Las visitas a la casa-museo del dictador soviético Iósif Stalin, en su ciudad natal de Gori, se dispararon en 2023, cuando ascendieron a 137.193 y superaron en más de un 50 por ciento las del año anterior, según informaron hoy a EFE en el museo.
"La inmensa mayoría de los visitantes, 122.348, fueron extranjeros, principalmente chinos y rusos", dijo a EFE la portavoz de la casa-museo Keteván Mujadze.
Agregó que, entre los turistas europeos, los polacos y los alemanes son lo que muestran más interés en visitar la casa donde el 21 de diciembre de 1879 nació Stalin, que vivió hasta 16 años en Gori, tras lo cual se trasladó a Tiflis para ingresar en un seminario.
Mujadze indicó que el récord de visitas, más de 175.000, se registró en 2019, año cuando se recordó el 140 aniversario del natalicio del dictador soviético.
En la casa-museo abierta en 1957 y en su recinto se exhibe un capote, una pipa y otros objetos personales de Stalin, así como el vagón de tren en el que viajó a las históricas conferencias de Teherán y Yalta, durante la Segunda Guerra Mundial, y la de Postdam, tras la derrota de Alemania.
La figura de Stalin hasta el día de hoy agita pasiones en Georgia, cuyos habitantes fueron reprimidos con la misma o más dureza que los demás soviéticos durante los 30 años de su régimen dictatorial.
El pasado sábado varios cientos de georgianos salieron a protestar en la capital de Georgia tras la vandalización y retirada de un icono con la imagen Stalin junto a la santa Matriona de la Catedral de la Santísima Trinidad de Tiflis por la Iglesia ortodoxa georgiana.
La manifestación fue convocada por el movimiento radical prorruso Alt-Info, autoproclamado "defensor de las tradiciones ortodoxas" y activo opositor a cualquier manifestación LGTB en Georgia.
Zurab Majardze, representante del movimiento, exigió castigar severamente a la activista opositora Nata Peradze, que vandalizó el icono con pintura roja.
"No permitiremos ataques contra nuestras reliquias. Las ofensas a la iglesia son una línea roja", recalcó.