Siguiendo la pequeña tradición instituida en 2021, pauso por Navidad el comentario de la actualidad política, para hacer un recuento de eventos relacionados con las letras que, de alguna forma, me tocaron o en los que participé.
Abril y mayo fueron meses de pérdidas importantes: en el primero se fue Paul Auster, escritor inmenso (otro que no llegó a recibir el Premio Nobel). Recomiendo con énfasis su novela distópica El país de las últimas cosas. A fines de mayo, partió Susana Seleme, aguda lectora de Hannah Arendt y una de las mentes más lúcidas de Bolivia.
También en mayo, dediqué una columna a recordar las Reflexiones maquiavélicas, de Pedro Shimose, “poemario que nunca podremos recomendar lo suficiente, y que ofrece una valiosa aproximación desde la subjetividad a la biografía y la obra del autor de El Príncipe.
En junio, como el año anterior, presenté en la capital noruega el Informe sobre libertad de la cultura, en el marco del Oslo Freedom Forum. En el estudio, que abarca cinco países de América Latina, continué el monitoreo sobre las persecuciones que sufren escritores y otros artistas por parte de los regímenes autoritarios.
Ya de regreso en el país, fui parte de las lecturas de cierre del Encuentro Internacional de Poesía “Ciudad de los Anillos”. También por esos días, Aníbal Crespo Ross presentó en la FIL Santa Cruz la traducción de sus Dix poèmes (Diez poemas), vertidos al francés por el quebequense Stéphane D’Amour. En líneas escritas para la contratapa, dije que “en la poesía de Aníbal se da el tránsito hacia el Yo puro, que se abre camino a través del silencio y del ocaso”.
A mediados de agosto, presenté en Santa Cruz de la Sierra mi nuevo libro de narrativa, conformado principalmente por microcuentos de literatura fantástica y bajo el título: Diario de sueños (Editorial 3600). Ese mismo mes, en Minas, Uruguay, doné a la Biblioteca Departamental ejemplares de Diario de sueños y del poemario Libro de los espejos. Me acompañó en la visita el escritor Leonardo de León, coautor de un libro publicado este año, Apuntes de retina, que constituye un ingenioso ejercicio a la manera de Georges Perec y el OuLiPo.
En septiembre, integré el jurado del Premio Nacional de Literatura “Santa Cruz de la Sierra”, este año dedicado al ensayo. Tuvimos el gusto de asignar el primer premio a Darwin Pinto Cascán, por su excelente trabajo titulado Santa Cruz y los cruceños en la guerra y la paz del Chaco.
En ese mes y en diciembre, la revista literaria Paréntesis, del PEN Santa Cruz, incluyó textos de mi autoría: el artículo Filosofía en la hamaca, dedicado a Manfredo Kempff Mercado; y el poema Ya sin mordazas de hierro, sobre las censuras sutiles y la neolengua, con un cameo del maestro Ezra Pound.
También en diciembre se presentó, en la Uagrm, Pueblos imaginarios: el libro negro del indigenismo, del autor argentino Rodrigo Iturralde, quien me honró citando en el volumen algunos de mis libros de ensayo político.
Es todo cuanto registra el parte. ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!