La Alcaldía de Cochabamba recuperó ayer un predio municipal que se encuentra en la OTB Queru Queru Central, al norte de la ciudad. Los vecinos calificaron la intervención como un avasallamiento de su sede.
Según la subalcaldesa de la comuna Adela Zamudio, Bianca Molina, hace tres años se intentó dialogar con los vecinos y dirigentes de la OTB para darle un uso adecuado a la infraestructura que se construyó con recursos económicos del municipio.
“Esta infraestructura es propiedad de todos los cochabambinos. Por ese motivo, a partir de la fecha, la subalcaldía se va a hacer cargo de la administración”, señaló.
La subalcaldesa indicó también que los vecinos podrán seguir utilizando el inmueble para sus reuniones, pero antes tendrán un encuentro con los dirigentes para tratar el tema.
En el edificio se instaló un grupo bomberos voluntarios, luego de un convenio con los dirigentes. Pero los funcionarios de la Alcaldía constataron que existe desorden y deterioro. El vicepresidente de la OTB Queru Queru, Adrián Arteaga, señaló que la intervención de la sede fue forzada, porque se ingresó rompiendo candados. “Nunca se hizo un mal uso del inmueble; esto es un avasallamiento”, acotó.
La Alcaldía procedió a realizar el resguardo.
Mas allá de su impacto mediático, el caso Pelicot —cuyo juicio concluyó ayer en Aviñón, Francia, con sentencias de prisión para los 51 condenados por violación a la esposa de uno de ellos— motiva reflexiones acerca de este tipo de sucesos y la manera como la sociedad los percibe.
La presidencia no es una responsabilidad para aprender en el cargo. Es decir, para conducir un país se requiere de formación y experiencia. Caso contrario corremos el riesgo de improvisar y equivocarnos.
Más aun, los candidatos no deben presentar solo lo que prometen hacer en el futuro, sino lo que han hecho antes: qué formación profesional, qué experiencia de gobierno, qué pruebas de integridad moral, qué apego a la democracia y qué apego a la institucionalidad han defendido.
La presidencia no es una responsabilidad para aprender en el cargo. Es decir, para conducir un país se requiere de formación y experiencia. Caso contrario corremos el riesgo de improvisar y equivocarnos.
Más aun, los candidatos no deben presentar solo lo que prometen hacer en el futuro, sino lo que han hecho antes: qué formación profesional, qué experiencia de gobierno, qué pruebas de integridad moral, qué apego a la democracia y qué apego a la institucionalidad han defendido.
CARLOS DERPIC SALAZAR
El título de esta columna no hace alusión a los hermosos bailecitos del folklore boliviano, sino a la espantosa y demagógica práctica en que el MAS sumió a Bolivia con la engañifa de “democratizar la justicia” que, tuvo, el pasado domingo 15 de diciembre, su tercera versión.
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Hace algunos días, los bolivianos asistimos a elegir una vez más a las máximas autoridades de las cuatro instituciones del Órgano Judicial, que ejercerán sus cargos por seis años. Y lo hicimos obligados por el mandato de la Constitución, bajo amenaza de sanciones pecuniarias y ante el riesgo de vernos impedidos de ejercer derechos ciudadanos que nada tienen que ver con este proceso.
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CARLOS DERPIC SALAZAR
El título de esta columna no hace alusión a los hermosos bailecitos del folklore boliviano, sino a la espantosa y demagógica práctica en que el MAS sumió a Bolivia con la engañifa de “democratizar la justicia” que, tuvo, el pasado domingo 15 de diciembre, su tercera versión.
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