¿Dónde se ha visto que el presidente de un país instruya a su jefe del ejército que saque tropas y tanques y rodee el palacio de gobierno para subir su popularidad ya que la crisis económica es insostenible?
Hace unos días se lanzó en Bolivia una asonada golpista cívico militar que resultó una comedia de mal gusto parecida a una telenovela de bajo presupuesto. Dicha puesta en escena, habría sido un simulacro con el fin de elevar la popularidad del presidente Arce. Le salió, sin embargo, el tiro por la culata. Su popularidad está por los suelos, más aun cuando quiere presentarse como candidato a las elecciones generales de 2025.
El “supuesto” golpista, el general de ejército Juan José Zúñiga, llegó con tanques y tropas fuertemente armadas al palacio pidiendo cambios en el gabinete, restituir la democracia y liberar a los presos políticos. No tocó al presidente Arce.
Un golpe de Estado —que Bolivia ha vivido muchos— es una violenta toma del poder a través de las armas, coordinado entre varias unidades militares donde lo primero que hacen es perseguir y arrestar al primer mandatario y su gabinete, y acallar a la prensa, y donde suele haber muchas bajas.
Zúñiga cuando fue detenido —así como a otros involucrados— confesó que Arce fue quien le ordenó sacar los tanques a las calles. Consultado por la prensa si eso significaba un autogolpe, respondió “sí, es”. Ambos eran amigos cercanos y solían jugar básquetbol. Estuvieron juntos el fin de semana anterior en el colegio La Salle.
Arce rechazó el intento de Zúñiga de involucrarlo en el intento de golpe de Estado y afirmó que no es un político que va a ganar la popularidad “con la sangre del pueblo”. ¿A quién le creemos? Aquí se presenta la situación de la posverdad. Los bolivianos, que hemos sido víctimas de varios golpes de Estado, nos dimos cuenta de inmediato que esto era un simulacro de mal gusto. Los beneficiados fueron las gasolineras, los supermercados y el mercado paralelo del dólar que subió a casi 9,50 bolivianos, cuando el oficial está a 6,97. Los bolivianos quedaron indignados.
¿Quién habría coadyuvado a organizar esta comedia? Probablemente el gobierno venezolano. Hace unos días llegaron a Bolivia un grupo de 80 ciudadanos. Los venezolanos son expertos en armar estos show mediáticos. Recordemos que en 2002 hubo una crisis económica en Venezuela y se dio un golpe que derrocó al entonces presidente Chávez. Curiosamente, fue restituido dos días después. Algo parecido ocurrió con el entonces presidente Correa del Ecuador. Todos pertenecientes al ala del Socialismo del Siglo XXI. ¿Qué viene como segundo acto? El Gobierno culpará a la oposición del engorroso aparente montaje y pretenderá acusarla de ser los autores intelectuales del “supuesto golpe”. Y es probable que comiencen a perseguir a los líderes de la oposición.