El presidente de Bolivia, Luis Arce, reconoció ayer una desaceleración en la economía del país, aunque rechazó enfáticamente que se trate de una recesión, como aseguran algunos analistas. En una conferencia de prensa, el mandatario abordó los principales desafíos económicos de su gestión, entre ellos, problemas en la distribución de combustibles y la falta de acceso a financiamiento externo.
Arce admitió que la distribución de combustibles sufrió retrasos significativos, afectando a sectores clave como la minería, el transporte, la agricultura y la industria. Aunque aseguró que el suministro ya fue restablecido, reconoció que el desabastecimiento tuvo un impacto considerable en la economía.
“El desabastecimiento afectó de manera crítica a los sectores productivos, pero ya hemos logrado regularizar la situación”, afirmó.
El Presidente también denunció un presunto bloqueo por parte de la Asamblea Legislativa Plurinacional en la aprobación de créditos externos, situación que —según él— ha debilitado la inversión pública, uno de los pilares del modelo económico boliviano.
“Este motor, que es el financiamiento externo, ya no tiene la fortaleza para impulsar la economía como antes. Por lo tanto, cae la inversión pública y, con ella, el dinamismo de nuestro modelo económico”, señaló.
Arce advirtió que la falta de recursos externos afecta el Producto Interno Bruto (PIB) y pone en riesgo el crecimiento sostenido del país.
Sigue el creciendo
Pese a los obstáculos, el mandatario defendió que la economía boliviana continúa creciendo, aunque a un ritmo menor. “No estamos en recesión. Hay quienes esperaban una crisis recesiva e inflacionaria, pero no es el caso. Seguimos creciendo, aunque más lentamente”, destacó.
El Presidente insistió en que Bolivia atraviesa un proceso de desaceleración, pero no de contracción.
El retraso en la distribución de combustibles tuvo un impacto profundo en sectores estratégicos como la minería y la agricultura. Según Arce, la economía depende del equilibrio entre dos motores principales: el financiamiento interno y externo. “Si uno de estos motores está bloqueado, el crecimiento inevitablemente se ve afectado”, explicó.
Perspectivas y retos
El balance de Arce refleja un panorama económico complejo, caracterizado por tensiones internas y limitaciones externas. Aunque negó que Bolivia esté en recesión, subrayó la urgencia de superar los desafíos actuales para reactivar los motores del crecimiento económico.
El Presidente identificó como prioridad resolver la falta de financiamiento externo y mitigar los efectos de esta restricción sobre la inversión pública.
El mandatario reconoció que 2024 ha sido el año más desafiante de su administración. Sin embargo, destacó que, gracias al compromiso y la unidad del pueblo boliviano, el país ha superado obstáculos significativos.
De cara a 2025, Arce proyectó un año de recuperación económica y mejores perspectivas, reafirmando el compromiso de su gobierno con la estabilidad, el fortalecimiento de la democracia y el bienestar de Bolivia.