Bolivia despide a una de sus figuras más emblemáticas del arte y la cultura. Gastón Paz, el barítono cochabambino y pionero de la ópera en el país, falleció a los 95 años.
Hoy, su familia y amigos se reunirán para despedirlo en una misa que se llevará a cabo a las 11:00 en Casa Aura. Posteriormente se realizará el entierro en el Parque de las Memorias. En la celebración de sus 95 años, el 24 de febrero, sus seres queridos prepararon una recopilación de videos de felicitación, en los que participaron familiares, amigos y admiradores.
Las redes sociales se inundaron de mensajes de consuelo, gratitud y recuerdos entrañables.
Ivette Mercado Zubieta recordó a Paz como un ser humano maravilloso, sencillo, alegre y colaborador, pese a su eminencia artística. “Que su voz nos acompañe siempre y que el país entero le rinda honores por ser uno de los pioneros de la ópera en Bolivia”, expresó.
La mezzosoprano Katia Escalera destacó su influencia en su vida artística y su profunda amistad. “Siempre estarás en mi corazón, querido amigo. Te honramos y te amamos, querido Gastón Paz, barítono”.
Por su parte, José Luis Duarte Vila, colega de escenario, rememoró su carisma y presencia en escena, agradeciendo la oportunidad de haber aprendido junto a él. “Gracias, maestro, y vuela alto”.
Gastón Paz cursó sus estudios secundarios en el colegio La Salle y se graduó como cirujano dentista en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS). Posteriormente, se especializó en ortodoncia en el Instituto Europeo de Ortodoncia de Madrid y en odontopediatría en el Hospital Levatino de Valencia, España. A pesar de su destacada carrera en odontología, su verdadera pasión siempre fue la música.
Fue un artista innato, con una formación musical que incluyó estudios en el Conservatorio Teófilo Vargas en Cochabamba y especializaciones en canto en Lima, Río de Janeiro, Madrid y Roma. Su trayectoria artística fue extensa y variada, habiendo actuado en más de 20 óperas completas de compositores universales en escenarios tanto nacionales como internacionales.
En su repertorio se incluyen obras como Carmen, La Traviata, Tosca, Marina, Lucía de Lammermoor, Nabucco, Fausto, Rigoletto, Aida y Manchaypuytu. Su participación en la primera ópera boliviana, Incallajta, en la cual interpretó el papel del inca soberano, y su memorable actuación como Don Quijote en El hombre de La Mancha, destacan entre sus logros más notables. Además, interpretó obras maestras como el “Requiem” de Verdi, el “Requiem” de Mozart y la “Novena sinfonía” de Beethoven.
Fue cofundador del Instituto Laredo y dirigió a los Niños Cantores del Valle. Su dedicación fue reconocida tanto en Bolivia como en el exterior, recibiendo varias distinciones, incluida la medalla de oro de la Fundación Min On Art de Japón por sus conciertos de música boliviana japonesa ofrecidos en Tokio y otras ciudades. La Universidad Soka Gakkai en Japón también lo condecoró y recibió el título de Ciudadano Meritorio y Notable por sus contribuciones culturales.
Además, fue honrado con el reconocimiento al mérito cultural por el Honorable Consejo Municipal de Cochabamba y recibió distinciones por su docencia en solfeo e impostación vocal de la Academia de Ópera y Coros de Lima.
Su compromiso con la música y la cultura boliviana fue inquebrantable hasta el final de sus días.