Mañana, viernes, es una fecha muy importante en el contexto de lo que debería ser la celebración del bicentenario de la fundación de Bolivia: recordaremos los 199 años del decreto que la posibilitó.
El 9 de febrero de 1825 cayó en miércoles. Sucre cruzó el Desaguadero tres días antes y no llegó con su ejército completo porque la segunda división, que se había repartido en el sur peruano, no había alcanzado a reunirse para la partida en conjunto. Esa división llegaría entre el 22 de febrero y 4 de marzo, luego de perder 66 hombres por una nevada en la cordillera de Vilcanota, así que su ingreso al Alto Perú tuvo un alto costo.
Básicamente, el decreto del 9 de febrero convocó a una asamblea de diputados de las provincias de Charcas que debía deliberar sobre su suerte. Como todos sabemos, esa asamblea no solo “deliberó”, sino que “constituyó” la República Bolívar, hoy Bolivia. Por eso es que existe unanimidad al decir que esta norma viabilizó la fundación de nuestro país, que declaró su independencia el 6 de agosto de ese año.
Pero existen más razones para hablar de la importancia de este decreto.
En su resolución décima, el decreto anticipaba las intenciones de Sucre respecto a lo que sería el nuevo país ya que luego de llamar “provincias” a las unidades territoriales del Alto Perú en los considerandos y primeros artículos resolutivos, pasaba a denominarles “Departamentos”. Y aquí encuentro un detalle interesante: hasta entonces, Santa Cruz había estado en una situación compleja porque era una provincia con ese nombre, pero la sede del gobierno era Cochabamba. Lo que hizo el decreto fue crear, de facto, los Departamentos de Santa Cruz y Cochabamba, reconociendo diputados para cada uno.
Como se ve, esta norma es importante y daba lugar a que los especialistas la estudien por grupos y la debatan junto a los temas pendientes de nuestra historia. ¿Quieren apostar a que mañana no habrá ningún acto festivo por su aniversario? Estamos a escasos 18 meses del bicentenario de la independencia, pero, en lugar de estar debatiendo sobre las circunstancias que derivaron en la fundación de Bolivia, o lo que se trató en la asamblea fundacional, estamos con la cabeza metida en cualquier otra cosa.
El país estaba bloqueado hasta el martes y, hoy, ciudades como Tarija y Potosí se entregarán de lleno al festejo por el Jueves de Comadres porque, claro está, ya estamos en carnavales.
No nos extrañemos, entonces, del atraso de Bolivia. Hace mucho que el país ha perdido el rumbo y el interés de la gente se reparte entre los videos cortos de las redes sociales, torneos de fútbol y, claro está, el deporte de empinar el codo que cada vez es menos viril por la cantidad de mujeres que también lo practican.
El autor es Premio Nacional en Historia del Periodismo