Las autoridades municipales y las organizaciones sociales del municipio de Colomi, en Cochabamba, mantienen los puntos de bloqueo que instalaron la madrugada del miércoles pasado en la carretera nueva a Santa Cruz. De acuerdo con el diputado por el MAS, Grobert Nogales, aguardan la presencia de autoridades nacionales para tratar la actualización del mapa cartográfico.
“Nuestro alcalde, concejales y todas las organizaciones sociales están esperando la predispocion de las autoridades nacionales para buscar una solución a las observaciones que tienen sobre el mapa cartográfico de referencia para el Censo de 2024. No solo es Colomi el que tiene este problema, sino también otros municipios”, sostuvo Nogales.
Asimismo, el parlamentario aseguró que ninguna autoridad bajó a Colomi para dialogar con dirigentes y autoridades municipales. Por otra parte, insistió que los datos del Censo de Población y Vivienda serán tomados en cuenta para la distribución de recursos económicos y escaños, lo que afectará a Colomi si van con el actualizado mapa referencial cartográfico.
Mientras el ejecutivo de la Federación de Trabajadores Campesinos de Colomi, Ever Guarachi, indicó que el bloqueo continua de manera indefinida y al mismo tiempo llamó a las autoridades nacionales a un diálogo sincero.
En los últimos días, Bolivia se ha declarado en alerta epidemiológica, frente al sarampión, una enfermedad de la que no se tenían casos desde 2000. Incluso, en 2012, el país había sido declarado libre de este mal por la OMS. Sin embargo, cuatro casos han vuelto a sonar las alarmas en el país. El primero en enero de este año, en la fronteriza población de Bermejo (Tarija). Y los otros cuatro, en la última semana: tres en Oruro y el ultimo en Tapacarí (Cochabamba).
En algún momento, los habitantes de La Paz cedieron su espacio vital a una larga lista de grupos corporativos, sindicatos, autoridades, policías y militares. Pocas ciudades enfrentan tantos tormentos cotidianos, la mayoría de los cuales son evitables. Hace una semana, los extraños movimientos de vehículos militares y de uniformados en la principal plaza subieron la tensión ciudadana al borde de un ataque de nervios.
En algún momento, los habitantes de La Paz cedieron su espacio vital a una larga lista de grupos corporativos, sindicatos, autoridades, policías y militares. Pocas ciudades enfrentan tantos tormentos cotidianos, la mayoría de los cuales son evitables. Hace una semana, los extraños movimientos de vehículos militares y de uniformados en la principal plaza subieron la tensión ciudadana al borde de un ataque de nervios.
El 10 de octubre de 2022, Bolivia cumplió 40 años desde que en 1982 se restaurase la democracia.
Fueron 18 años de dictadura militar. Desde René Barrientos Ortuño, 1964, hasta Guido Vildoso Calderón, que posibilitó una apertura democrática hacia un gobierno civil, el de Hernán Siles Suazo.
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A fines de mayo, la Policía aprehendió al gerente de la constructora Las Loritas, acusado por estafa múltiple y uso indebido de influencias. La denuncia se extendió a autoridades de la alcaldía paceña porque, además de haberle permitido violar la normativa de construcción en varios edificios, le concedieron, lean esto, el galardón “Prócer Pedro Domingo Murillo”.
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Hay, ciertamente, varias hipótesis en relación a lo sucedido la tarde del 26 de junio de 2024. En tres horas y media, termina lo que se inició con “movimientos irregulares de tropas”, la toma del palacio de gobierno, la posesión del nuevo alto mando militar y la instrucción de retiro de tropas de la plaza Murillo, del flamante comandante general.
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