Enrique Araoz tiene una larga trayectoria como artista, sin embargo, confiesa que en muchos ámbitos no buscó estar presente, pero se abrieron las puertas. Esta situación lo ha llevado a mostrarse en diferentes facetas desde la música hasta el cine.
En una conversación con OH!, revela el camino que recorrió hasta ahora y también las experiencias que le ha tocado vivir, una de ellas es el papel como protagonista de la película
El visitante, al igual que su papel en la ópera Pagliacci que se presentará el próximo 1 de junio en ambientes de la Fexco.
—¿En qué momento descubrió su pasión por el canto lírico y también por la actuación?
—Ha sido algo un poco casual. En realidad, yo empecé con el piano porque mi mamá es pianista, es profesora, y yo de muy niño hasta mis 11 a 12 años estaba agarrando el piano de una manera un poco empírica, pero ya sentía que necesitaba profesionalizarme dentro de la música. Casualmente sucedió algo y de un momento a otro me quedé sin el instrumento; ante la carencia de algo con que expresar mi arte, comencé a cantar, y justo me comenzaba a cambiar la voz, por lo que fue algo que repercutió en la gente. Gustaba mi voz y terminé metido en el canto lírico operístico.
—¿Cuál es su experiencia en la actuación?
—También fue casual, porque se dio la obra Coronilla de Teófilo Vargas, la presentamos hace unos años, y esta obra, que es un melodrama, tiene partes actuadas y partes cantadas, y es de esta manera que tuve una preparación actoral por primera vez. Ahí descubrí un talento que tenía para esto, de hecho, la gente que me vio en la obra quedó muy impactada y recibí una invitación por parte de la directora de esta obra para formar parte de otras producciones dentro de su elenco. Fui incursionando en una y otra, de ahí surgió una invitación en lo audiovisual y terminé actuando como protagonista en una película que ha tenido mucho éxito, El visitante, y hace poco también tuve una invitación para grabar en Perú. Fui a grabar una película como antagonista, ahora está en su proceso de posproducción y espero que al año se termine, pero felizmente se están dando cosas que sin ser un profesional dentro de la actuación están siendo valoradas.
—¿Cuáles fueron los obstáculos que ha enfrentado?, ¿qué barreras ha superado?
—Es algo que se ha dado con mucha facilidad, mis puertas se han abierto, yo no las he buscado. Diría estas barreras, si fuera algo que yo he buscado, pero las cosas se me han dado. Lo que sí se nota en todo artista y lo que vivimos el día a día es la falta de apoyo, la falta de instituciones que solventen el cine. La Ley del Cine es algo que urge porque no hay recursos. Esta película peruana de la cual hablo viene financiada por un fondo del Gobierno peruano. Esas carencias son las que tenemos nosotros como artistas, para poder hacer esta ópera hemos pataleado mucho, hemos tocado muchas puertas y en realidad son muy pocas las que nos han dado ayuda; el apoyo que se necesita para aspirar a cosas grandes y básicamente yo creo que es eso, porque después educación, vivimos en el boom de la tecnología: agarras tu Instagram, tienes 20 mil eruditos de lo que tú escojas que por tener un like o un seguidor más, te dan sus mejores tips.
—¿Cuál es la escena que más le ha marcado?
—El aria principal de esta ópera, de Pagliacci, que es la de “Vesti la giubba”, es la parte en la que el personaje acaba de enterarse de que su esposa le ha sido infiel, estaba a punto de cometer una atrocidad pero todos lo calmaron, pero ahora debe salir a escena a hacer reír a la gente. Es un esquema muy duro, actualmente es un reto. Yo tenía un poco el temor de sobreactuarlo y en realidad tratar de transmitir lo natural, pero hay que saber hacerlo porque tampoco es dárselas de víctima a este personaje porque tú sabes, alerta de spoiler, al final termina en un feminicidio. Entonces la idea no es por ahí, es la escena que de por sí está dada dentro de la estructura de la ópera, es lo más importante, es la escena.
—¿Qué momento de su trayectoria destaca como el más importante?
—Creo que actualmente es El visitante. Realmente, el haber sido protagonista de una película ya es algo muy top. Pero no sólo eso porque en esa película pude compartir las cámaras con dos grandes actores uruguayos, eso para mí es un currículum, el haber estado con estos dos actores, pero además la película ganó grandes premios, ganó como Mejor Guion en Tribeca.
Son cosas que me han puesto a otro nivel dentro de esta cuestión natural, pero no quiero dejar de lado esto que estamos haciendo, porque el hacer una ópera es algo muy supremo, es macro y no se me había dado la oportunidad hasta ahora. Siempre he hecho arias, conciertos, cosas que son ópera, pero en sí no es un rol. Es otro reto hacerlo completo y actuarlo, que tenga un principio y un final. Entonces creo que este es otro de los grandes logros de mi carrera artística y vamos por más.
—¿Hay proyectos que tenga en mente, aparte de la obra que se va a presentar?
—La productora Udumbara es una institución, una empresa que estamos formando con mi esposa. La idea es hacer grandes puestas en escena, no solamente de óperas, sino de obras teatrales y ojalá, en un futuro no muy lejano, incursionar también en lo audiovisual. Pero, de hecho, el primer pie del proyecto está dado con esta ópera. La idea es que se conforme una especie de casa de óperas en la que anualmente se presente por lo menos un proyecto operístico.
Ya tenemos en mente la siguiente ópera para el siguiente año. Ya se está negociando con quienes van a ser parte del equipo de la apuesta escénica. Y, bueno, ahora ya solamente es continuar los pasos después del primero que acabamos de dar.
—¿Cuán importante considera que es el arte para tocar estos temas coyunturales tan importantes?
—De hecho, uno de los motivos que nos ha llevado a tomar esta ópera con la que iniciamos era esta temática tan dura del feminicidio. ¿Cómo hacerla? ¿Cómo actuarla? Es de 1820 y el pensamiento era sumamente machista y te lo presenta a este tipo como una víctima de la psicología. Y aquí no se trata de eso, o sea, en nuestra propuesta queremos hacer uso de esta herramienta que es el arte para poder invitar, convocar a la reflexión, al debate, al análisis. Entonces, realmente, desde el hecho de que, y felizmente con el apoyo de los medios que me permiten expresarlo, poder decir esto fue compuesto en 1820. Es otra idea.
Ahora es otro pensamiento, claro y evidentemente, pero debatámoslo, conversemos, porque ésta no es la forma en la que se resuelven estos conflictos que nos han enseñado en 1820. Entonces, si bien no podemos cambiar el final de la ópera, hemos hecho cambios en la actuación, en la forma de que se lo ve a mi personaje y realmente el arte es una herramienta para poder hacer estas cosas y también que nos sirva no solamente de una complacencia momentánea de la gente, sino que también incite a la reflexión, incite al pensamiento, al criterio y ojalá poder cambiar estas cosas tan arcaicas, tan prematuras.
—¿Cuál fue la respuesta que han tenido al desarrollar esta obra?
—Felizmente, hemos tenido muy buenas respuestas, feedback yo le diría que es más acertado porque yo quería escuchar la respuesta directa de la gente, me hubiera gustado estar con un micrófono y entrevistar uno por uno, pero dentro de eso he leído comentarios en Facebook, he leído gente que se ha dedicado a hacer unas palabras y dedicarnos con mucha, mucha sinceridad. Yo veo que no es un “felicidades” y ya, por quedar bien; realmente hay gente que ha quedado muy satisfecha con el trabajo y, obviamente, ha ido más allá de salir complacido. Sé que lo hemos logrado por lo menos en los comentarios que he visto, espero en manera general, pero en los comentarios que he visto puedo decir “misión cumplida” y ése es el impulso con el que nos vamos a arriesgar a hacer una segunda apuesta, porque, siendo sincero, teníamos el temor de no saber si podíamos llenar una primera presentación porque no hay un público cochabambino garantizado, no lo tenemos, mil personas es algo que se puede, pero ya hacer una segunda con otras mil personas es arriesgado.
—¿Cuál fue su experiencia personal teniendo el protagónico?, ¿cuáles fueron los desafíos de interpretar su personaje?
—Técnicamente, la música está dada para mi color de voz. Yo te diría que en lo vocal no había un reto en sí; sí en el tema actoral por esa cuestión que te digo de no tratar de victimizarlo a él, mostrarlo sí una persona machista, violenta.
Yo creo que ese ha sido básicamente el reto y, más allá de eso, he estado a cargo también junto con mi esposa de la formación del coro, de la conformación de la orquesta, de la negociación con las empresas. Creo que en realidad más va mi reto por ahí.
Dentro de lo artístico, el rol me queda muy fácil, casi no he tenido tiempo de prepararlo a cien por cien, lo he pensado. El director que vino de Alemania, que es argentino, sólo me dio algunas indicaciones para mejorar la cosa, pero después sobre la línea de lo que ya tenía en mente, de lo que creé en el proceso creativo ya estaba dado.
—¿Cuáles serían las características principales que destacan a esta obra y por qué la gente no pueden perdérsela?
—Es una ópera muy dramática, que te tiene amarrado a tu asiento de principio a fin. Hay partes muy lindas, muy románticas para darle un equilibrio en esas cosas tan intensas, pero de hecho es una ópera ligera porque en realidad todas las óperas duran más de tres horas, pero esta ópera es de las pocas que duran una hora veinte minutos. Entonces ésa es una característica: es llevadera para un público que no sabe mucho de esto, le queda perfecto para poder verla. Te deja sin respiro. Hubo gente que comentaba justamente eso, de que hubo momentos en los que se quedaban anonadadas con lo que estaba pasando. Entonces básicamente serían esas las características, dramática, intensa, corta, llevadera y lo lindo de todo es que está traducida, eso es algo que queremos destacar siempre porque ir a ver una ópera que no está en tu idioma y tú no entiendes, pero se desarrolla en una hora y veinte minutos de escuchar sólo voces lindas, no va del todo. Es necesario saber qué se está diciendo, entonces hemos hecho un subtitulado simultáneo con lo que se está cantando. Gracias a la tecnología que tenemos ahora, hemos podido desarrollar los subtítulos, mientras se va cantando, sale en las letras del generador lo que se está diciendo en el momento, o sea que la gente perfectamente lo comprende sin distraer la atención, porque a veces cuando vuelves a una película por ver el subtítulo te pierdes, pero lo hemos hecho de una forma tan estratégica que la atención está en todo, o sea que es otra de las buenas características de la producción que estamos haciendo.