En los últimos días, Bolivia se ha declarado en alerta epidemiológica, frente al sarampión, una enfermedad de la que no se tenían casos desde 2000. Incluso, en 2012, el país había sido declarado libre de este mal por la OMS. Sin embargo, cuatro casos han vuelto a sonar las alarmas en el país. El primero en enero de este año, en la fronteriza población de Bermejo (Tarija). Y los otros cuatro, en la última semana: tres en Oruro y el ultimo en Tapacarí (Cochabamba).
La alarma cundió rápidamente en el país y las autoridades sanitarias declararon alerta epidemiológica. Cómo no hacerlo si el sarampión es una enfermedad altamente contagiosa, mucho más que el Covid, según dicen los médicos expertos en epidemiología, pues se transmite por el aire. Sólo para tener una idea, por cada caso confirmado de sarampión, suelen contagiarse entre nueve y 18 personas.
Felizmente, el primer caso, el detectado en Bermejo, no sólo fue declarado “importado”, sino que además se lo controló por completo. En cuanto a los cuatro de esta semana uno fue declarado positivo: el de un niño de dos años y tres meses (en Oruro), al que se lo tendrá bajo cuidado y vigilancia (por 21 días). Los otros dos son niños que tuvieron contacto con el primero, pero a quienes ya se les descartó la enfermedad, lo mismo que al de Cochabamba (que fue un caso aparte), con lo que en los hechos sólo hay un caso plenamente confirmado.
De cualquier manera, la alerta epidemiológica se mantiene y se vacunó a unas 800 personas que viven en el entorno inmediato del menor contagiado.
El Viceministerio de Salud ha instado a los padres de familia a llevar a sus niños a recibir sus vacunas contra el sarampión y la rubéola y no esperar a que haya casos en el vecindario o en la escuela. Los niños deben recibir dos dosis, la primera a los 12 meses y segunda entre los 18 y 23 meses, pero, por la emergencia sanitaria, recibirán la segunda dosis cuatro semanas después de la primera.
Además, hay que tomar nota de que, por la pandemia del coronavirus, fueron descuidadas otras enfermedades, por lo que ahora corresponde tomar medidas al respecto.
En abril pasado, Unicef alertó sobre el preocupante descenso de la vacunación infantil en el mundo después de la pandemia de la covid-19.
El Estado Mundial de la Infancia reveló que entre 2019 y 2021 (cuando bajó el covid), 67 millones de niños no fueron vacunados, y en América Latina y el Caribe uno de cada cuatro niños no recibió sus vacunas vitales, mientras que más de 1,7 millones no recibieron ninguna vacuna.
Es deber de las autoridades proveer las vacunas y ponerlas al acceso de la ciudadanía, pero también es responsabilidad de la población preocuparse por la inmunización de sus hijos.