Actualidad
Más de 700 trabajadores de la Cooperativa de Telecomunicaciones Cochabamba (Comteco)
La falta de diésel desencadenó una crisis profunda en Bolivia y afecta gravemente a los sectores agrícola y minero.
Al cabo de una sesión tensa en la que hubo intentos de agresión, el diputado del Movimiento Al Socialismo (MAS)
La Alcaldía de Tarija declaró ayer estado de  emergencia, tras el colapso del embovedado
Los maestros urbanos propondrán una mejor formación docente, más recursos y modificar la currícula para elevar la calidad educativa en el país
El secuestro de un teniente y un sargento de la Policía, en un punto de  bloqueo de  la carretera al municipio de Capinota
Opinión

Estamos solo en el inicio de la época de lluvias y ya comenzaron a ocurrir desastres provocados por las precipitaciones: en Tarija, en La Asunta, La Paz y Sucre. Y las alertas de posibles crecidas de ríos, emitidas por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología, son más frecuentes: tres dos semanas.

Puntos de Vista

La indignación general que causó la presentación de los resultados preliminares del Censo 2024 es el resultado de la desconfianza ciudadana en el gobierno, el rechazo a la manipulación y al uso político de la información pública, y la confirmación de la ineficiencia de las instituciones encargadas de la actualización, procesamiento y publicación de los datos que maneja el Estado Plurinacional.

La indignación general que causó la presentación de los resultados preliminares del Censo 2024 es el resultado de la desconfianza ciudadana en el gobierno, el rechazo a la manipulación y al uso político de la información pública, y la confirmación de la ineficiencia de las instituciones encargadas de la actualización, procesamiento y publicación de los datos que maneja el Estado Plurinacional.

Mientras el gobierno nos distrae con un referéndum mañudo y el acomodadizo ejecutivo de la COB propone medidas descabelladas para “proteger la economía”, los ciudadanos estamos cada día más pobres. Ante este horizonte difuso, lleno de problemas y preocupaciones y contaminado de humo de chaqueo, las alcaldías harían bien en girar el timón y, en corto plazo, darnos la posibilidad de reanimar nuestra economía. Mejor aún: generar economía de barrio por primera vez en la historia municipal. ¿Cómo?

Mientras el gobierno nos distrae con un referéndum mañudo y el acomodadizo ejecutivo de la COB propone medidas descabelladas para “proteger la economía”, los ciudadanos estamos cada día más pobres. Ante este horizonte difuso, lleno de problemas y preocupaciones y contaminado de humo de chaqueo, las alcaldías harían bien en girar el timón y, en corto plazo, darnos la posibilidad de reanimar nuestra economía. Mejor aún: generar economía de barrio por primera vez en la historia municipal. ¿Cómo?

Frente a la crisis, afirmamos que Bolivia puede vivir del turismo, que la voluntad está sembrada y las pruebas están en todo el territorio nacional, como lo venimos acompañando en la Chiquitanía, Tiwanaku, Riberalta, Samaipata, San Ignacio de Moxos, San Ignacio de Velasco, Chuquisaca con la celebración del Bicentenario y lo ratificamos en Pando la semana pasada. 

Frente a la crisis, afirmamos que Bolivia puede vivir del turismo, que la voluntad está sembrada y las pruebas están en todo el territorio nacional, como lo venimos acompañando en la Chiquitanía, Tiwanaku, Riberalta, Samaipata, San Ignacio de Moxos, San Ignacio de Velasco, Chuquisaca con la celebración del Bicentenario y lo ratificamos en Pando la semana pasada. 

El presidente dice que el modelo aplicado por el MAS desde hace 18 años sigue dando buenos resultados. Es decir que los problemas que afectan a la economía son consecuencia de una estrategia de desarrollo “fantasma”, que opera desde una suerte de clandestinidad y se filtra en las estadísticas sin otro afán que el de crear la sensación — sólo la sensación— de que todo está mal.

El presidente dice que el modelo aplicado por el MAS desde hace 18 años sigue dando buenos resultados. Es decir que los problemas que afectan a la economía son consecuencia de una estrategia de desarrollo “fantasma”, que opera desde una suerte de clandestinidad y se filtra en las estadísticas sin otro afán que el de crear la sensación — sólo la sensación— de que todo está mal.