Homero Carvalho Oliva
La filóloga y profesora Claudia Vaca, con una vida de viajes desde su niñez, en el tren con su abuelo, y experta en migrar, una realidad que ha sido parte de su existencia junto a su familia chiquitana, buscando mejores condiciones de vida, han experimentado el ir y venir de Santa Cruz a Roboré, de Roboré a Puerto Suárez, a Campo Grande, Corumbá (Brasil). En adulta ha seguido buscando lo que en tierra propia no le quisieron dar, Claudia ha viajado por los cinco continentes, se ha doctorado en la Universidad de Salamanca, donde trabaja y ha fijado su residencia junto a su esposa Veranika Lis. Claudia ha pasado su vida investigando, estudiando las diversas culturas e idiomas, con becas de investigación y trabajos que ha ganado con esfuerzo propio y dedicación a lo que le gusta: aprender, leer, estudiar, enseñar, haciendo gestión cultural y educativa.
Claudia nos sorprende, cada cierto tiempo, con sus creaciones literarias, poesía, narrativa y/o ensayos eruditos en los que propone una “poÉtica” de la lectura; hace dos años nos sorprendió con su libro “Sobre rieles”, ahora nos trae Cuentos de la frontera, con grupo editorial Santillana. Éste es un libro que nos invita a sumergirnos en un universo mágico y reflexivo, invita a filosofar las crisis existenciales de la vida, especialmente diseñado para adolescentes de 12 a 15 años, aunque la buena literatura es para todas las edades, y este libro, lo es.
Este compendio de relatos cortos presenta una rica variedad de personajes valientes y aventureros, cuyas historias transcurren en la exuberante naturaleza de la Chiquitanía boliviana, una región limítrofe entre Bolivia, Brasil y Paraguay. Cuentos de la frontera de Claudia Vaca es una obra literaria que explora de manera profunda y sensible las diversas formas de fronteras que delimitan y, a la vez, conectan las experiencias humanas. A través de sus relatos, Claudia nos transporta a los bordes mismos de la vida y la muerte, la amistad y el amor, donde la migración no sólo es geográfica sino también afectiva, uniendo y separando corazones entre pueblos, países, barrios, colegios y familias. La autora navega con maestría por estas intersecciones, revelando las complejidades y sutilezas de las fronteras psicológicas, territoriales, culturales, lingüísticas y generacionales.
Los cuentos se sitúan en un pueblo de frontera, un espacio liminal que sirve como telón de fondo para las historias de personajes cuyas vidas están marcadas por el tránsito y la transformación. Claudia destaca por su habilidad para captar la esencia de estas transiciones, ofreciendo una mirada introspectiva sobre lo que significa cruzar una frontera, ya sea física o simbólica. La narrativa se entrelaza con una rica diversidad de cosmovisiones, reflejando las múltiples voces y perspectivas que coexisten en estos márgenes
Cada cuento de esta colección es una ventana a mundos míticos y humanos, donde la naturaleza no sólo es un escenario, sino también un personaje esencial que influye en las vidas de los protagonistas. Estos cuentos entretienen e invitan, a los jóvenes lectores, a reflexionar sobre temas profundos como la verdad, la identidad y la percepción.
El libro se abre con “Corazón de monte”, cuento en el que Claudia nos presenta a un protagonista que actúa como guía para aquellos que buscan la verdad en un mundo repleto de sombras y engaños. A través de su viaje, los lectores aprenden sobre la importancia de la honestidad en la búsqueda de la verdad, un mensaje poderoso para los adolescentes que están en la etapa de formación de su identidad.
En otro cuento, la autora nos presenta a Emiliana, una niña con una peculiar forma de hablar y escuchar. Sus palabras se tuercen y se mezclan, creando términos como “adrejez”, “alverés”, “plumiticación”, “sumasu” y “liblioteca”. Este relato no sólo juega con el lenguaje de una manera creativa, sino que también refleja cómo la percepción del mundo puede ser única y especial para cada individuo. Emiliana, con su manera particular de ver y entender el mundo, enseña a los lectores a apreciar las diferencias y a encontrar belleza en lo inusual. Mientras leía este cuento, en particular, intuí a la propia escritora inventando palabras, algo que hace en sus textos, ya sean poemas, cuento o ensayos.
Otra historia fascinante es la de “Micropipescópico”. Aunque no detallaré en esta reseña los pormenores de este relato, el título sugiere un enfoque en lo minúsculo y cómo incluso las cosas más pequeñas pueden tener un impacto significativo. Para Felipe, el protagonista, el título que da lugar al cuento era un “lugar, mucho más que un simple escape; era un sitio donde podía ser él mismo y vivir las experiencias más extraordinarias que su imaginación pudiera crear, pero, ante todo, podía responder muchas preguntas que tenía en mente, el Micropipescópico era poseedor de todas las respuestas”, una especie de Aleph infantil, punto donde concentra el universo
En Cuentos de la frontera, Claudia logra captar la atención y la imaginación de los adolescentes, niños y adultos con su estilo narrativo envolvente, hipnotizante y sus personajes intensamente humanos. La autora utiliza la riqueza cultural y natural de la región chiquitana para tejer historias que son tanto entretenidas como educativas. Cada cuento es una aventura que atrapa a los jóvenes lectores y los provoca a reflexionar sobre su propio mundo y su lugar en este.
El estilo de Claudia es evocador, tierno y poético, crea atmósferas propias de los cuentos antiguos, de los que se contaban alrededor de la mesa o en la cama antes de dormir; logrando que el lector sienta la tensión y el anhelo de los personajes, así como la esperanza y el desarraigo que acompaña cada cruce de frontera. Cuentos de la frontera no sólo invita a razonar sobre las barreras que nos separan, sino también sobre las conexiones que nos unen, haciendo de este libro una lectura imprescindible para quienes buscan entender las complejidades de la identidad y la pertenencia en un mundo cada vez más globalizado y fragmentado.
Claudia nos ofrece una obra conmovedora en la que cada historia es un espejo que refleja la diversidad y la riqueza de las experiencias en los límites de lo conocido y lo desconocido ¿Acaso ella misma? Cuentos de la frontera es un testimonio poderoso de las múltiples fronteras que cruzamos a lo largo de la vida y un homenaje a la resiliencia y el espíritu humano. Cuentos de la frontera es una obra imprescindible para adolescentes que buscan historias que les hablen directamente, con personajes que proyectan coraje y curiosidad. Claudia ha creado un tesoro literario que no sólo celebra la diversidad cultural de la Chiquitanía y del mundo en general, sino que también ofrece lecciones invaluables de vida.
Comentarios de algunos lectores del libro:
La lectora de 13 años, Sofía Dantas Suárez comenta el libro: “Me gustó mucho el cuento ‘Corazón de monte’, porque siento que representa la realidad de muchos niños y jóvenes, expone cómo cargamos nosotros a veces las penas de los demás, lo difícil que es lidiar con las mentiras y los engaños, y cómo cuesta recuperar la confianza en otros y en una misma, en el proceso de búsqueda, el modo metafórico de narrar, el modo en que Monte se convierte en diferentes seres vivos para sobrevivir a distintas situaciones que lo afectan y atormentan, me impresionó mucho cómo esta fantasía de transformarse en varios seres, genera que una reflexione sobre su propia identidad en constante transformación, y los cambios internos, emocionales, sentimientos profundos que experimentamos”.
Ilustraciones de Isabella Suárez Barba
El libro contiene ilustraciones de la lectora Isabella Suárez Barba, joven pintora de 14 años, quien luego de leer los cuentos Círculos para el jaguar, se sintió identificada con la necesidad de proteger la tierra y sobre todo de entregar un gesto desde el dibujo, árbol particular, incendiado con el rojo de la ira que a veces sienten los jóvenes por tanto desastre natural. También ilustró el cuento “Corazón de monte”, que la impactó, y en su comentario del libro expresa que los cuentos de este libro tienen una mezcla de fantasía con realidad, provocan ganas de pintar mucha naturaleza muerta y de plantar árboles, cuidar a los animales. Expresa: “El cuento de la mascota Dicci también me impactó y me hizo reír el modo en que se comunican Charuta con Dicci, le resultó muy acogedor saber que una nunca se separa de quienes ama, incluso después de la muerte”.
A Lucas y Davinia les divirtió mucho leer los cuentos, conversarlos, les hizo pensar en sus propios mundos de fantasía, como ser el “Micropipescópico”, se pusieron a jugar con Microlucascópico y Microdaviniacópico, como si fueran sus propios mundos, luego también exploraron las posibilidades de escribir juntos los cuentos de sus mascotas y les hizo reír el título de los “Zapatos hechos con tronco de toborochi recién florecido”, quieren hacer ese zapato y ponerse uno, expresaron. También el cuento “Nicopeto en el país de la choza” les hizo pensar en que ojalá un día el mundo deje de tener fronteras que separan, y sea sencillo relacionarnos entre los humanos, con bondad y alegría.