Veinte años después de su debut en 2004, Rafael Nadal dice adiós a una trayectoria profesional jalonada de éxitos en la Copa Davis, una competición que ya ganó aquel año en Sevilla. Ésta vez lo hizo en otra ciudad andaluza, Málaga, que desde el primer momento se ha rendido a su inigualable magnetismo.
El tenista balear, con dos oros olímpicos y 92 títulos en su palmarés, veintidós de ellos Grand Slams (14 Roland Garros, 2 Abiertos de Australia, 4 Abiertos de Estados Unidos y 2 Wimbledon), abrió la eliminatoria de cuartos de final de la Copa Davis ante Países Bajos. Lo hizo ante Botic van de Zandschulp, en un duelo en el que nunca se le vio cómodo, cometió errores en el primer set que le fueron minando y acabó superado por un rival que encontró fácil sus puntos débiles. Al final, 6-4 y 6-4 en una hora y cincuenta y dos minutos.
En Málaga, con una afición entregada y rodeado de su familia y cuerpo técnico al completo en uno de los fondos, aunque sin Novak Djokovic, que había prometido estar en la grada pero no pudo, Nadal vivió un día especial para el que se venía preparando semanas.
“Es un día emotivo. Sabía que podía ser mi último partido, los momentos previos han sido difíciles de gestionar. A veces es difícil pero no puedo agradecer lo suficiente a toda la gente que me ha ayudado siempre”, dijo Nadal.
En el segundo partido de singles Carlos Alcaraz derrotó 7-6 (0) y 6-3 a Tallon Griekspoor y puso la serie 1-1. Sin embargo, Países Bajos ganó el duelo en dobles y triunfó por 2-1.