Muchos no tomaron en cuenta la enorme gravedad de lo que significa la frase “refundación del Estado” introducida en la Nueva Constitución y pasó como un simple decir retórico.
Refundar quiere decir “deshacer, destruir una cosa para construir algo distinto”. Para “refundar el Estado” primero se “destruye” cada una de las instituciones públicas (Legislativo, Judicial, Electoral, gobernaciones, municipios, cajas de salud, hospitales públicos, sistema educativo, Policía, Fiscalía, YPFB, COMIBOL, Impuestos, Aduana, organizaciones sindicales, cívicas, sistema aeronáutico, etc.).
Y después, con un solo empujón van desmoronándose las entidades privadas. Esta acción destructiva está casi cumplida y luego se debe continuar con la instauración “plena” del régimen totalitario, labor que se decidirá el próximo año.
Esta “refundación” no se da por proceso espontáneo, tiene sus impulsores, empezó su ejecución el año 2006 con el funcionamiento de la escamoteada y engañosa Asamblea Constituyente, pero la planificación y experimentos para la “refundación” data de muchos años antes del 2006 bajo la dirección de fuerzas internacionales.
Por ejemplo, desde el año 1994 ya se vio cómo, insolentemente, aparecían en la cátedra universitaria o en la judicatura personajes desprovistos de preparación cultural, competencia profesional o de ética. Así empezaba la destrucción sutil.
Los actores de este proceso “refundacional” (destructivo) están amontonados en tres grupos: a) los constituyentes oficialistas y “opositores”; b) los parlamentarios de ese tiempo; y, b) el nefasto Comité Especial Interpartidario convocado ilegítimamente por el exvicepresidente García Linera producto del interpartidario Pacto de Octubre (compuesto por el masismo y la “oposición”) que sustituyó delictivamente a la Asamblea Constituyente y que, finalmente, sirvió para que entre todos ellos aprobaran la “venerable” Constitución que hoy es subvertida por sus propios autores y sus “custodios”.
Dicha Constitución fue redactada por abogados españoles desocupados en su país que fueron contratados para esta tarea y que ocultamente hacían su trabajo en oficinas de la Lotería Nacional, señalándose entre ellos a Roberto Viciano, Rubén Martínez Dalmau, Juan Carlos Monedero, José Luis Martínez, Albert Noguera, Alfredo Serrano y otros, todos éstos componentes del Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) de España vinculado a Creemos de ese país y al socialismo del siglo XXI.
Todos estos son los autores de la “refundación”; es decir, de la actual “destrucción de Bolivia” tal como se la sufre hoy —salvando una que otra excepción— muchos de los cuales se hacen de la vista gorda y se lavan las manos pilatunamente.
Dichos constituyentes con nombres y fotografías por departamento figuran en la dirección https://www.vicepresidencia.gob.bo/IMG/pdf/preambulo.pdf , a partir de la página 33. Es necesario recordarlos.
La lista de los parlamentarios de entonces también está en páginas de Internet donde se encontrarán a los más “furibundos opositores” que colaboraron con el plurinacionalismo muchos de los cuales “sin miedo” llegaron a ocupar ministerios y viceministerios del gobierno del MAS, incluso les fue concedida la presidencia de la Cámara de Senadores, resaltando también uno de Podemos que se declaró “neomasista”, que hoy funge de investigador político y que pasó por casi todos los partidos políticos del país.
Todos estos aprobaron la “refundación del Estado” desechando la República de Bolivia para convertirla en mortífero Estado Plurinacional.
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