Una cumbia fue la respuesta que le significó el salto a la vida pública. Pablo Osorio no encontró una mejor sátira para responder a Impuestos Nacionales, luego de publicar un video en el que mostraba las complicaciones posteriores a obtener un NIT. Ése fue el punto de inflexión para que Osorio cambie completamente su vida.
En una entrevista con OH!, el humorista cuenta sobre sus inicios, su presente y sus proyectos a futuro.
- ¿Cómo empieza en el mundo de la comedia y cómo se da cuenta de que los problemas cotidianos son potenciales para hacer humor?
- Tengo una vena artística desde la infancia. Desde chico yo escribía narrativa, cuentitos, poesía y luego me metí al teatro y me di cuenta de que me gustaba mucho Fui acumulando premios de a poco y me fui haciendo conocer el rubro de la poesía y la narrativa, entonces me introduje en ese mundo y me di cuenta de que siempre que escribía estos textos tenían vena humorística y también cada vez que iba a las lecturas de poesía me gustaba mucho la reacción de la gente. Las lecturas de poesía son supersolemnes, la mesa de los poetas, los poemas cada uno más críptico y profundo que el otro, aburridos, una copa de vino, la gente cabecea, entonces a mí me gustaba patear la mesa y entrar con patada voladora y leer poemas con vena humorística. De tanto hacer eso, el año 2015 tenía una novia que me apoyaba mucho y me dijo:
“¿Qué tal si pruebas con el stand up?” y me presentó a un grupo de comediantes que estaban haciendo experimentos, porque en Bolivia es relativamente nuevo.
El único comediante era Javicho Soria. En el año 2013 más o menos, se va a Argentina, regresa con el género y empieza a dictar talleres y en paralelo nosotros estábamos haciendo cosas experimentales en Santa Cruz.
Entre 2015 y 2020, hacemos grupos de talleres de comediantes, a formar comediantes, a investigar. Viajo a México para conocer a los referentes que tengo, los conozco, actúo con ellos, entonces me voy formando hasta 2020. No me animaba a crear contenido público porque mi empresa era una transnacional que tenía serias políticas de comportamiento ético, entonces si yo decía algo pasadito de tono podía perder mi puesto. Incluso llegó una época en la que llegaron a cuestionar si mis actividades artísticas estaban en conflicto con mi rendimiento comercial. No es hasta 2020 que la pandemia cierra a esta transnacional. Ya llego a responder la pregunta, lo que pasa es que para mí es muy importante porque en realidad no es algo fortuito, yo no soy un muchacho que de la noche a la mañana abre una cuenta en TikTok. Ya venía trabajando ocho años de humor en escenario y me conocían mis tías, mi mamá y un grupo de amigos y los que iban a los shows borrachos y no sabían a qué iban (ríe).
Además, en Santa Cruz está muy fuerte el “monopolio”, está muy arraigado en el Café Concert de Chaplin Show y su director que se fue al show de Mier. Es tan arraigado que nadie concibe espacios humorísticos que no sean fuera de acá, entonces nosotros subiendo en los escenarios éramos una especie de competencia independiente. En 2020 me botan del trabajo, entonces tomo la decisión de seguir buscando un laburo por donde me había abierto brecha o dedicarle a todo, apostarle todos mis fichas al humor y le apuesto todas mis fichas, eso quiere decir que empiezo a comprarme libros de comedia, decido abrir una cuenta en TikTok formal para empezar a crear contenido humorístico y empiezo a probar con formatos.
Voy buscando, voy tocando a ver qué pega, empiezo a pinchar en los provincianismos de Bolivia, empiezo a reírme de La Paz, a burlarme de Cocha, a burlarme de Santa Cruz, esas cosas generan engagement, me voy dando cuenta cómo funciona el engranaje de TikTok y, en medio de eso, digo: Mi política siempre fue patear, reírme de cosas que los comediantes tradicionales no se reían; el comediante promedio se ríe de la cholita, del aymara, del gay, de los estereotipos, pero siempre los estereotipos minorías que le puedes patear. Nadie se animaba a parodiar o hacer sátira de instituciones ni de marcas, porque quién quiere tener discordia con las marcas. Ya no tenía nada que perder, entonces como cualquier estrategia de marketing, cuando no tienes nada que perder, todo es ganancia, así que decido empezar a parodiar los servicios de atención al cliente de instituciones privadas y públicas, y ahí empiezo a jochear a BoA, sale lo de Impuestos Nacionales, hago algo para Tigo, que no son más que fotografías hiperbolizadas y exageradas de situaciones que me han pasado.
- ¿Es para reírse de uno mismo?
- Las marcas en TikTok han apuntado a eso, a reírse de sí mismas, a ser más descontraídas, más humanas. El humor es el pico de lanza de TikTok, si no creas contenido humorístico, difícilmente pegas. Entonces encontré mi casita, mi plataforma casa, y ahí sale lo de impuestos nacionales, y ahí me di cuenta de qué había, dije: Ok, aquí hay algo, aquí hay una vena que puedo ver. Hay mucho descontento, la gente está agotada, es un buen momento para patear al poder y a sus instituciones, y ahí me animo, así fue como pasó.
- ¿El video sobre Impuestos es lo que lo impulsa?
- Claro, hago el video sobre Impuestos precisamente porque no tenía un trabajo, una empresa a la que postulé me pidió que me haga mi NIT para ser consultor, porque no tenía espacio en planilla, entonces me abro mi NIT en impuestos, y me siento en una serie. Soy muy observacional, entonces me siento a mirar qué es lo que pasa, y me doy cuenta de que hay una fila donde la gente está llorando para cerrar su NIT o pidiendo información sobre una deuda que tiene y no sabe de dónde; y en la otra fila la gente está recibiendo NIT, pero como si fuera regalado, se sentaban y les decían buenas tardes, y voy a abrir mi NIT, claro, aquí está su NIT firme aquí y no le preguntaban nada. Miraba y decía es demasiado fácil, esto parece secta religiosa, o sea, es muy fácil entrar y más difícil salir. Me causa mucha gracia, presto atención, hablo con gente que ha perdido mucho dinero con impuestos, hablo con gente que se ha abierto su NIT, y sale el guion, lo escribo, lo publico, y se hace viral, tanto que llega a pegar en todo el rubro financiero. Nos divertimos un montón. A los tres meses Impuestos Nacionales, bendito sea, porque mi madre lloraba y me decía: “Hijo, el Gobierno te va a perseguir”, y yo le decía: “Madre, que más quiero, tú sabes la publicidad que es. La mala publicidad y la buena publicidad, los comediantes no perdemos, los comediantes vivimos la polémica, nos hacemos famosos por eso”. Y mi madre estaba asustada de que eso me genere persecución y esperaba que alguien, alguien muerda el anzuelo.
Y pues, clack, se agarra. Y mandan esa carta, y evidentemente primero me asustó muchísimo, porque era el Gobierno. Ese día que llega la carta a las 8 de la mañana, lo hago público en Twitter, apago mis redes sociales, mi WhatsApp, todo lo apago. Llamo a mi novia que es experta en relaciones públicas, tenía todos los contactos de todos los medios y le dejo que ella atienda y que agende entrevistas. Yo grabo la respuesta inmediatamente en blanco y negro, que es donde le bailo impuestos, y a las 11 enciendo mi teléfono y mi vida había cambiado para siempre. Mi vida nunca más volvió a ser la misma. No tienes idea: de ser el personaje que, o sea, se acabó tu vida antigua, comienza la vida de la figura pública.
- ¿Cómo surge el nombre que pone en sus redes?
- Cuando empecé a darle el momento de brandearlo, al abrir las cuentas, lo discutí, hicimos mi lluvia de ideas en mi casa, y lo que quería era crear contenido provocador, humorístico, sarcástico, venenoso. ¿Y cómo expresas esto coloquialmente en Bolivia? Es bien grave, bien grave siempre es. Yo soy orureño, entonces dije ¿cómo expreso esto que me gusta hacer? Bien grave siempre, listo. Así lo bauticé, y así estoy por lo menos en unas tres redes sociales.
- ¿En TikTok es donde tiene más seguidores?
- La cuenta de TikTok es la que más arrastre debe tener hasta ahora. Luego tuve suerte de que Bloomberg me entrevista, y yo sabía que si te entrevista un medio internacional de la talla de Bloomberg, ya puedes pedir verificación por relevante. Entonces, mandé mi caso a Facebook y mandé mi caso a TikTok. Les mandé cartas. Les dije, en Bolivia, soy una figura, fui objeto de persecución política, y aquí están los casos, publiqué, y me dieron mi check. Es más, por el perfil que tengo, tengo unas licencias de contenido en TikTok. Yo hago cosas que si lo harían otros, los banean.
- Cuatro años después de que se anima a lanzar oficialmente sus redes sociales, ¿qué ha ido aprendiendo en el camino?, ¿cómo es su vida ahora?
- Mi vida es un absoluto nuevo mundo. A veces bromeo con mi gente y digo que un día desperté en un universo paralelo, porque todo cambió. Yo era una persona casada, con hijos, con un trabajo muy estable, muy conservador, muy cerrado, una vida muy rutinaria. Las cosas eran de otra manera, era un ciudadano de bien. No hacía nada más que ser un ciudadano. Y cuando pasó todo, en paralelo me divorciaba. Estaba yo divorciándome y mi expareja también estaba teniendo problemas con su pareja, porque éramos dos casados enamorados que se estaban divorciando en el momento. Así que todo empezó a cambiar. La relación con mis hijos también. Pasé de ser papá a ser papá de semanas alternativas, porque nos dividimos la custodia. Y públicamente yo podía salir a la calle y sentir que era una persona más que fluía y ahora me doy cuenta de que no es que soy un Beatle que lo acosa, pero observo que ya no es lo mismo. Me ven y dicen ahí está el chico de impuestos. Si no saben mi nombre, es el chico de impuestos, el tiktoker.
Es raro decirlo porque suena a una banalidad, pero yo soy introvertido, yo soy muy ostrita. A pesar de que me gusta el escenario, me bajo y soy una oruguita. O sea, en el escenario me obligo. Yo tenía miedo al escenario, es medio escénico, y mi madre me metió al teatro... Incluso tenía problemas de dicción. Yo no pronunciaba la S ni la R.
Y en la vida pública, en lo que ha cambiado, a lo que iba tu pregunta, es que se acabó mi anonimato. Y se acabó mi vida de casado, se acabó mi vida de padre de familia tradicional. Empecé a viajar hartísimo, empecé a enfrentar al bullying de redes sociales porque evidentemente empecé a caerle bien mal a mucha gente.
- ¿Y con sus proyectos?
- Hace poco hice el primer roast en Bolivia, que es otro género también nuevo. Ése sí, nadie lo conoce. Es un evento de comedia en el que se le da palo pero violenta y furiosamente a una celebridad que consensuadamente se ofrece a que la vapuleen.
- ¿Quién fue el protagonista?
- Mayte Flores. Tuvimos que sentarnos, explicarle, mostrarle los videos, porque a Donald Trump él se puso en un roast. James Simmons de Kiss, Justin Bieber, o sea, se convirtió en una especie de herramienta pública en Estados Unidos donde si la celebridad ha sido golpeada fuerte en redes sociales o en la prensa, ésa es una forma de limpiarse. Ésa es la exoneración a través del fuego. Bueno, denme palo, me voy a dejar. Entonces, públicamente contrato.
- ¿Qué planea ahora?
- Tengo la idea de romper la barrera boliviana, que hasta ahora que yo sepa, un solo comediante ha podido trascender la frontera y es el gran Sandy. Después, muchos comediantes, Pablo Fernández, David Santalla, el propio Gary Sandoval, que para mí es el primer comediante nacional que pueda hacer reír a todas las ciudades. Ninguno de estos personajes pasa la frontera. Yo quiero, yo veo a Albertina Sacaca y digo se puede. Si lo veo a Leonel Fransezze y digo se puede. Si estos creadores de contenido están pudiendo romper la barrera y están vendiéndose en Latinoamérica, ¿por qué los comediantes no? Entonces, es el momento de venderle nuestro check. Si pudo Azul Azul con su bomba, ¿por qué no puede un chiste, un especial va a venderse afuera? Entonces, además ahora es el momento, ahora que las redes están abiertas a eso, este año me han propuesto, me han puesto el objetivo, este año voy a romper la barrera, voy a salir de la frontera, voy a pegar para afuera. Y el objetivo, evidentemente, es el contenido que se pueda reír la gente de otras partes, así que tengo que soltar un poco mi zona de confort, pegarle al Gobierno, que es muy divertido y hacer algo de lo que nos podamos reír a nivel Latinoamérica.