La respuesta mundial al VIH, que está durando décadas, se encuentra en un punto de inflexión. El informe mundial 2024 del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida), titulado “La urgencia del presente: El sida en la encrucijada”, demostró que el mundo dispone ahora de los medios para acabar con el sida como amenaza para la salud pública de aquí a 2030.
A medio camino de la fecha límite de 2025, fijada por las Naciones Unidas en junio de 2021, la respuesta mundial al VIH se ha acercado al objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030, un compromiso consagrado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En 2023, menos personas contrajeron el VIH que en ningún otro momento desde finales de la década de 1980. Casi 31 millones de personas recibían tratamiento antirretroviral vital en 2023, un éxito de salud pública que redujo el número de muertes relacionadas con el sida a su nivel más bajo desde el pico alcanzado en 2004.
A pesar de estos éxitos, el mundo no está en vías de acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030. En 2023, 9,3 millones (7,4 millones-10,8 millones) de personas que vivían con el VIH seguían sin recibir terapia antirretroviral y 1,3 millones (1,0 millón-1,7 millón) de personas se habían infectado por el VIH.
En las regiones en las que el número de nuevas infecciones por VIH está aumentando más rápidamente, el despliegue de la profilaxis preexposición (PrEP) avanza muy lentamente. Estas regiones también van a la zaga del África subsahariana en la consecución de los objetivos 95-95-95 para las pruebas y el tratamiento del VIH.
La cobertura de los servicios de prevención entre las poblaciones con mayor riesgo de infección por el VIH es demasiado baja, generalmente inferior al 50%. En al menos 28 países, el número de nuevas infecciones por el VIH está aumentando y la creciente falta de recursos está poniendo en peligro los importantes avances logrados hasta la fecha en la respuesta mundial al VIH.