En la reciente edición de los Óscar, una película llegó como un ciclón, acumuló nominaciones y recolectó estatuillas como si fueran las piezas de un rompecabezas meticulosamente ensamblado. Hablamos de “Oppenheimer”, la obra maestra dirigida por Christopher Nolan, que se alzó con siete codiciados premios de la Academia de Hollywood, de un total de trece nominaciones, dejando una estela de admiración y debate.
La historia detrás de “Oppenheimer” no es solo la de una película de guerra más. Es una inmersión profunda en la mente y el legado de J. Robert Oppenheimer, una figura controvertida cuya influencia en el mundo moderno es imposible de subestimar. Nacido en 1904, Oppenheimer fue un físico estadounidense, cuyo nombre está intrínsecamente ligado al desarrollo de la bomba atómica. Su papel como director del Laboratorio de Los Álamos durante la Segunda Guerra Mundial lo catapultó a la vanguardia de la ciencia y la historia, pero también lo condenó a una eternidad de cuestionamientos éticos y morales.
La película, basada en el libro de Kai Bird y Martín J. Sherwin, ofrece una mirada íntima a la vida de Oppenheimer, interpretado magistralmente por Cillian Murphy. Nolan, conocido por su habilidad para tejer narrativas complejas y visuales deslumbrantes, se sumerge en el alma atormentada del físico, explorando sus motivaciones, sus luchas internas y las consecuencias devastadoras de sus acciones.
A través de flashbacks y diálogos penetrantes, “Oppenheimer” nos lleva desde los pasillos de Harvard hasta los desiertos de Nuevo México, donde el Proyecto Manhattan tomó forma bajo la dirección de Oppenheimer. La tensión palpable entre el deseo de avanzar en el conocimiento científico y la responsabilidad moral de sus descubrimientos se convierte en el motor de la narrativa, dejando al espectador en un constante estado de reflexión.
La crítica ha respondido con entusiasmo a la película, elogiando tanto su brillantez técnica como las actuaciones magistrales de su elenco. La interpretación de Murphy como Oppenheimer ha sido especialmente aclamada, ya que capturó la complejidad y la humanidad del hombre detrás del mito. Con una puntuación del 93% en Rotten
Tomatoes, “Oppenheimer” se ha consolidado como una de las joyas cinematográficas del año, destinada a perdurar en la memoria colectiva mucho después de que las luces de la sala se hayan atenuado.
Pero más allá de los reconocimientos y las críticas elogiosas, “Oppenheimer” plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza del poder y la responsabilidad, sobre la ética en tiempos de guerra y sobre el legado de aquellos que dan forma al mundo en el que vivimos. J. Robert Oppenheimer puede haber sido el arquitecto de la era nuclear, pero su historia es mucho más que eso. Es un recordatorio de los peligros y las promesas de la ciencia, de la fragilidad de la moral humana y del eterno conflicto entre el progreso y la humanidad.
UNA MIRADA COMPLEJA
La película ha generado una fascinante conversación entre científicos y cinéfilos por igual. ¿”Oppenheimer” es fiel a la realidad o se toma algunas licencias artísticas? Para responder a esta pregunta, el diario madrileño Tendencias 21 ha recopilado diversas opiniones de expertos.
Richard Rhodes, historiador y autor galardonado, elogia la película por su capacidad para mostrar la complejidad y la diversidad de los científicos involucrados en el proyecto nuclear. Destaca la colaboración internacional y el conflicto ético que enfrentó Oppenheimer, aunque señala algunas simplificaciones en la representación de la ciencia.
Por su parte, Kirrily Rule, exsñecretaria nacional del Instituto Australiano de Física, encuentra la película convincente pero no siempre exacta en términos científicos. Rule critica la falta de énfasis en la ciencia y los errores en la representación de conceptos físicos clave.
Caryn James, crítica de cine de la BBC, elogia la madurez y el equilibrio de la película, destacando la interpretación de Cillian Murphy como Oppenheimer y la mezcla entre acción y reflexión cerebral característica de Nolan.
Hamish Johnston, editor de Physics World, encuentra la película educativa y emocionante, destacando la capacidad para transmitir conceptos de física nuclear al público general y el papel de personajes secundarios, como Enrico Fermi y Niels Bohr.
Matin Durrani, director editorial de Physics World, elogia el rigor histórico y científico de la película, así como la representación de las complejidades del Proyecto Manhattan y sus protagonistas.
Sin embargo, James Dacey, escritor especializado en ciencia y cultura, expresa decepción por la película. Criticó su enfoque excesivo en los aspectos políticos y personales de Oppenheimer en detrimento de la ciencia y la historia.
UN RETRATO SONORO DEL HORROR
La película “Zona de interés”, dirigida por Jonathan Glazer y basada en la novela del mismo título de Martin Amis, ha causado un profundo impacto en el mundo del cine desde su estreno en el Festival de Cannes. Esta obra, que narra la vida cotidiana del comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, y su familia, ha sido aclamada tanto por su brillantez cinematográfica como por su enfoque único en la representación sonora del Holocausto.
Su triunfo la noche del 10 de marzo marcó el primer Óscar para Reino Unido en la categoría de Mejor película extranjera.
En su discurso, Glazer se refirió a la Guerra en Gaza:
“En este momento, estamos aquí como hombres que refutan su judaísmo y el Holocausto secuestrado por una ocupación, que ha llevado al conflicto a tantas personas inocentes, ya sean las víctimas del 7 de octubre en Israel o el ataque en curso contra Gaza, todos las víctimas de esta deshumanización… ¿cómo resistimos?”
También le dedicó el filme a Alexandria, una mujer de 90 años que el director conoció mientras hacía la película y que, cuando era una niña, formó parte de la resistencia polaca contra la ocupación nazi. A sus 12 años, rodeaba el campo de concentración en su bicicleta para dejar ahí manzanas que los prisioneros pudieran encontrar y comer.
Ella fue la inspiración para uno de los personajes de la película, que lleva su nombre y tiene una breve aparición.
“Fue su bicicleta la que usamos y el vestido que la actriz usa era de ella”, contó el director en diciembre pasado.
La película se sumerge en la vida de Rudolf Höss, su esposa Hedwig y su familia, quienes intentan mantener una vida idílica y aparentemente normal en una casa cercana al campo de concentración de Auschwitz. Mientras los espectadores son testigos de los contrastes entre la brutalidad del régimen nazi y la fantasía que la familia intenta vivir, la cámara nunca atraviesa los muros del jardín para mostrar los horrores que ocurren al otro lado.
Lo más notable de “Zona de interés” es su enfoque en la representación sonora del Holocausto. El director Jonathan Glazer, en entrevistas con CNN y otros medios, ha explicado su decisión de no mostrar directamente los crímenes atroces del campo de concentración, optando en cambio por transmitirlos a través de sonidos ambientales y testimonios de sobrevivientes. Esta elección crea un impacto visceral en el espectador, recordándole constantemente la tragedia que se desarrolla fuera de la vista pero nunca fuera de la mente.
El diseñador de sonido Johnnie Burn desempeñó un papel fundamental en la creación del paisaje sonoro de la película. Recopilando exhaustivamente testimonios y grabaciones de campo, Burn logró recrear con precisión los sonidos del sufrimiento humano y la actividad del campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
Su meticuloso trabajo le valió el reconocimiento de la industria, con premios tanto en los BAFTA como en los Óscar.
En una película que por lo demás carece de espectáculo, el diseño de sonido es una especie de personaje principal. (En entrevistas , Glazer indicó que “Zona de interés” consta de dos películas: “la que ves y la que escuchas”).
Esos ruidos ambientales son un recordatorio siempre presente y que revuelve el estómago del mal del que la familia Höss es cómplice. Señalan al público que Höss, su esposa Hedwig e incluso sus hijos son perfectamente conscientes de que millones de judíos y otras personas están siendo asesinados. día tras día, simplemente han logrado desconectarse.
“En otras palabras, está fuera de la vista pero nunca fuera de la mente”, dijo Glazer.
Aunque “Zona de interés” ha sido criticada por algunos por su tratamiento indirecto del Holocausto, su enfoque innovador en la representación sonora ha sido ampliamente elogiado. La película desafía al espectador a confrontar el horror a través de los sonidos, recordándonos la importancia de prestar atención a las tragedias del pasado y del presente.