Es urgente establecer un diálogo público multiescalar, de interacción y compromiso multiactoral, con madurez institucional y comunitaria, que permita entender la complejidad del territorio en los aspectos económicos, productivos y socioculturales, con el objetivo de concebir un modelo de sustentabilidad participativo y de largo plazo como política integral, que destaque varios aspectos.
Revitalización socioespacial. La planificación integral del territorio y el urbanismo participativo demandan la conciliación de intereses de grupos sociales, asignando gran relevancia a la ciudad como principal espacio público para el relacionamiento de la diversidad social, revalorizando su importancia y estableciendo lineamientos conducentes hacia una construcción social de utilidad colectiva.
La sociedad, compuesta por personas antes que potenciales sujetos funcionales, debe considerar el espacio urbano como el ámbito de pluralidad. Su estructura urbana considerada como segmento integrador y ordenador requiere ser parte de la ciudad sustentable dentro de un plan integral de manejo del espacio público que guie políticas en forma inclusiva.
Priorización del peatón y del transporte colectivo para la movilidad. Una política de transporte requiere ser parte de un modelo de sustentabilidad en un sistema integrado de planificación urbana. Su orientación debe permitir: considerar al peatón como base del sistema, generar la accesibilidad y conectividad equitativa y promover un plan de movilidad urbana disminuyendo las externalidades de contaminación y accidentalidad; y, priorizando el uso del transporte colectivo frente al individual.
La disposición de infraestructura vial multimodal, terminales e intercambiadores de transporte, debe garantizar el tráfico fluido de unidades como parte del sistema de planificación.
Medición del comportamiento ambiental. La contaminación vinculada a la expansión urbana, el crecimiento poblacional y su movilidad, el incremento del parque automotor y fuentes móviles, constituyen los principales problemas que aquejan la sustentabilidad en Cochabamba superando su capacidad de carga ecosistémica.
Desarrollar estrategias de medición que evalúen las interacciones y procesos ecológicos, así como hábitos de relación social y cooperación para el ordenamiento, la conservación, el uso y restauración sustentable de los ecosistemas serán indispensables para el desarrollo humano. Incorporar un índice metropolitano de la calidad del aire permitirá detectar variaciones en los niveles e instrumentar un programa de contingencias ambientales.
Política regional de suelo y vivienda. La inaccesibilidad a recursos y oportunidades refleja las precarias condiciones de habitabilidad, extendiendo núcleos suburbanos con alta concentración de pobreza; insuficiencia de servicios; y, tenencia irregular de la tierra, consolidando en algunos casos asentamientos espontáneos vulnerables ante la misma sociedad, la autoridad o la delincuencia.
La expansión planificada y la revitalización urbana como parte de la planificación integral del territorio requiere conciliar las políticas habitacionales con las de suelo, garantizando la oferta para segmentos socioeconómicos de los quintiles más pobres.
El derecho a la ciudad como política pública que permita el acceso social a la vivienda digna, garantía en la tenencia del suelo urbano, y posibilidad de financiamiento, constituye un desafío en el uso adecuado del suelo y la recuperación y rehabilitación de barrios periféricos, con dotación de servicios, conectividad con medios de transporte, manejo de espacios públicos y áreas verdes.
Competitividad económica. El proceso de planificación integral del territorio requiere de infraestructura y equipamientos óptimos para el desarrollo de actividades económicas, industriales y de servicios. Propiciar la capacidad de inversión de organizaciones públicas y privadas, la generación de fuentes laborales estables para elevar la productividad de la región, y la modernización de los servicios de comunicación como parte de las exigencias para un crecimiento económico sostenible.
Gestión sustentable del territorio. Una política de sustentabilidad urbana que contemple propuestas técnicas participativas de planes multitemporales y una planificación integral de la expansión, debe considerar la zonificación de usos del suelo con la definición de modelos estructurales de áreas que se incorporarán como urbanas.
Un modelo de planificación integral requiere el diseño de un plan regulador metropolitano, que incorpore tres estrategias fundamentales: el manejo de espacios públicos y el incremento de áreas verdes, la reducción de la segregación socioespacial, y el establecimiento de conectividad eficiente entre el centro y la periferia.
Gobernanza regional. La dinámica urbana ha rebasado la acción gubernamental local, por lo que es necesario reorientar estrategias con alcance metropolitano, a fin de reconducir patrones de conducta que mejoren la administración y gestión metropolitana.
El desarrollo urbano demanda el diálogo regional con multiactores del desarrollo y la planificación territorial, y el sustento jurídico constitucional que garantice la continuidad temporal y espacial de políticas metropolitanas congruentes, capaces de satisfacer necesidades básicas como agua, medio ambiente, transporte y seguridad pública, entre otros.
La sustentabilidad demanda repensar conceptualmente la ciudad para ubicarla en el contexto del desarrollo integral, trabajando aspectos socioeconómicos, político-institucionales y ambientales.
Planificar el desarrollo territorial metropolitano en Cochabamba no solo requiere de manifestación política, sino fundamentalmente de la intervención técnica, en procura de soluciones eficientes a diversos problemas cuyos efectos son de gran repercusión multidimensional en la ciudadanía.