El italiano Jannik Sinner (3) superó al serbio y vigente campeón Novak Djokovic (1) por 6-1, 6-2, 6-7(6) y 6-3 (tres horas y 22 minutos), en las primeras semifinales del Abierto de Australia.
El joven de 22 años, que se convirtió en el primer italiano tanto en hombres como en mujeres en acceder a la final en Melbourne Park, se enfrentará en la final al ganador del choque entre el ruso Daniil Medvedev (3) y el alemán Alexander Zverev (6).
La racha del balcánico en la Rod Laver Arena llegó a su fin, después de cinco años y 33 partidos sin perder en el Abierto de Australia. Djokovic, que se perdió la edición de 2022, se quedó a ocho victorias de igualar el récord del sueco Bjorn Borg, que fue capaz de ganar 41 consecutivos en Wimbledon.
Por su parte, Sinner se confirmó como el quinto tenista italiano en disputar una final de un 'slam', y se unió a sus compatriotas Nicola Pietrangi, Matteo Berrettini, Giorgio de Stefani y Adriano Panatta.
Con la eliminación de Djokovic consumada, será la primera vez desde 2005 en el que la final del 'major' oceánico no cuenta con el suizo Roger Federer, el español Rafael Nadal o el tenista balcánico.
"Fue un partido muy duro, he empezado muy bien. Él no estaba tan bien en los dos primeros sets, en el tercer set fallé esa derecha con punto de partido. Pero esto es tenis, y tenía que seguir", afirmó Sinner en la entrevista realizada por el estadounidense Jim Courier tras la conclusión del choque.
"Siempre es bueno tener a este tipo de jugador delante, porque puedes aprender mucho. El año pasado perdí en Wimbledon contra él, pero aprendí mucho", agregó.
"Jugamos muy similar, tienes que intentar devolver tantos saques como sea posible. Intentar moverle de lado a lado, pero no voy a desvelar mi estrategia", dijo tras superar al balcánico en tres de los últimos cuatro encuentros.
"Me dijo después del partido que fuera más impredecible, moviendo más la pelota. He mejorado mucho mi saque, pero todavía puedo mejorarlo más", agregó después de que Courier recordara que el de Belgrado le dio un par de consejos al transalpino cuando le superó por primera vez en Montecarlo en 2021.
Con aroma de final anticipada, el público de la Rod Laver recibió con una ruidosa ovación a los dos tenistas más en forma del circuito, que estaban a punto de arrancar el séptimo episodio de una saga que lideraba el balcánico por 4-2 antes del choque.
El primer punto del partido fue un augurio de la tónica que adquiriría un choque marcado por la consistencia, la paciencia y los largos peloteos. El transalpino fue superior en estos aspectos y sorprendió al campeón de diez grandes con una rotura a las primeras de cambio, que silenció los impetuosos ánimos en serbio desde la grada.
El guión recordaba a aquellos cuartos de final de Wimbledon en 2022, cuando el transalpino se apresuraba en tomar una iniciativa que no soltaba con una limpieza en sus golpes que reducían al maestro Djokovic, que parecía un tenista de una calidad inferior.
Se agenció el primer set por 6-1 en tan sólo 35 minutos, tras rozar la perfección con tan sólo cuatro errores no forzados, que contrastaron con los 15 que cometió el vigente campeón.
Ambos tenistas reúnen condiciones muy similares, sólidos por los dos lados y un gran dinamismo en el juego de pies que les permite defender con éxito en situaciones muy adversas. Sin embargo, Sinner, con más frescura por los 14 años de diferencia, privó al balcánico de potenciar su principal ventaja, la variedad en los tiros y la posibilidad de acabar en la red, al tomar la iniciativa con una gran eficacia con el servicio, el resto y los primeros tiros.
Nada cambió en el segundo set, a pesar de que los aficionados balcánicos ondeaban sin parar las banderas serbias entre punto y punto con el objetivo de reanimar al campeón de 24 grandes.
Sinner, que se apuntó la segunda manga por 6-2, acabó este parcial con un 92% de los puntos con primeros saques, y cometió únicamente cuatro errores no forzados, que evidenciaron de nuevo los 14 de Djokovic.
El de Belgrado recuperó la sensación de pelota y bajó la incidencia de errores no forzados, ante un Sinner que seguía sin conceder ninguna pelota de rotura, a pesar de que bajó el porcentaje de primeros en juego.
La igualada se instauró, después que ambos tenistas mantuvieran los juegos al servicio, y el choque tuvo que ser interrumpido después de que una persona de edad avanzada tuviera que ser atendido en la parte superior de la grada situada detrás del juez de silla.
Djokovic demostró la razón por la que es el tenista más laureado de todos los tiempos y salvó una pelota de partido, después de que Sinner cometiera un error no forzado de derecha, en un punto que tenía encauzada tras cuajar un profundo resto de revés.
El transcurso del choque dio un giro radical y el vigente campeón instigó a los ruidosos aficionados del serbio, que estallaron de locura con la respuesta de un Djokovic que se apuntó la cuarta manga (7-6(6)) tras contar con ningún punto de rotura.
Ambos tenistas enfilaron los vestuarios para cambiarse los atuendos, totalmente empapados de sudor por el extenuante esfuerzo, y regresaron con gestos de hermética concentración para seguir con una lucha que superaba las dos horas y media.
Aprendió la lección el italiano, con dos años más de experiencia desde aquella remontada sufrida frente al serbio, y mantuvo la compostura para proseguir con el mismo plan: una consistencia inexpugnable y unos primos tiros muy rápidos para llevar la iniciativa.
Rompió el servicio del número para establecer el 3-1 a su favor en el luminoso, y echó tierra de por medio tras mantener su saque en el siguiente juego, frente a un agitado Djokovic que se dirigió airado a un aficionado.
No se arrugó con su saque y no concedió ninguna pelota de 'break' hasta el final de un choque que sentenció con un definitivo 6-3.
Djokovic pagó su frustración con uno de los micrófonos situados al costado del juez de silla, después de que lo golpeara con su raqueta tras la rotura del italiano en el cuarto set.
Sinner acabó el choque con un 83% de puntos conseguidos con primeros, 31 golpes ganadores y 28 errores no forzados.