La jornada 29 del Torneo Clausura puede ser decisiva hoy, siempre y cuando los resultados acompañen a Bolívar, que esta noche (20:30) visitará a Oriente Petrolero en el estadio Tahuichi Aguilera de Santa Cruz y, de manera simultánea, The Strongest sea anfitrión de San Antonio en el Hernando Siles.
A la Academia paceña (61 puntos) le sirven varios escenarios para coronarse campeón una fecha antes del final del Torneo Clausura, pero lo ideal es ganar sin importar lo que haga su escolta The Strongest (57).
Inclusive, la tarea puede resolverse en caso de que empate o pierda ante el Refinero, pero para ello deberá aguarda que el Tigre caiga ante el cuadro cochabambino.
Si Bolívar no suma hoy, pero The Strongest gana, la diferencia se reducirá a un punto, dejando abierta la definición del cetro al viernes, con el Celeste que recibirá a Guabirá en La Paz y el Aurinegro que visitará a Blooming en Santa Cruz, ambos desde las 19:00 por la fecha 30. De ser así, el Tigre puede tener grandes opciones de ser el ganador.
También existe una combinación de resultados que obligan a un partido extra: que Bolívar no sume más de dos unidades y el Tigre gane todo; también que la Academia pierda todo y el Gualdinegro no haga más de cuatro puntos. Sólo así se jugaría un desempate y la Gran Final del año, programada para este domingo en Cochabamba (17:00), sería retrasada para otra fecha.
De cada 100 habitantes que hay en el mundo, casi cuatro son migrantes, de acuerdo con los últimos datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) de la ONU, cuya Asamblea General declaró el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante, el año 2020.
En diciembre, en casi todas partes del mundo, las personas se desplazan de uno a otro lado con el objetivo de retornar al hogar infantil, de reencontrarse con la familia, de participar en la reunión navideña. Como aseguraba mi hija: “no hay mejor hotel que el hotel mamá”.
En diciembre, en casi todas partes del mundo, las personas se desplazan de uno a otro lado con el objetivo de retornar al hogar infantil, de reencontrarse con la familia, de participar en la reunión navideña. Como aseguraba mi hija: “no hay mejor hotel que el hotel mamá”.
GARY A. RODRÍGUEZ
El 7 de diciembre pasado me hicieron feliz al distinguirme como “Economista del Año - Gestión 2024”. ¡Un bálsamo en medio del desierto! En los cinco minutos que me dieron, pude reflexionar sobre varias cosas. He aquí lo dicho:
“Me siento muy honrado y emocionado por la distinción que hoy recibo como Economista del Año. No sé si la merezco, siendo que hay muchos colegas con sobrados méritos para recibir tal reconocimiento, en lugar mío”.
El 7 de diciembre pasado me hicieron feliz al distinguirme como “Economista del Año - Gestión 2024”. ¡Un bálsamo en medio del desierto! En los cinco minutos que me dieron, pude reflexionar sobre varias cosas. He aquí lo dicho:
“Me siento muy honrado y emocionado por la distinción que hoy recibo como Economista del Año. No sé si la merezco, siendo que hay muchos colegas con sobrados méritos para recibir tal reconocimiento, en lugar mío”.
Como me ocurre casi siempre, leí con interés la columna del periodista Juan José Toro. Pero, en esta ocasión, quiero hacer notar una seria discrepancia sobre lo leído en el artículo que publicó Los Tiempos, el pasado jueves 5 de este mes.
Como me ocurre casi siempre, leí con interés la columna del periodista Juan José Toro. Pero, en esta ocasión, quiero hacer notar una seria discrepancia sobre lo leído en el artículo que publicó Los Tiempos, el pasado jueves 5 de este mes.
EDWIN CACHO HERRERA SALINAS
En las últimas semanas, en el marco de la crisis multidimensional, una angustia se ha puesto por encima de otras preocupaciones ciudadanas: el hambre, fruto de la escasez y la elevación de precios del aceite, arroz y otros artículos de consumo diario. El Gobierno ha tenido que recurrir a la confiscación —y todo lo que implica— para evitar que la falta de comida en las mesas de las familias sea el caldo de cultivo para la movilización social.
En las últimas semanas, en el marco de la crisis multidimensional, una angustia se ha puesto por encima de otras preocupaciones ciudadanas: el hambre, fruto de la escasez y la elevación de precios del aceite, arroz y otros artículos de consumo diario. El Gobierno ha tenido que recurrir a la confiscación —y todo lo que implica— para evitar que la falta de comida en las mesas de las familias sea el caldo de cultivo para la movilización social.