Un grupo de astrónomos ha logrado observar detalladamente los movimientos de gigantescas burbujas de gas en la superficie de R Doradus, a unos 180 años luz de la Tierra.
La evolución de las estrellas es algo fascinante y complejo, donde el transporte de energía por convección desempeña un papel fundamental. Este fenómeno es observable en estrellas como el Sol y en gigantes evolucionadas, como la estrella R Doradus, una gigante roja que nos permite suponer el destino que le espera a nuestro astro rey dentro de muchos años, reportó Infobae.
Hace poco, un grupo de astrónomos ha logrado algo observar detalladamente los movimientos de gigantescas burbujas de gas en la superficie de R Doradus, a unos 180 años luz de la Tierra. Estas burbujas, comparables a las de una lámpara de lava, se elevan y hunden en el interior de la estrella, revelando una dinámica sorprendente.
Lo más impresionante es que estas estructuras de gas caliente son aproximadamente 75 veces más grandes que nuestro Sol y se desplazan hacia el interior de la estrella a una velocidad mayor de la esperada, señal´´o el portal argentino infobae.
R Doradus, una estrella ubicada en la constelación de Dorado, tiene un diámetro 350 veces mayor que el del Sol, sirviendo de reflejo en el que podemos suponer el futuro de nuestro sistema solar.
Dentro de unos 5.000 millones de años, nuestro Sol se transformará en una gigante roja, creciendo enormemente y liberando capas de material al espacio. El destino de los planetas, incluida la Tierra, no está completamente claro, se sabe que muchos de ellos, si no todos, podrían ser evaporados durante esta fase terminal de la vida solar, según la NASA.
Las observaciones fueron realizadas utilizando el avanzado telescopio chileno Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), una tecnología que permitió a los astrónomos de la Universidad Tecnológica de Chalmers en Suecia mirar los detalles de la superficie de una estrella evolucionada. Este es un hito notable, ya que es la primera vez que se logra rastrear con tanto detalle estos movimientos en la superficie de una estrella distinta al Sol.
La convección, en términos simples, es el proceso mediante el cual el gas caliente asciende hacia la superficie de una estrella, se enfría y luego desciende de nuevo. Este ciclo de movimiento es crucial no solo para la transferencia de energía, sino también para generar los fuertes vientos estelares que devuelven material al medio interestelar. En el caso de R Doradus, los movimientos observados otorgan datos para estudiar cómo estas gigantes rojas liberan los productos de la nucleosíntesis en el espacio, un proceso esencial para la formación de nuevas estrellas y sistemas planetarios.
Los investigadores han destacado que los descubrimientos sobre la dinámica de las burbujas en R Doradus son fundamentales para comprender mejor las etapas finales de la evolución estelar. Mientras nuestro Sol aún tiene una larga vida por delante, el estudio de estrellas como R Doradus nos permite prever los fenómenos que marcarán su ocaso y cómo esto afectará a todo nuestro sistema solar.
Los resultados de estas observaciones, publicados en la revista Nature, también proporcionan una importante comparación entre las propiedades convectivas de estrellas de baja y alta masa. Mientras que en nuestro Sol las granulaciones visibles en su superficie duran solo unos minutos y son pequeñas en comparación con su tamaño total, en R Doradus las burbujas gigantes se mantienen estables durante semanas, lo que refleja las diferencias en las escalas de tiempo y espacio de los procesos convectivos.
Este descubrimiento, además de arrojar luz sobre el futuro de nuestro Sol, resalta la importancia de tecnologías avanzadas como el telescopio ALMA, que permite a los astrónomos sondear en detalle las capas exteriores de las estrellas más allá del sistema solar. La capacidad de observar movimientos convectivos en una estrella tan distante es un avance sin precedentes en la astronomía moderna.