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Más de 7.334.000 bolivianos estamos habilitados para votar hoy en las terceras elecciones judiciales de nuestra historia. Son comicios en los que, como lo admite el presidente del Órgano Electoral Plurinacional, “a los ciudadanos y ciudadanas, no les gusta este sistema de elección de jueces”.
Ese disgusto permite pensar que, igual que en 2011 y 2017, una mayoría de los sufragios —más del 50%— no serán válidos.
Una de las paradojas fundamentales de la representación democrática radica en la cuestión de la representatividad genuina. Aunque los representantes son elegidos para actuar en nombre del pueblo, ¿realmente reflejan las opiniones, intereses y diversidad del electorado? En la práctica, la representación puede está distorsionada por influencias económicas, desigualdades sociales y sistemas electorales que favorecen a ciertos grupos sobre otros.
Una de las paradojas fundamentales de la representación democrática radica en la cuestión de la representatividad genuina. Aunque los representantes son elegidos para actuar en nombre del pueblo, ¿realmente reflejan las opiniones, intereses y diversidad del electorado? En la práctica, la representación puede está distorsionada por influencias económicas, desigualdades sociales y sistemas electorales que favorecen a ciertos grupos sobre otros.
El antropólogo Claudio Lomnitz reunió siete conferencias dictadas en El Colegio Nacional de México, en un brillante libro titulado Para una teología política del crimen organizado, que ofrece varios conceptos analíticos que pueden ser de utilidad para nuevas aproximaciones a la interacción entre narcotráfico, Estado y sociedad, también aquí en Bolivia.
El antropólogo Claudio Lomnitz reunió siete conferencias dictadas en El Colegio Nacional de México, en un brillante libro titulado Para una teología política del crimen organizado, que ofrece varios conceptos analíticos que pueden ser de utilidad para nuevas aproximaciones a la interacción entre narcotráfico, Estado y sociedad, también aquí en Bolivia.
Uno de los desafíos mayores de la sociología y las ciencias políticas se presentó cuando ambas se dieron a la tarea de definir qué era el fascismo. La imposibilidad de darle una definición estriba en el hecho de que el fascismo se amalgama con la tradición política, la cultura e incluso la idiosincrasia de la sociedad donde se pretende imponerlo, de manera que el fascismo italiano de Mussolini no era exactamente igual al español de Francisco Franco, al alemán de Hitler o al japonés de Hirohito.
Uno de los desafíos mayores de la sociología y las ciencias políticas se presentó cuando ambas se dieron a la tarea de definir qué era el fascismo. La imposibilidad de darle una definición estriba en el hecho de que el fascismo se amalgama con la tradición política, la cultura e incluso la idiosincrasia de la sociedad donde se pretende imponerlo, de manera que el fascismo italiano de Mussolini no era exactamente igual al español de Francisco Franco, al alemán de Hitler o al japonés de Hirohito.
La temprana electoralización de la agenda política y la crisis que atravesamos, están generando en el país un intenso debate sobre el rol que debe desempeñar el Estado en la economía. Aunque la controversia no es nueva ni es exclusiva de nuestra sociedad, su consideración va a ser fundamental en los espacios de reflexión y análisis especializados.
La temprana electoralización de la agenda política y la crisis que atravesamos, están generando en el país un intenso debate sobre el rol que debe desempeñar el Estado en la economía. Aunque la controversia no es nueva ni es exclusiva de nuestra sociedad, su consideración va a ser fundamental en los espacios de reflexión y análisis especializados.