Tras la toma de la Casa del Pueblo por las Fuerzas Armadas (FFAA), a la cabeza del comandante del Ejército Juan José Zuñiga, los surtidores se llenaron de conductores quienes realizan largas filas en la ciudad de Cochabamba.
Además, la gente se volcó a los bancos y cajeros automáticos para retirar fondos, ante la incertidumbre por los sucesos recientes en la sede de Gobierno. La población también acudió a los supermercados para provisionarse de víveres.
Líderes políticos y organismos internacionales se pronunciaron en rechazo del levantamiento militar calificado como un atentado contra la democracia en Bolivia.