El Índice Global del Crimen organizado de la Global Initiative Against Transnational Organized Crimen señala que Bolivia es un país de tránsito para el tráfico de armas de fuego. Según el estudio de 2023, las mafias transnacionales utilizan a Bolivia para suministrarlas a sus filiales y aliados en otros países, pero los grupos delictivos locales también tienen acceso a estas armas, que a menudo se intercambian en los pasos fronterizos.
Sin embargo, el mismo documento señala que el Gobierno nacional ha hecho poco por hacer cumplir las leyes sobre armas y una parte significativa de las armas en circulación son ilegales, lo que contribuye a aumentar los niveles de violencia.
El documento señala que los artefactos ilícitos llegan de Estados Unidos para las organizaciones delictivas de Brasil y Paraguay. Durante la pandemia, los métodos de contrabando se hicieron más sofisticados y ha habido informes de bandas brasileñas que han asaltado bases militares bolivianas. Además, se ha denunciado el uso por parte de delincuentes de balas fabricadas por la Fábrica Boliviana de Municiones, lo que apoya la hipótesis de que funcionarios públicos están implicados en este mercado.
El país también tiene un mercado ilegal de armas y expertos nacionales e internacionales señalan que esta actividad se incrementó en los últimos años.
El experto en temas de seguridad y narcotráfico y exministro del Interior de Perú Rubén Vargas Céspedes, en su ponencia “Desborde criminal en la Región Andina” realizada en marzo pasado en la CNI, explicó que Bolivia tiene el segundo crecimiento más acelerado del crimen organizado transnacional después de Guyana.
Estas organizaciones delictivas hacen uso de armas de fuego que provienen del mercado negro, lo que representa un riesgo para la población porque incrementan la violencia. “El contrabando, sin lugar a dudas, es parte de las economías ilegales que alimentan al crimen organizado, que está ingresando al tráfico de oro, de armas, a la trata de personas y narcotráfico”, dijo.
Para el analista en temas de violencia y seguridad, Jorge Santistevan, el departamento de Santa Cruz es el principal receptor de las armas ilegales, que son usadas sobre todo por las grandes organizaciones criminales establecidas en el país.
El experto señala que la incautación de las mismas, así como la restricción de su ingreso al país, no se realiza de manera adecuada y, por el contrario, considera que la Policía ha sido rebasada y no saca de circulación al crimen organizado.
“Bolivia también es un país de tránsito de armas por aire y por tierra. Las armas vienen del mercado negro de EEUU a través de Centroamérica o puertos chilenos y peruanos a Bolivia y se trasladan a las organizaciones criminales del Primer Comando de la Capital (PCC), Comando Vermelho (CV) y otros”, dijo el experto.
Además, señaló que narcotraficantes colombianos, mexicanos, paraguayos, bolivianos y otros introducen armas de forma ilegal al país. Explicó que la frontera con Brasil es más vulnerable al ingreso de armas y delincuentes porque el país vecino acorrala a los delincuentes y estos huyen a Bolivia.
Para Santistevan, una muestra clara del incremento del ingreso ilegal de armas al país sin ningún tipo de control es la gran cantidad encontrada en julio de 2023 en la casa del narcotraficante uruguayo Sebastián Enrique Marset Cabrera, en Santa Cruz, donde había 17 fusiles, una pistola, 1.915 municiones, 28 cargadores para diversos tipos de armas y cuatro chalecos antibalas.
El 15 de agosto de ese mismo año y tras intervención ejecutada por la Policía en la búsqueda del narcotraficante uruguayo, se encontró 40 armas de fuego en el sótano de la vivienda de Roberto Hurtado (Chicho Bala).
En abril de este año en un operativo realizado por grupos especiales de la policía en San Matías, municipio fronterizo con Brasil se incautó de una vivienda 20 armas de alto poder de guerra y diversas municiones, además se aprehendió a una ciudadana brasileña.
El 24 de abril de este año una balacera se registró en inmediaciones de las Cabañas del río Piraí, en la ciudad de Santa Cruz. La Policía, que arrestó a nueve personas e incautó un arma de fuego.
En respuesta, el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera, señaló que Bolivia es el tercer país del continente con mejor seguridad, pero reconoce que hay tránsito ilegal de armas de fuego. “(…) No tenemos una incidencia elevada como otros países, como Ecuador, porque hacemos un seguimiento del destino de las armas. Las fronteras son un lugar de riesgo, pero tenemos una alta efectividad en la prevención del delito y tenemos con Brasil un trabajo de coordinación y cooperación, no conozco introducción de armas de fuego de Brasil a Bolivia”, explicó.
En diferentes ciudades del país también se registran constantes atracos con armas de fuego.
Aguilera considera que el ingreso ilegal de armas es un riesgo para el país porque significa el aumento de la violencia y delitos de las organizaciones criminales, por lo que se busca desarmarlas.
“Las armas de fuego no sólo representan un peligro para la sociedad, también amenazan la vida misma. No podemos tolerarlo. La prioridad de la Policía nacional es la seguridad del país, por lo que cada año se realizan incautaciones. Indudablemente es una prioridad”.
Para la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc por su sigla en inglés), las armas de fuego y municiones constituyen una amenaza particularmente relevante en América Latina, donde en 2010 el 74 por ciento de los homicidios fueron realizados con un arma de fuego, mientras a nivel mundial este porcentaje alcanza el 42 por ciento.
El representante de la Unodc en Bolivia, Antonino de Leo, sostiene que “a nivel mundial el tráfico de armas de fuego debe ser abordado de manera urgente e integral, por su estrecha relación con el crimen organizado transnacional, incluso el narcotráfico”.
Según el ejecutivo, el tráfico ilícito y el uso indebido de armas de fuego constituyen una grave amenaza para la seguridad humana y la estabilidad social, y representan un serio obstáculo para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. Según un informe publicado por la Unodc en 2011, en los países con alto índice de homicidio 1 de cada 50 jóvenes (hombres) menores de 20 años corre el riesgo de ser asesinado con armas de fuego antes de cumplir los 31 años de edad.
La Unodc ha llevado a cabo su labor de recolección de datos sobre el tráfico de armas de fuego más exhaustiva hasta la fecha, reuniendo respuestas al cuestionario de 81 países y otras fuentes para los años 2016 y 2017. De acuerdo con estas fuentes, se incautó un total de 550 mil armas de fuego en cada año de 2016 y 2017. Los datos mostraron marcadas diferencias entre los países en cuanto a las cantidades de armas incautadas, que oscilaron entre menos de 10 y más de 300 mil, señala el “Estudio mundial sobre el tráfico de armas de fuego 2020” de la Unodc.
La cifra real de incautaciones a escala mundial, sin embargo, es muy superior a 550 mil, ya que algunos de los países incluidos en el presente estudio no notificaron las incautaciones que se debían a motivos administrativos, y la calidad de los datos también varió considerablemente entre los países. Además, muchos países no proporcionaron ninguna información.
Las pistolas son el tipo de arma de fuego más incautada a escala mundial. Sin embargo, esta tendencia se ve impulsada en gran medida por América, la región que reportó el mayor número de armas de fuego incautadas, pues constituyeron más del 50 por ciento del total. Por otra parte, en África y Asia, las escopetas fueron el tipo de arma más destacado. Los fusiles fueron el principal tipo de arma de fuego incautado en Oceanía, y en Europa la distribución fue más equitativa entre pistolas, fusiles y escopetas, señala el estudio.
Las armas de fuego contribuyen decisivamente en la violencia, especialmente en los homicidios, cumplen con frecuencia un papel fundamental en la delincuencia organizada y amplifican la incidencia de los conflictos armados y el terrorismo. La forma más común de tráfico ilícito de armas es el de armas pequeñas y ligeras, aunque el carácter del tráfico puede variar considerablemente de unos contextos geográficos a otros y en función del tipo de armas.
Los traficantes tienden a utilizar el transporte marítimo para los grandes cargamentos. Las fuerzas de seguridad podrían obtener un mejor rendimiento de su inversión si se centraran en el transporte marítimo.