Los bloqueos organizados por Evo Morales han dejado de ser simples manifestaciones políticas para convertirse en una amenaza directa al desarrollo y estabilidad de Bolivia. A lo largo de los años, Morales ha utilizado estas medidas como herramienta de presión, pero hoy sus acciones responden claramente a un interés personal, sin considerar el enorme costo económico y social de estas decisiones. Los recientes bloqueos no sólo afectan al país, sino que dañan profundamente su imagen internacional, afectando sectores vitales como la industria, el comercio y el turismo.
Estos cierres de vías no sólo impiden el desarrollo económico, sino que proyectan una imagen de inestabilidad que podría generar sanciones por parte del Mercosur, el quinto bloque comercial más importante del mundo. Justo cuando Bolivia se esfuerza por integrarse en este mercado, Morales parece decidido a sabotear el avance.
El sector privado teme que estas medidas impidan alcanzar la meta de 10 mil millones de dólares en exportaciones este año, cifra que ya es casi mil millones inferior a la de 2023 y cuatro mil millones menor que en 2022.
La caída en las exportaciones ha sido notable, con una disminución del 21 por ciento hasta junio de 2024 en comparación con el mismo periodo de 2023. Entre las causas de esta contracción destacan la reducción en la producción de gas y productos agropecuarios, la variación de precios internacionales y, en algunos casos, la falta de dólares para la importación de insumos necesarios.
Los pequeños productores también ven cómo su trabajo se pierde debido a la imposibilidad de circular por las carreteras. Los productos agropecuarios han sido los más afectados por estos bloqueos, lo que ha derivado en un aumento significativo de precios. En La Paz, por ejemplo, el precio de 13 productos esenciales ha pasado de 278 a más de 311 bolivianos, una carga insostenible para las familias.
El turismo, un sector clave para el país, también ha sufrido un golpe contundente.
En esta situación, Morales ha anunciado una nueva marcha “para salvar a Bolivia”, que desde Oruro llegará hasta La Paz. Mientras tanto, el Gobierno de Luis Arce sostiene que esta movilización busca desestabilizar al país y habilitar a Morales como candidato.
Es evidente que los bloqueos organizados por Morales no buscan el bienestar del país, sino mantener su influencia política a cualquier costo. Mientras él y sus aliados persisten en su estrategia de desestabilización, Bolivia se hunde en una espiral de pérdidas económicas, tensión social y aislamiento internacional. Si Bolivia quiere ser un país viable, atractivo para las inversiones y capaz de sostener su crecimiento, no puede seguir tolerando este tipo de medidas destructivas.