Conocí a Pablo allá por el año 2007 cuando realizaba mis prácticas laborales en el Banco Central de Bolivia. Por esos tiempos del inicio del proceso de cambio, él ocupaba una jefatura de departamento en la Asesoría de Política Económica, cargo que desempeñó hasta 2013. Me tomo a libertad de responder a su reciente artículo titulado “Hechos, no mitos, de la crisis cambiaria” en el periódico El Deber (08/08/24) debido que hace alusión a varios de los puntos que he analizado sobre la situación cambiaria, a pesar que gentilmente no me menciona.
La escasez de dólares es una falla del mercado que ocurre cuando éste no asigna eficientemente la cantidad de divisas disponibles. Estas fallas tienen diversas fuentes. El mercado de divisas no es competitivo, hay menos de 30 empresas exportadoras que detentan más del 50% de ellas y por tanto definen el precio del dólar en el mercado paralelo. La concentración de divisas es una falla de mercado porque genera una externalidad negativa para quienes realmente los necesitan con fines transaccionales. Existen asimetrías de información porque los importadores no saben si los dólares escasean porque no los hay o porque los exportadores los estocan. Las RIN son un recurso común que cuando son demandados en exceso por los privados llevan a su agotamiento precoz. En definitiva, las fallas de mercado conducen a que una parte de la demanda se vuelva especulativa.
Con el tiempo, la escasez de dólares se tradujo en un desdoblamiento del tipo de cambio entre el oficial y el paralelo de hasta 100% algunos días. Según Frenstra y Taylor, una crisis cambiaria ocurre cuando una moneda pierde su valor y lo hace de forma sustancial en un corto periodo de tiempo. Esta definición es mucho más amplia de la que presupone Pablo en su artículo, pues no sólo se aplica a regímenes fijos. Para Krugman el detonante de la crisis no deriva del gasto público como sostiene Pablo, sino del exceso de gasto de toda la economía que obliga a utilizar las reservas hasta un punto en el que el país se vuelve vulnerable a un ataque especulativo.
El reciente retroceso del tipo de cambio paralelo desde Bs15 a Bs10 es muestra que hubo una sobrereacción del tipo de cambio (Overshooting). La especulación llegó a su máximo y el mercado se quedó sin demandantes. El precio paralelo no logró equilibrar a las fuerzas del mercado. Así, los especuladores se vieron obligados a recular sus posturas alcistas. Este es un ejemplo de cómo opera la falla del mercado y el rol de la especulación.
Ahora bien, la escasez de dólares no siempre es causa del mercado, ya que también puede ser provocada por el Estado como lo sostuve (24/07/24). El mercado paralelo surge ante la imposibilidad del mercado formal de abastecer la cantidad de dólares suficientes al precio regulado por el Estado. Otra falla está asociada a los altos costos de la estabilización ya que los diferentes grupos de interés luchan por evitar asumir los costos políticos del ajuste. Finalmente, la regulación también puede ser subóptima.
Coincido con Pablo en que la orientación de la política cambiaria en el tiempo es corresponsable de la actual crisis cambiaria. Al haberse fijado un régimen de tipo de cambio fijo ad-hoc desde 2011 sin el diseño instrumental cambiario que le dé cierta flexibilidad al tipo de cambio oficial previendo una eventual salida de la paridad, sin duda condicionó el actuar de la política cambiaria de los siguientes años y contribuyó al agotamiento prematuro de las reservas. Este hecho puede ser considerado como una falla del sector público. Pero ¿quiénes fueron los funcionarios que formaron parte de su implementación?
La concentración de la oferta de divisas es una falla del mercado, pero tiene su origen en otra falla que está vinculada al Estado. No es falta de una política pública de diversificación productiva la causa, como sugiere Pablo, sino que, a costa de esta política, el sector privado utilizó al Estado para adquirir grandes extensiones de tierra, concesiones mineras, créditos blandos y otros beneficios públicos que enriquecieron a unas pocas familias y cuyos intereses actualmente son defendidos desde los círculos intelectuales. Hoy es muy fácil prescindir del Estado cuando ya no se lo necesita. Quienes se sienten inmaculados de ideología, no se dan cuenta que su narrativa está cargada de la misma estigmatización de la que dicen ser contrarios. Cierro la discusión coincidiendo que hay fallas de ambos lados, pero son las provenientes del mercado las que hoy explican la escasez de dólares en Bolivia.