Ahora es el ministro de justicia, Iván Lima, quien afirma que Evo Morales fue culpable de los hechos de 2019, incluidas las muertes de Senkata y Sacaba, y lo dice tres semanas después de la misma afirmación hecha por Álvaro García Linera.
No por mayor prestigio, sino por haber sido cómplice inmediato de aquellos hechos, lo dicho por el exvicepresidente viene a tener mayor peso, sin desmerecer lo dicho por el ministro Lima.
Aquí está haciendo falta que se pronuncie la justicia boliviana, asumiendo que existiera, para incluir esas afirmaciones en los procesos que aluden, precisamente, a Senkata y Sacaba.
Si lo hiciera, lo que es su obligación, la justicia tendría que ordenar la detención del aludido, pero si no lo hiciera, tendría que poner en libertad a los 300 presos políticos, incluidos generales de las FFAA, acusados de esos hechos.
El Fiscal General debería recordar sus obligaciones y corregir su afirmación de que el caso “fraude” está cerrado, como dijo hace una semana sólo para dejar en claro, una vez más, su actitud servil ante el cocalero.
Menos mal que no dijo que el caso estuviera también archivado, lo que le da la posibilidad de revisar sus afirmaciones y reabrir también el proceso del fraude.
Estos dos personajes masistas, García Linera y Lima, tienen los suficientes antecedentes para ser reconocidos como los principales testigos directos e incluso privilegiados, para ofrecer testimonios sobre aquellos hechos.
La ventaja es que ya han dicho lo más importante cuando aseguraron que el cocalero Morales es el responsable de lo ocurrido en octubre y noviembre de 2019.
Ambos han dicho que la primera arbitrariedad del cocalero fue haber desconocido el resultado del referéndum del 21 de febrero de 2016, en el que el pueblo boliviano le dijo que no podía ser candidato nuevamente.
García Linera se refirió al hecho diciendo que se trató de un “error”, mientras que Lima se limitó a recordar que aquel veredicto popular era suficiente para inhabilitar al cocalero.
Lo que no dicen de frente, porque ambos son masistas, es que en noviembre de aquel año no hubo golpe, aunque el primero de ellos, García Linera, renunció formalmente al cargo de vice junto con el cocalero, y el segundo no lo dice porque si lo hiciera estaría poniendo en duda la legitimidad del gobierno de Luis Arce.
Pero lo cierto es que García Linera y Lima están diciendo, claramente, que los juicios “golpe 1” y “golpe 2” deben anularse para que se abra uno contra el principal culpable.