Atalanta se proclamó ayer campeón de Liga Europa en una noche mágica, en la primera final europea de su historia, destrozando en Dublín a un histórico Bayer Leverkusen (3-0) y con el nigeriano Ademola Lookman como héroe absoluto, autor de un hat-trick espectacular con el que glorificó a la diosa griega encarnada en un pequeño equipo de fútbol.
Eran 51 partidos seguidos los que el Leverkusen llevaba sin perder. Era una sensación de superioridad absoluta la que emanaba el equipo de Xabi Alonso durante toda la temporada. Era un triplete histórico el que oteaba el combinado de las aspirinas, que portó el cartel de favorito en Dublín de manera merecida por su inolvidable año, en el que ganó una Bundesliga —la primera de su historia— para el recuerdo.
Fue un torbellino en la primera mitad. La calma de Koopmeiners para encontrar a Zappacosta, el pase atrás del carrilero italiano y el área lleno de jugadores nerazzurri. Ésa es la “Dea” de Gasperini, la esencia de un equipo que asombró hace algunos años con un ataque desvergonzado y que ahora brilla también por su solidez en defensa. Justo la que le faltó a Hincapié, totalmente dormido en el corazón del área y dejando el bandeja el remate al protagonista de la noche (12’ PT).
Celebró Gasperini, celebró Bérgamo. Pero para Lookman no fue suficiente. Aprovechando el mareo de un Leverkusen noqueado y frío por la situación que vivía, el nigeriano decidió sacarse de la chistera uno de los goles del torneo. Recibió en el balcón del área y todo el mundo supo que iba a buscar la puerta con una diagonal. Le tiró un caño precioso a Xhaka y la puso al palo largo, inalcanzable para la estirada de Kovar (26’ PT).
Un regate perfecto, desbordando con una facilidad pasmosa en el minuto 30 ST, y un disparo con la zurda directo a la escuadra puso el 3-0 decisivo de Atalanta y el triplete de Lookman.