El 30 de enero se celebra el Día Internacional del Croissant, indiscutiblemente, uno de los dulces supremos. Se presenta en los desayunos con su encanto inconfundible, se disfruta en las meriendas como un placer único, pero ¿realmente conocemos todos los entresijos de este bollito con la seductora forma de media luna?
EL CROISSANT NO ES FRANCÉS
El croissant, o cruasán según la RAE, es un manjar que ha conquistado los paladares de todo el mundo. Sin embargo, para sorpresa de muchos, su origen no es francés, como comúnmente se cree. Según el portal de noticias RTVE, este popular bollo de hojaldre tiene una historia intrigante detrás. El croissant no es más que una adaptación francesa de un alimento vienés.
FORMA DE MEDIA LUNA
En el asedio a Viena por parte de los turcos, los panaderos vieneses, que trabajaban por la noche, descubrieron algo importante y alertaron al ejército: los turcos estaban excavando túneles bajo las murallas de la ciudad por las noches para entrar sin ser vistos. Esto permitió que los vieneses abortaran el asalto.
Tras la derrota turca, el rey de Polonia y Lituania Juan III Sobiesky, encargó a los panaderos la elaboración de unos panecillos con la forma del emblema de los turcos (la media luna) para inmortalizar la victoria. Con este encargo querían simbolizar la victoria cristiana sobre el ejército otomano.
CONSIDERADO UN MANJAR PARA RICOS
Más tarde, el croissant empezó a comercializarse y prepararse internacionalmente, solo unos pocos privilegiados podían disfrutar de él, la burguesía y la aristocracia. El motivo no es otro que el precio de los ingredientes para elaborarlo. Por entonces, en aquella época, los huevos y la mantequilla costaban tanto que hicieron que el croissant no fuera asequible para todo el mundo, más bien pasó a ser un manjar de ricos.
No fue hasta el siglo XX cuando se abarataron los precios y se hicieron asequibles para la sociedad de nivel medio. Así pues, se convirtió en un alimento más de la vida cotidiana francesa, primeramente, y más tarde global.
Receta
Aunque ahora hay numerosas formas de preparar este bollo de hojaldre, la originaria consta de ocho ingredientes, ni más ni menos: huevo, harina, leche, mantequilla, agua, azúcar, sal y levadura.
Detalle:
- ½ kg de harina
- 85 g de azúcar
- 250 ml de agua fría
- 250 g de mantequilla
- 20 g de levadura seca
- 1 huevo
- Sal
- Leche
Preparación:
1. Empieza poniendo en un bol la levadura con el ½ kg de harina. Mezcla bien con unas varillas hasta integrar por completo.
2. A continuación, añade el agua fría poco a poco hasta que se integre bien mientras remueves. Debe quedar una mezcla blanda pero sin llegar a pasarse, así que si no lo necesita no eches todo el agua.
3. Cuando la masa ya sea manejable sácala del bol, espolvorea un poco de harina en la superficie de trabajo y amasa durante unos 5 minutos.
4. Vuelve a incorporarla al bol, tápala con un trapo de cocina limpio y deja reposar unos 30 minutos.
5. Al pasar los 30 minutos, descúbrela y vuelve a amasar bien hasta que la masa quede elástica y no se rompa. Cubre nuevamente con el trapo y deja reposar otros 30 minutos.
6. Mientras tanto tienes que darle a la mantequilla forma de hoja fina. Para ello pon el cubo de mantequilla entre 2 papeles de horno y aplástala con el rodillo de cocina todo lo que puedas, hasta que quede una lámina fina.
7. Destapa la masa, dale un último amasado y cúbrela con papel film. Mete en la nevera la masa y la mantequilla durante unos 20 minutos para que cojan la misma temperatura.
8. Cuando pasen los 20 minutos, enharina la mesa de trabajo y empieza a amasar la masa con la ayuda de un rodillo hasta que quede completamente plana.
9. Saca la lámina de mantequilla y colócala justo encima de la masa (la masa debe ser el doble de la superficie de la mantequilla) y haz un paquete con las dos. Es decir, cubre la mantequilla con la masa hasta taparla. Con el rodillo amasa la masa desde el medio hacia afuera para que se unan bien y dale forma de rectángulo. Plega la masa desde los dos extremos hasta conseguir un cuadrado.
10. Mete en la nevera 10 minutos y después vuélvela a sacar y amasa otra vez de la misma manera (en total tienes que amasarla y meterla en la nevera 3 veces)
11. Ahora con la masa lista y estirada en forma de rectángulo sobre la mesa de trabajo, empieza cortando triángulos.
12. Una vez los tengas todos, déjalos reposar unos 20 minutos. Pon a calentar el horno a 170ºC y bate el huevo para pintar los cruasanes.
13. Hornéalos 25 minutos a 170ºC. Después déjalos enfriar y ya estarán listos para comerlos.