La guerra que se está dando en Ecuador, donde las mafias tratan de lograr lo que en Bolivia lograron sus similares, ha puesto a la región en el foco de todo el mundo.
Naciones Unidas ha recomendado, en un tono no irónico, que la respuesta del Estado ecuatoriano no sea desmesurada, que sea proporcional, algo que el Estado de Israel no está haciendo en Gaza, según la denuncia de Sudáfrica.
El presidente Noboa ha pedido la ayuda de Estados Unidos para enfrentar a las mafias, en vista de que se trata de un enemigo transnacional.
En Bolivia, el proyecto mafioso comenzó expulsando a la DEA y al embajador de Estados Unidos, con lo que mostró que, de veras, se trata de un conflicto transnacional.
Desde entonces, Bolivia vive bajo las condiciones impuestas por la “pax mafiosa”, definición que usó por primera vez la periodista Claire Sterling, inspirada en la pax romana, que el imperio imponía en los territorios que controlaba.
Aquí todo está consolidado. Las mafias se han distribuido el territorio boliviano. Es una balcanización mafiosa de Bolivia.
Las poderosas mafias brasileñas controlan gran parte de Santa Cruz y tienen cultivos de coca en Chapare, además de fábricas y pistas clandestinas, según dice O Globo.
Las otras mafias, como la colombiana, controlan los parques nacionales, empezando por el Amboró y el Choré.
La “pax mafiosa” ha evitado que se produzcan las peleas que en este momento incendian Ecuador, donde mexicanos y colombianos no han definido sus territorios.
Esas mafias se ocupan de enviar la droga a Estados Unidos, el segundo mercado de consumo más grande del continente. Por eso es que se pelean.
Las mafias que controlan Bolivia se han especializado en las exportaciones a Europa, África y Asia, lo que se organiza mediante un fluido sistema de avionetas que usan las 850 pistas clandestinas que existen en el país y operan a vista y paciencia del gobierno impuesto por las mafias.
Para comenzar, las mafias que operan en Bolivia atienden la demanda del primer mercado de consumo más grande del continente, que es Brasil.
El territorio del Chapare alberga, según dice el ministro de Gobierno, 90% de todas las fábricas de cocaína de Bolivia, debido a que allí surgió la idea de entregar el territorio a las mafias.
En Ecuador, en cambio, el problema es mayor porque las mafias mexicanas y colombianas no han llegado a un acuerdo.
Quizá les falte un comandante, un emperador, como el que existe en Bolivia.
Son cosas que se van creando poco a poco, según dice Claire Sterling. La “pax mafiosa” trae paz en los territorios que controla.
El autor es periodista