En un país tan diverso y complejo como Bolivia, las paradojas son una constante. Mientras en las carreteras de La Paz vuelven a estar ocupadas por bloqueadores (por el sector del lago) y la sede de Gobierno sufre la amenaza de someterse a los marchistas que pelean por la candidatura de Evo Morales, y en Cochabamba, el bloqueo de K’ara K’ara persiste a pesar de los acuerdos, inundando las calles de basura, Santa Cruz abre las puertas de la ExpoCruz con un espíritu completamente distinto: el del emprendimiento y el trabajo. En estas escenas contrastantes se revela la profunda dicotomía que vive Bolivia, donde algunos sectores luchan desde la confrontación y otros desde la creación.
Santa Cruz, una ciudad caracterizada por su pujanza económica, inauguró la Expocruz este viernes con una apuesta clara: superar los récords de años anteriores: más de 450 mil visitantes y más de 200 millones de dólares en movimiento económico “pese a las adversidades”, como bien destacaron sus organizadores. Todos esto se pretende lograr con los más de 3 mil expositores y las 32 delegaciones internacionales.
No es solo una cuestión de cifras; la Expocruz se ha consolidado como una ventana al mundo para Bolivia, una plataforma donde pequeños y grandes empresarios encuentran la oportunidad de trascender fronteras y establecer alianzas estratégicas. Además, se proyecta la creación de 70,000 empleos, un hito significativo en un país donde el desempleo es una preocupación constante.
El contraste con lo que sucede en otras partes del país es evidente. En La Paz, el expresidente Evo Morales ha vuelto a apostar su futuro con una modalidad que ya es su característica: las marchas y bloqueos, es decir, el conflicto.
La Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb) cuantificó hace pocos días en 9 millones de dólares diarios las pérdidas que ocasionan los bloqueos de carreteras y exhortó a los movilizados a sentarse en la mesa del diálogo para resolver sus demandas. Este diálogo, pese a la invitación que el presidente Luis Arce hizo a su antecesor, no llegó a realizarse.
Del lado de Cochabamba, se ha sostenido una semana completa del bloqueo en K’ara K’ara y pese a que la Alcaldía cedió al levantar el contrato que posibilitaba el uso del botadero del lugar por 25 años más persistían hasta ayer con el bloqueo impidiendo que se desfoguen las 6 mil de toneladas que persistían en las calles cochabambinas.
Esos son los escenarios en el país. Mientras algunos apuestan por el conflicto, otros prefieren emprender. Bolivia sigue siendo un país de contrastes, pero depende de nosotros elegir el camino que queremos recorrer: el del conflicto o el del progreso (pero con trabajo).