Hace una semana, en su mensaje con motivo de los dos años y medio de mandato, el presidente Luis Arce Catacora se refirió, entre otros aspectos, a la posibilidad de “transar en yuanes chinos, antes que en dólares estadounidenses” en las operaciones bolivianas de comercio exterior.
Al respecto, cabe preguntarse ¿cuál es la situación de los intercambios entre Bolivia y China?
El año pasado, 2022, se marcó un récord en las relaciones comerciales entre ambas naciones, con un valor de importaciones por $us 2.546 millones, pero apenas $us 788 millones de exportaciones bolivianas. Es decir que tuvimos un saldo comercial negativo de $us 1.775 millones.
Los datos proporcionados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior muestran que desde 2000 a 2022 todos los años tuvimos un déficit comercial con la China. Las importaciones de este país, durante ese periodo, crecieron en 3.537%.
De enero a marzo de 2023, tuvimos un déficit comercial acumulado de $us 349,9 millones; un dato rápido: en lo que va este año a China exportamos un valor de $us 175,1 millones e importamos $us 558,5 millones.
¿Qué productos tranzamos con esta economía? Exportamos alrededor de 66 productos, entre los que destacan los minerales como plata, zinc, y los no tradicionales como carne y madera. Importamos aproximadamente 5.000 diferentes tipos de mercancías de China, principalmente vehículos, neumáticos, herbicidas, motocicletas, y otros.
Es más, si tomásemos en cuenta los productos chinos introducidos al país de contrabando, el déficit comercial en desmedro de nuestro país sería mucho más grande. De hecho, actualmente, China ocupa el primer lugar en la lista de los países de donde provienen nuestras importaciones, el porcentaje de estas es del 20% del total.
En cambio, nuestras exportaciones a China ocupan el quinto lugar en la clasificación por país de destino, y representan apenas un 8% del total.
Veamos el panorama de algunas monedas a escala mundial. Actualmente, más del 80% del comercio internacional se realiza en dólares estadounidenses y al menos un 60% de las reservas mundiales de los bancos centrales están en esta divisa. Si nos vamos al ranking de las monedas más caras del mundo, esta lista la encabezan el dinar kuwaití, dinar bahreiní, rial omaní, y sólo más abajo aparecen el franco suizo, el euro, dólar estadounidense, en los puestos 7, 8 y 9 respectivamente, el yuan no aparece en la misma.
Esa clasificación se la hizo con base en su tipo del cambio respecto del dólar de EEUU y su nivel de inflación controlada, signos de una economía estable y fuerte.
Si vemos la lista de las monedas más estables internacionalmente, la número 1 es el franco suizo, luego el yen japonés, corona noruega, corona sueca, euro, dólar de Singapur, dólar americano, dólar australiano, libra esterlina y dólar canadiense, como observamos nuevamente el yuan no figura para nada. Entonces, ¿para que trabajar con esta divisa asiática?
No se sabe, si el presidente conocía en profundidad estos datos, ya que por obvias razones no nos convendría un comercio exterior con China en yuanes, por dos simples razones, le haríamos un enorme favor en pagarles nuestras importaciones en su moneda nacional, apreciando la misma y aumentando relativamente su demanda en el mercado, pero ¿ellos nos pagaran en yuanes por nuestro comercio exterior?
Esa sería la segunda desventaja, el yuan es una moneda muy poco utilizada, con poco valor y no se considera tampoco estable, lo cual nos obligaría nuevamente a recurrir al dólar estadounidense, ya que actualmente nuestro comercio exterior lo realizamos en esta divisa y, por sentido común, nuestra deuda bilateral como bilateral la pagamos en la divisa estadounidense. No me imagino a algún país aceptando nuestros yuanes cuando importemos bienes, y mucho menos al Banco Mundial aceptando los mismo para amortizar nuestra deuda externa.
Finalmente, al parecer es más un deseo ideológico o político de los Gobiernos de ciertos países populistas de nuestra región, que un proyecto a largo plazo, al menos eso se concluye por el momento, considerando la hegemonía del dólar de EEUU, a pesar de su tendencia a declinar.
Sin embargo, también es una necesidad clara de buscar alternativas, especialmente para algunos países, en el corto plazo, debido a la escasez o limitado acceso al dólar estadounidense en sus economías o mercados internos. En esos países un manejo desequilibrado de sus reservas internacionales y un gasto publico elevado dieron lugar a una situación delicada que, en el caso de Bolivia significó una caída del 77% en sus reservas internacionales netas (RIN) desde 2014 a 2022. Lo que provoca la actual mucha incertidumbre en el mercado cambiario.
Así que, al parecer, ¡yuan no!