La victoria en Argentina del candidato “libertario” Javier Milei en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), el domingo último, es tan sorprendente como explicable y anticipa un cambio significativo en el paisaje político de los últimos 20 años en ese país.
Pero no solamente en Argentina, pues, de replicarse las preferencias electorales de las PASO, los resultados de los comicios generales —el 22 de octubre, en la primera vuelta y el 19 de noviembre en la segunda— tendrán efectos económicos a escala internacional, especialmente en su vecindad próxima, es decir Bolivia, y también un impacto en el contexto político de la región.
Lo sorpresivo del triunfo de Milei responde a que ésta es la primera vez que un candidato de una organización política nueva se ubica primero en los resultados de unas internas.
Su coalición, La Libertad Avanza, carece además de una gran estructura, como la de las dos más importantes de Argentina: la de la oposición actual, Juntos por el Cambio, y la del oficialismo Unión por la Patria, que ejercieron el gobierno en los últimos 20 años.
Y es precisamente ese detalle que explica la victoria de Milei que “logró conectar de manera virtuosa con un electorado hastiado de la política tradicional, a la que asocian con corrupción, incompetencia, deshonestidad y desidia. La gente, más que votar por el programa ‘libertario’ de Milei (…), votó con bronca, como expresión de su protesta y su rechazo a lo que el propio Milei bautizó como la ‘casta política’”, considera Ricardo Paz, analista político y electoral, en un artículo publicado ayer en Brújula Digital.
Es muy poco probable que Milei no llegue a una eventual segunda vuelta en las elecciones presidenciales, y es posible que en diciembre se instale en la Casa Rosada por un periodo de cuatro años.
De ser así, es dudoso que ponga en ejecución sus propuestas, muchas de ellas discutibles, pero es seguro que aplicará cambios. Prácticamente todos los numerosos analistas que publicaron sus consideraciones sobre el tema consideran que la situación económica argentina exige urgentes y rápidas reformas estructurales.
La magnitud, carácter y efectos que tendrán esos cambios son inciertos, pero los electores argentinos parecen preferir esa incertidumbre a ser gobernados por una de las coaliciones que rechazaron con su voto en las PASO.
Donde hay más certidumbre es en que antes del fin de este año las condiciones del comercio —privado e interestatal— argentino-boliviano tomarían un nuevo rumbo, como efecto de la política liberal del gobierno de Milei.
El mismo factor tendrá repercusiones inmediatas en las organizaciones sudamericanas de integración.