En un mundo inundado por los avances tecnológicos y científicos, es fácil perder de vista lo que realmente determina el destino de la humanidad. Nos sumergimos en debates sobre la inteligencia artificial, la exploración espacial y el desarrollo económico, olvidando a menudo que el verdadero progreso no se mide únicamente en términos de logros tangibles, sino también en el desarrollo moral y ético de cada individuo y de la sociedad. Al respecto, me encantaría saber, ¿qué piensas tú, lector, de esto? ¿Qué consideras que puedes hacer desde donde estás para que el desarrollo moral y ético no se estanque y sea valorado tanto o más que el desarrollo tecnológico o científico?
A. Einstein expresó su pensar y dijo: “El destino de la humanidad depende completamente del desarrollo moral del hombre”. En esta simple frase yace una verdad profunda que merece nuestra atención, a tal punto que esta columna es el resultado de un momento de ocio de fin de semana, un docudrama sobre su vida me invitó a escribir. Me llamó la atención la mirada profunda, dolida y reflexiva cuando veía lo que había provocado su descubrimiento –una pequeña cantidad de masa podría encerrar una enorme cantidad de energía–. En ningún momento consideró que su hallazgo sobre los átomos podrían conducir a la destrucción de ciudades, la muerte de miles de personas y otras miles quedar mutiladas, quemadas, heridas o inhabilitadas de por vida.
El 12 de agosto de 2023, caminando por las calles de Berna (Suiza), privilegiadamente junto a mi esposo e hijo Nahim, conocimos el departamento de Einstein, vimos su libreta escolar, misma que no daba señales de la genialidad de ese estudiante, diría yo que todo lo contrario, y en el interior del inmueble se podía constatar la simpleza y calidez humana de quienes lo habitaban. Es increíble como algunas cosas –como nuestras casas- pueden reflejar la forma de pensar y de ser de sus habitantes.
¿Qué significa realmente el desarrollo moral del hombre en un mundo tan complejo como el nuestro? Significa cultivar valores, como la compasión, la justicia, la empatía, la fe y la responsabilidad. Significa tratar a los demás con dignidad y respeto, independientemente de nuestras diferencias. Significa no usar esos avances tecnológicos y científicos para destruirnos. Por lo menos, así lo concibió Einstein.
El desarrollo moral no es simplemente un ideal abstracto, es una necesidad urgente en un mundo que enfrenta desafíos monumentales. La historia nos ha enseñado las consecuencias devastadoras de la falta de ética y moralidad: guerras, opresión, injusticia social, destrucción ambiental. La ciencia y su avance deberían ser una bendición y no lo contrario.
Entonces, ¿cómo podemos avanzar hacia un mayor desarrollo moral? Comienza contigo, comienza conmigo. Debemos examinar nuestras propias acciones y motivaciones, reconociendo nuestros errores y comprometiéndonos a crecer y mejorar. También implica educar a otros, fomentando un sentido de responsabilidad y solidaridad, volcar la mirada hacia el Creador, buscar hacer lo correcto aunque no sea fácil hacerlo. Si priorizamos el desarrollo moral con la mitad del énfasis que se atiende el progreso material y científico, el destino de la humanidad podría ser otro. Es hora, de que reconozcamos el poder y la importancia de nuestras decisiones éticas y morales en la creación de un mundo un tanto más justo y mucho más compasivo.
“El valor de un hombre reside en lo que da y no en lo que es capaz de recibir”… (Estoy de acuerdo contigo Albert).