La Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) ha exigido a los panificadores que incumplen con la elaboración del “pan de batalla” la devolución de la harina entregada bajo subsidio. Franklin Flores, gerente general de Emapa, indicó que esta medida responde a que algunos beneficiarios, en lugar de emplear el insumo para el pan regulado, lo han destinado a otros productos o, incluso, mantienen sus hornos cerrados.
Flores explicó que Emapa identificó casos en los que panificadores, especialmente en El Alto y algunas panaderías de Cochabamba, están utilizando la harina para elaborar productos distintos al pan de batalla, como galletas y llauchas. Estos productos no cumplen con las condiciones del convenio firmado con el Gobierno, que prohíbe emplear la harina subsidiada en preparaciones diferentes al pan de 60 gramos, que debe venderse a un precio controlado de 0,50 bolivianos.
En respuesta a esta situación, Emapa ha suspendido la entrega de harina a los panificadores que incumplen con el acuerdo y exige la devolución de los insumos no utilizados. Flores advirtió que, de persistir las irregularidades, la entidad tomará acciones legales contra los infractores.
Hasta la fecha, Emapa ha distribuido 1.736.521 bolsas de 50 kilos de harina en regiones como La Paz, El Alto, Cochabamba y Beni, y proyecta alcanzar una entrega total de 2.400.000 bolsas en 2024. La entidad suministra la harina a un precio reducido de 136 bolivianos en las principales ciudades y de 123 en otras regiones, con el objetivo de mantener el precio del pan de batalla accesible para la población.
Después de 20 meses de iniciado, el proceso para la realización de las elecciones judiciales parece encaminarse a su fin en una modalidad ajena a lo prescrito en la Constitución Política del Estado (CPE).
Esa distorsión, la larga lista de peripecias que ha vencido este trámite y, sobre todo, la deteriorada confianza que inspira en los bolivianos la administración de justicia nacional, plantean la necesidad de un serio cuestionamiento al sistema judicial vigente en el país.
El título es el mismo de una famosa canción italiana de los años 70 y pinta de cuerpo entero una reciente entrevista que el presidente interino de YPFB, Armin Dorgathen Tapia (ADT), ha concedido a Brújula Digital, medio que la publicó resumida el 18 de enero.
El título es el mismo de una famosa canción italiana de los años 70 y pinta de cuerpo entero una reciente entrevista que el presidente interino de YPFB, Armin Dorgathen Tapia (ADT), ha concedido a Brújula Digital, medio que la publicó resumida el 18 de enero.
GARY ANTONIO RODRÍGUEZ
En el momento que vivimos es imposible no volver a abordar la escalada de bloqueos en el país. Grande es la preocupación de los directamente afectados —productores, exportadores, importadores, comerciantes, transportistas, prestadores de servicios, trabajadores, consumidores— por lo que, queriendo ser objetivo, pedí por Facebook ejemplos de los perjuicios que causan los bloqueos, “cualquiera sea el motivo y cualquiera sea el bloqueador”.
En el momento que vivimos es imposible no volver a abordar la escalada de bloqueos en el país. Grande es la preocupación de los directamente afectados —productores, exportadores, importadores, comerciantes, transportistas, prestadores de servicios, trabajadores, consumidores— por lo que, queriendo ser objetivo, pedí por Facebook ejemplos de los perjuicios que causan los bloqueos, “cualquiera sea el motivo y cualquiera sea el bloqueador”.
Parecemos un rebaño perdido. Quienes escribimos sobre la situación política de Bolivia, tanto leernos a nosotros mismos, sonamos como balidos de oveja. En un principio era como escuchar al carnero extraviado, pues nos causaba alarma, curiosidad y pena. Pero a medida que pasó el tiempo, el balido individual se fue generalizando y de ovejas extraviadas pasamos crecientemente a ser varios y muchos que damos señales de alarma cada vez mayores, generalizados y que ya sólo aturden.
Parecemos un rebaño perdido. Quienes escribimos sobre la situación política de Bolivia, tanto leernos a nosotros mismos, sonamos como balidos de oveja. En un principio era como escuchar al carnero extraviado, pues nos causaba alarma, curiosidad y pena. Pero a medida que pasó el tiempo, el balido individual se fue generalizando y de ovejas extraviadas pasamos crecientemente a ser varios y muchos que damos señales de alarma cada vez mayores, generalizados y que ya sólo aturden.
RONNIE PIÉROLA GÓMEZ
Cuando el cielo se derrumbó sobre él, Octavio Mantilla supo que todo se iba al demonio, lo pudo reconocer cuando vio que en las esquinas se formaban remolinos de basura y mugre, lo identificó cuando vio que la inmundicia se atoraba en las puertas de las casas y lo evocó cuando recordó un texto que él mismo leyó hace mucho en un libro endemoniado.
Cuando el cielo se derrumbó sobre él, Octavio Mantilla supo que todo se iba al demonio, lo pudo reconocer cuando vio que en las esquinas se formaban remolinos de basura y mugre, lo identificó cuando vio que la inmundicia se atoraba en las puertas de las casas y lo evocó cuando recordó un texto que él mismo leyó hace mucho en un libro endemoniado.