ayuda de fondos de inversión y asesores especializados en la evaluación de riesgos. El fin es mejorar el bienestar general de la sociedad. Es importante entender que nadie se enriquece del salario, sino de hacer inversiones inteligentes y a largo plazo.
Una parte fundamental de este enfoque son las inversiones que, con el tiempo, generan beneficios de manera continua. Esto es crucial para que la gente pueda manejar su futuro financiero. Con estas inversiones, no solo se benefician del crecimiento económico, sino que también pueden planificar para el futuro, por ejemplo, para su jubilación.
Vamos a ver algunos datos. En EEUU, el 61% de los adultos invierte en el mercado de valores, y entre los jóvenes de 18 a 29 años, ese porcentaje es del 41%, según Gallup. Esto significa que las acciones de empresas en manos de estadounidenses equivalen a más del 165% del PIB del país, y eso sin contar con otras inversiones en el extranjero.
En Bolivia, la situación es muy diferente. Solo alrededor del 0,6% de los adultos invierte en el mercado local de valores, mientras que en Perú es el 6%. En Bolivia, las inversiones en acciones de empresas son casi inexistentes, en contraste con China (19%), España (20%), Canadá (39%), Singapur (50%) y Hong Kong (57%). Estos números no solo reflejan cómo participa la gente en la economía, sino también la cultura financiera y las oportunidades de inversión que tienen.
Mirando hacia otros países, invertir en mercados extranjeros es una gran oportunidad. Por ejemplo, en EEUU, índices como el Nasdaq, que agrupa empresas de tecnología y crecimiento rápido, han tenido un rendimiento anual promedio del 17% en la última década. El S&P 500 y el Dow Jones también han dado buenos resultados, con rendimientos anuales del 10% al 11% en dólares, ajustados por inflación y reinversión de dividendos. Estos no son solo números, sino oportunidades reales de crecimiento para cualquier inversionista, sin importar dónde esté.
En el caso de gigantes tecnológicos como Apple y Microsoft, las cifras son aún más impresionantes: rentabilidades promedio del 26% anual en la última década. Esto es mucho más alto que lo que ofrecen las AFP en Bolivia, que es aproximadamente el 4% anual. Además, invertir en estas empresas es accesible: la inversión mínima en EEUU puede ser de solo 1 dólar, y para acciones en Apple y Microsoft, se necesita aproximadamente 187 y 371 dólares, respectivamente. Estas inversiones no solo son rentables, sino que también pueden usarse como garantía para préstamos.
La posibilidad de invertir directamente en empresas, índices, fondos de inversión y una variedad de productos financieros tanto nacionales como internacionales debería ser accesible para todos. Cada dólar invertido en el extranjero puede aumentar su valor y volver al país convertido en 1,26 dólares, por ejemplo, siempre y cuando se cuente con un Gobierno que apoye estas iniciativas.
Sin embargo, en Bolivia enfrentamos retos significativos, como una burocracia que limita las posibilidades de invertir en cualquier parte. Estamos en un momento decisivo en el que debemos elegir entre aceptar estas limitaciones o mirar hacia una perspectiva global. El capitalismo popular surge como una solución clara, impulsando reformas que faciliten tanto la inversión local como internacional. No es solo un camino hacia la prosperidad personal, sino también un medio esencial para impulsar el desarrollo económico de Bolivia.
El autor es analista financiero, Twitter: JaimeDunn_