La escasez de combustible en Bolivia desató una crisis sin precedentes en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, donde las largas filas en los surtidores reflejan la fragilidad de la cadena de suministro de hidrocarburos. La Asociación de Surtidores (Asosur) de Santa Cruz informó que el suministro diario de gasolina se redujo de 35.000 a solo 10.000 litros, un volumen insuficiente para cubrir la demanda en la capital cruceña.
La crisis afecta tanto al transporte urbano como a los sectores productivos esenciales, como la agricultura y la industria. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) atribuye la escasez a los bloqueos en las principales rutas del centro del país, ya por más de tres semanas. Estos bloqueos están reteniendo más de 1.100 cisternas de combustible, impidiendo la distribución de unos 37 millones de litros de gasolina y diésel. Esto obligó a las estaciones de servicio a operar con cantidades limitadas que se agotan en cuestión de horas.
Según la gerente de Asosur Santa Cruz, Susy Dorado, esta reducción ha puesto en una situación crítica a los surtidores. Las estaciones deben enviar cisternas con cargas mínimas, manteniendo sus costos operativos sin poder compensar con las ventas.
El sector agropecuario
La escasez de diésel también golpea al sector agropecuario, crucial para la economía del país. El combustible es indispensable para la maquinaria agrícola, y la falta de suministro dificulta las labores en pleno inicio de la temporada de siembra. Dorado alertó que algunas estaciones rurales llevan más de diez días sin recibir diésel, lo que podría encarecer los productos básicos en el mercado.
La crisis de combustibles también está afectando la logística en zonas rurales, donde los agricultores enfrentan problemas para transportar productos y adquirir insumos. De prolongarse, esta situación pondría en riesgo la capacidad de producción de pequeños y medianos productores, con posibles efectos en el abastecimiento y precios de alimentos básicos.
El transporte en alerta
El sector transporte también se ha visto duramente golpeado. La Asociación de Transporte Libre (ATL) de La Paz manifestó su preocupación y advirtió sobre posibles protestas si el suministro no mejora. El ejecutivo de la ATL, Límbert Tancara, señaló que los transportistas hacen filas de hasta cinco horas para abastecerse de combustible, lo que dificulta las operaciones y afecta sus ingresos.
A pesar de las promesas de mejora por parte del Ministerio de Hidrocarburos y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), el problema persiste. “Nosotros estamos esperando que se cumpla lo acordado, porque los compañeros de base ya no pueden pasar horas en las filas para abastecerse. Esto afecta directamente nuestras operaciones y a nuestros ingresos”, indicó Tancara.
Los transportistas están evaluando posibles acciones de presión si no se restablece el suministro en las próximas semanas, lo que podría agudizar aún más la situación de conflictividad en el país.
Medidas de YPFB
Ante la crisis, YPFB implementó un racionamiento en algunas áreas críticas, como Cochabamba, limitando a 500 bolivianos el diésel que cada vehículo de carga puede adquirir. El vocero de YPFB, Misael Franco, exhortó a los manifestantes a permitir el paso de las cisternas. “Los bloqueos están paralizando el país. Necesitamos que las cisternas circulen libremente para abastecer tanto a las ciudades como a las zonas rurales”, declaró.
La falta de combustible amenaza con repercusiones económicas importantes para Bolivia. El transporte de carga, que depende del diésel para movilizar bienes esenciales, como alimentos y medicinas, podría ver incrementados sus costos si la crisis se prolonga. Esto, a su vez, impactaría en los precios al consumidor, elevando el costo de vida de la población.
En el sector agrícola e industrial, la escasez de combustible también genera incertidumbre. Empresarios y gremios advierten sobre posibles pérdidas millonarias y la afectación al mercado interno y a las exportaciones si el suministro no se regulariza.
Retos y perspectivas
La crisis de combustible expone la vulnerabilidad de la cadena de suministro de Bolivia ante conflictos internos y bloqueos. Analistas afirmaron que esta situación demanda del Gobierno y de YPFB una coordinación eficaz y medidas de largo plazo para reducir la dependencia de factores externos y asegurar un suministro constante de hidrocarburos.
En el futuro, tanto las autoridades como los sectores afectados deberán trabajar en soluciones integrales que fortalezcan la cadena de suministro y prevengan crisis similares, señalaron los expertos.