En psicología existe una gran variedad de técnicas a la hora de hacer terapia e intentar ayudar a un paciente. Una de las más extendidas en los últimos años, que, sobre todo, se realiza desde la psicología conductual, es el análisis funcional de conducta.
¿Qué es un análisis funcional de conducta?
Un enfoque en la psicología llamado análisis funcional de conducta ayuda a comprender las motivaciones de las personas para hacer lo que hacen. Se usa para identificar las funciones del comportamiento o las consecuencias que una persona obtiene al participar en uno determinado.
Es un método sistemático para encontrar las causas fundamentales de la perturbación humana. La idea fundamental del análisis funcional de conducta es que el comportamiento perturbado es una respuesta a algo que sucedió en el pasado. Las personas pueden identificar lo que sucedió y tomar medidas al analizar lo que sucedió.
La información más importante del paciente se puede organizar mediante el análisis funcional de conducta. Se consideran las relaciones sociales de la persona, sus comportamientos problemáticos y los eventos que han tenido un impacto en el origen y mantenimiento del problema. Se espera encontrar una solución después de recopilar esta información y encontrar explicaciones para los comportamientos problemáticos.
El psicólogo no sólo encuentra cosas que no funcionan con el paciente; debe encontrar una explicación de por qué la persona se comporta así y relacionarla con eventos previos. Por lo tanto, para llevar a cabo el análisis funcional de conducta, es esencial descubrir las conexiones entre lo que la persona ha experimentado y su comportamiento actual.
¿Cómo hacer el análisis funcional de conducta?
En general, en una terapia conductual, los terapeutas pretenden recoger información en las dos primeras sesiones, mientras que en la tercera dan su visión y su propuesta e intentan hacer entender a la persona su problema (hipótesis de origen e hipótesis de mantenimiento) y, a partir de la tercera sesión, se pone en marcha la intervención.
De toda la información que se recoge para hacer el análisis funcional de conducta en psicología, alguna parte se puede encontrar en predisponentes, que es una variable que predispone a que alguien acabe teniendo un problema. Algo que me ha convertido en una persona vulnerable para acabar teniendo un problema. Por ejemplo, ser mujer te hace más vulnerable para tener un TCA, respecto a los hombres. Tiene que estar antes de la aparición del problema. Predisponentes encontramos de tres tipos:
Biológicos: cuestiones de tipo biológico, falta de hierro para acabar teniendo anemia, por ejemplo. El sexo también es biológico.
Aprendizajes previos: cualquier cosa que haya aprendido antes de tener el problema y que luego acabe desembocando en el propio problema. Niveles de autoestima, por ejemplo. Cosas de casa, barrio… lo cercano se mete aquí.
Contexto: algo más social, algo más macro. Variable que tiene que ver no sólo con mi entorno, sino con ser español, ser europeo, una crisis nacional…
Tras ver los predisponentes en el análisis funcional de conducta, se verá el precipitante. Si se cogen todos los predisponentes y se mete el precipitante, aparece el problema. El precipitante es el gatillo de la pistola, y los predisponentes son las balas. Suele ser algo concreto que precipita la aparición del problema. Se debe tener en cuenta que no siempre hay necesariamente un precipitante, puede no haber ninguno o, simplemente, que no se encuentre.
Por otro lado, tras analizar detalladamente los precipitantes y los predisponentes, se encuentran los mantenedores, que se dividen en dos tipos:
Estímulos delta: estímulos que inhiben la aparición de la conducta problema.
Estímulos discriminativos: estímulos que facilitan la aparición de la conducta problema.