Las autoridades municipales y las organizaciones sociales del municipio de Colomi, en Cochabamba, mantienen los puntos de bloqueo que instalaron la madrugada del miércoles pasado en la carretera nueva a Santa Cruz. De acuerdo con el diputado por el MAS, Grobert Nogales, aguardan la presencia de autoridades nacionales para tratar la actualización del mapa cartográfico.
“Nuestro alcalde, concejales y todas las organizaciones sociales están esperando la predispocion de las autoridades nacionales para buscar una solución a las observaciones que tienen sobre el mapa cartográfico de referencia para el Censo de 2024. No solo es Colomi el que tiene este problema, sino también otros municipios”, sostuvo Nogales.
Asimismo, el parlamentario aseguró que ninguna autoridad bajó a Colomi para dialogar con dirigentes y autoridades municipales. Por otra parte, insistió que los datos del Censo de Población y Vivienda serán tomados en cuenta para la distribución de recursos económicos y escaños, lo que afectará a Colomi si van con el actualizado mapa referencial cartográfico.
Mientras el ejecutivo de la Federación de Trabajadores Campesinos de Colomi, Ever Guarachi, indicó que el bloqueo continua de manera indefinida y al mismo tiempo llamó a las autoridades nacionales a un diálogo sincero.
La llegada de la selección colombiana de fútbol a Bolivia ha desatado un revuelo pocas veces visto llegando a desplazar en la agenda púbica a muchas otras noticias, causando una gran expectativa por el desarrollo de la “novela” y destilando morbo, mucho morbo en el imaginario colectivo.
En toda circunstancia, los jefes de Estado o de Gobierno no pueden ni deben inmiscuirse en asuntos de política interna de otros países. No solamente porque es impropio de la alta dignidad que ostentan sino porque cada país en el marco de su soberanía debe ser respetado, independiente de su tamaño, fortaleza de su economía o número de habitantes. Si los Estados son soberanos e iguales el respeto a su soberanía no debería estar en entredicho.
En toda circunstancia, los jefes de Estado o de Gobierno no pueden ni deben inmiscuirse en asuntos de política interna de otros países. No solamente porque es impropio de la alta dignidad que ostentan sino porque cada país en el marco de su soberanía debe ser respetado, independiente de su tamaño, fortaleza de su economía o número de habitantes. Si los Estados son soberanos e iguales el respeto a su soberanía no debería estar en entredicho.
RONNIE PIÉROLA GÓMEZ
Aquel retumbe de estruendo, similar, aunque no igual, al bombo de cualquier fiesta patronal, no era otra cosa más que su propio corazón palpitando a lo loco.
Le vibraba el pecho incesante al ritmo frenético impuesto por aquel duelo de gigantes, sudaba a la par de quienes, más abajo, corrían tras una pelota que les permitía ganar millones.
Aquel retumbe de estruendo, similar, aunque no igual, al bombo de cualquier fiesta patronal, no era otra cosa más que su propio corazón palpitando a lo loco.
Le vibraba el pecho incesante al ritmo frenético impuesto por aquel duelo de gigantes, sudaba a la par de quienes, más abajo, corrían tras una pelota que les permitía ganar millones.
En toda circunstancia, los jefes de Estado o de Gobierno no pueden ni deben inmiscuirse en asuntos de política interna de otros países. No solamente porque es impropio de la alta dignidad que ostentan sino porque cada país en el marco de su soberanía debe ser respetado, independiente de su tamaño, fortaleza de su economía o número de habitantes. Si los Estados son soberanos e iguales el respeto a su soberanía no debería estar en entredicho.
En toda circunstancia, los jefes de Estado o de Gobierno no pueden ni deben inmiscuirse en asuntos de política interna de otros países. No solamente porque es impropio de la alta dignidad que ostentan sino porque cada país en el marco de su soberanía debe ser respetado, independiente de su tamaño, fortaleza de su economía o número de habitantes. Si los Estados son soberanos e iguales el respeto a su soberanía no debería estar en entredicho.
ALEJANDRA RAMÍREZ S.
Ante un proceso de desinstitucionalización cada vez más fuerte en el país —basta ver los últimos conflictos en torno a las elecciones judiciales—, acompañada por una creciente desconfianza de la población respecto de las instituciones públicas, se está reforzando la tendencia hacia el desarrollo del vigilantismo.
Ante un proceso de desinstitucionalización cada vez más fuerte en el país —basta ver los últimos conflictos en torno a las elecciones judiciales—, acompañada por una creciente desconfianza de la población respecto de las instituciones públicas, se está reforzando la tendencia hacia el desarrollo del vigilantismo.