Manfred Reyes Villa no quiere ser relacionado con los políticos de oposición como Carlos Mesa, Jorge Tuto Quiroga o Samuel Doria Medina, pero tampoco pretende ser ligado con el "arcismo". Ha decidido abrirse camino de forma separada y buscar el apoyo con una estrategia distinta.
Si bien comenzó diciendo que no tiene nada contra los políticos tradicionales, luego vaticinó que será blanco de una guerra sucia con miras a los comicios de 2025. "Yo voy a ser objeto de guerra sucia. Todos contra Manfred. Esta megacoalición que se ha formado en Santa Cruz, la gente del MAS... Todos contra Manfred".
De esa forma, Reyes Villa descartó ser el candidato "camuflado" del presidente Luis Arce o tejer algún tipo de alianza futura con el masismo. "¿Cómo podría ser aliado de un Gobierno que tanto daño me ha hecho? El actual Presidente y el expresidente (Evo Morales) son masistas. He tenido que estar 11 años fuera de Bolivia ¿Cómo podría yo ser parte de ellos? ¿Por qué me dicen aliado de Arce? Porque yo digo que se aprueben los créditos".
En el universo del fútbol, pocas cosas sorprenden más que la pasión de una hinchada. En Bolivia, esa pasión parece impermeable incluso tras la derrota 6-0 ante Argentina, el campeón del mundo, al menos por ahora. Mientras en gran parte del mundo las burlas se multiplican y se habla de un “golpe de realidad” para la Verde, en Bolivia increíblemente el ánimo sigue en alto.
La manipulación de los resultados de las elecciones en Venezuela se ejecutó con el mismo método que en las de Bolivia de 2019.
La manipulación de los resultados de las elecciones en Venezuela se ejecutó con el mismo método que en las de Bolivia de 2019.
Es cierto que la victoria de la oposición bajo la inteligente égida de María Corina Machado en Venezuela es inevitable. La salida de la narcodictadura puede que tome un tiempo, pero sin la menor duda la derrota de Maduro y sus mafias marca el definitivo principio del fin, un final democrático que los populistas en América Latina no tenían previsto.
Es cierto que la victoria de la oposición bajo la inteligente égida de María Corina Machado en Venezuela es inevitable. La salida de la narcodictadura puede que tome un tiempo, pero sin la menor duda la derrota de Maduro y sus mafias marca el definitivo principio del fin, un final democrático que los populistas en América Latina no tenían previsto.
EDWIN CACHO HERRERA SALINAS
Dos elementos desataron la crisis política en Venezuela, tras la desazón global que produjo la maniobra del chavismo de dar como ganador de las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio al tirano. El apresuramiento en la entrega del título de presidente reelecto a Nicolás Maduro puso a la población en las calles y la demostración, vía presentación del 73,2% de las actas, transformó la indignación en furia popular en contra del régimen de los 25 años.
Dos elementos desataron la crisis política en Venezuela, tras la desazón global que produjo la maniobra del chavismo de dar como ganador de las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio al tirano. El apresuramiento en la entrega del título de presidente reelecto a Nicolás Maduro puso a la población en las calles y la demostración, vía presentación del 73,2% de las actas, transformó la indignación en furia popular en contra del régimen de los 25 años.
A través de un corto mensaje, el presidente Luis Arce afirmó hace unos días, que los bolivianos atravesamos por “adversidades internas y externas” y una “difícil situación coyuntural”, y atribuyó estos problemas a la inflación importada, la crisis climática y el contrabando inverso. En mayo de este año había expresado una opinión similar cuando dijo que “tenemos ciertas dificultades en la disponibilidad del dólar, pero no estamos en una crisis económica estructural”.
A través de un corto mensaje, el presidente Luis Arce afirmó hace unos días, que los bolivianos atravesamos por “adversidades internas y externas” y una “difícil situación coyuntural”, y atribuyó estos problemas a la inflación importada, la crisis climática y el contrabando inverso. En mayo de este año había expresado una opinión similar cuando dijo que “tenemos ciertas dificultades en la disponibilidad del dólar, pero no estamos en una crisis económica estructural”.