Mas allá de su impacto mediático, el caso Pelicot —cuyo juicio concluyó ayer en Aviñón, Francia, con sentencias de prisión para los 51 condenados por violación a la esposa de uno de ellos— motiva reflexiones acerca de este tipo de sucesos y la manera como la sociedad los percibe.
GARY ANTONIO RODRÍGUEZ
Es triste decirlo, pero el comercio exterior boliviano empezó el año con el pie izquierdo. Sin embargo, como de toda situación indeseada puede surgir una oportunidad cuando se la encara adecuadamente, es de esperar que la preocupación del sector privado coincida con la de las autoridades, y se puedan tomar las medidas que el caso amerita.
Es triste decirlo, pero el comercio exterior boliviano empezó el año con el pie izquierdo. Sin embargo, como de toda situación indeseada puede surgir una oportunidad cuando se la encara adecuadamente, es de esperar que la preocupación del sector privado coincida con la de las autoridades, y se puedan tomar las medidas que el caso amerita.
Las giras internacionales, las declaraciones y las noticias que publica la ministra de Relaciones Exteriores del (No) Estado Plurinacional, Celinda Sosa Lunda, confirman el grave extravío de la política externa del país. Extravío que expone a Bolivia a ser manejada por potencias extranjeras como sucedía durante las peores dictaduras.
La ignorancia es peligrosa.
Las giras internacionales, las declaraciones y las noticias que publica la ministra de Relaciones Exteriores del (No) Estado Plurinacional, Celinda Sosa Lunda, confirman el grave extravío de la política externa del país. Extravío que expone a Bolivia a ser manejada por potencias extranjeras como sucedía durante las peores dictaduras.
La ignorancia es peligrosa.
En toda circunstancia, los jefes de Estado o de Gobierno no pueden ni deben inmiscuirse en asuntos de política interna de otros países. No solamente porque es impropio de la alta dignidad que ostentan sino porque cada país en el marco de su soberanía debe ser respetado, independiente de su tamaño, fortaleza de su economía o número de habitantes. Si los Estados son soberanos e iguales el respeto a su soberanía no debería estar en entredicho.
En toda circunstancia, los jefes de Estado o de Gobierno no pueden ni deben inmiscuirse en asuntos de política interna de otros países. No solamente porque es impropio de la alta dignidad que ostentan sino porque cada país en el marco de su soberanía debe ser respetado, independiente de su tamaño, fortaleza de su economía o número de habitantes. Si los Estados son soberanos e iguales el respeto a su soberanía no debería estar en entredicho.
RONNIE PIÉROLA GÓMEZ
Aquel retumbe de estruendo, similar, aunque no igual, al bombo de cualquier fiesta patronal, no era otra cosa más que su propio corazón palpitando a lo loco.
Le vibraba el pecho incesante al ritmo frenético impuesto por aquel duelo de gigantes, sudaba a la par de quienes, más abajo, corrían tras una pelota que les permitía ganar millones.
Aquel retumbe de estruendo, similar, aunque no igual, al bombo de cualquier fiesta patronal, no era otra cosa más que su propio corazón palpitando a lo loco.
Le vibraba el pecho incesante al ritmo frenético impuesto por aquel duelo de gigantes, sudaba a la par de quienes, más abajo, corrían tras una pelota que les permitía ganar millones.