La medicina funcional es una disciplina científica, que brinda un enfoque integral y personalizado de la salud, se centra en identificar y abordar las causas de las enfermedades en lugar de simplemente tratar los síntomas.
Los médicos funcionales llevan a cabo evaluaciones exhaustivas de la salud de los pacientes, considerando su historial médico, estilo de vida, nutrición, niveles de estrés y otros elementos, para obtener una comprensión completa del panorama de la salud de la persona.
Esta especialidad puede curar una amplia gama de padecimientos crónicos y complejos, como enfermedades autoinmunes, artritis, lupus, trastornos digestivos, metabólicos, problemas hormonales, enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, Parkinson, depresión y la ansiedad, explica la nutricionista funcional, Tahis Ayala.
En abril de 2023 se realizó en Buenos Aires el primer encuentro de medicina funcional en América Latina denominado “Experiencia Funcionar”, que contó con expertos internacionales que invitaron a reflexionar sobre los hábitos y su relación con la salud.
Lucas Ponti, dermatólogo y creador de Experiencia Funcionar, explicó que esta nueva mirada se diferencia de la medicina más convencional, aquella que “fragmenta” al organismo al no pensarlo como un todo y que, en muchos casos, se convierte en una disciplina orientada a tratar emergencias y mitigar enfermedades. Sin embargo, este proceso tradicional oculta muchas veces el verdadero origen del malestar del paciente, quien debe seguir protocolos establecidos que promueven la despersonalización de los hombres y las mujeres que buscan atención médica.
Por su parte, Ponti considera que el hábito más difícil de cambiar es la alimentación, sobre todo eliminar los ultraprocesados, edulcorantes, gaseosas etc. “Este tipo de alimentación fue incorporada desde hace muchos años con ingredientes adictivos para nuestro cerebro. Hoy por hoy es un gran desafío volver a la alimentación real”, afirma.
Otro hábito que cuesta instaurar es el vinculado a la higiene del sueño, millones de personas en el mundo tienen dificultades para dormir bien de noche, “el exceso de horas laborales y la utilización de tecnología provoca alteraciones en el sueño con la consiguiente disrupción hormonal”, apunta.
Por su parte, Ayala asegura que hoy en día, las enfermedades crónicas son responsables del 70 por ciento de las muertes en personas mayores de 65 años. A nivel mundial, casi dos billones de personas sufren de enfermedades crónicas no transmisibles, que pueden tratarse y curarse. Por lo que, la medicina funcional busca que el paciente goce de una buena calidad de vida y no trate solamente de sobrevivir a sus enfermedades.
El objetivo principal de la medicina funcional es restaurar el equilibrio y la funcionalidad del cuerpo al comprender la interacción compleja entre genética, medio ambiente y estilo de vida. Además, se diferencia por su enfoque en la bioquímica individual del paciente, tomando en cuenta una anamnesis detallada y personalizada. “Médicos y nutriólogos funcionales se toman el tiempo de abordar a sus pacientes de manera integral, humanizando la consulta. Este enfoque incluye escuchar activamente y considerar aspectos fundamentales como el sueño, la alimentación, los ritmos circadianos y la crononutrición (efecto de la alimentación) del paciente”, explica Ayala.
Los médicos funcionales utilizan herramientas como análisis de laboratorios para obtener datos precisos de la salud del paciente. “No sólo se busca que los pacientes estén dentro de rangos normales, sino en parámetros óptimos. Esto permite ver al paciente de manera más amplia y profunda, asegurando una atención mucho más completa y personalizada”, dice la especialista.
Según la definición del IFM (Instituto de Medicina Funcional, por sus siglas en inglés) la medicina funcional es un enfoque basado en la biología de los sistemas, que busca identificar y abordar la raíz de las enfermedades. Al enfocarse en la persona y no la enfermedad, aborda en principio la interrelación de los distintos sistemas para entender al paciente y sus actuales desbalances como un todo.
La medicina funcional es una disciplina científica nacida en Estados Unidos en los 90 y entiende el organismo como un conjunto funcional de interacciones complejas entre el medio interno (genoma, epigenoma, metaboloma, microbioma) y el externo (entorno social y emocional, medio ambiente, hábitos tóxicos, alimentación, ejercicio y otros), que continuamente integra estímulos neuropsicológicos y psicoemocionales traducidos a fenómenos químicos y físicos orgánicos.
Bolivia
La medicina funcional es un campo relativamente nuevo y especializado que requiere formación y certificaciones adicionales. “Actualmente, las oportunidades de formación en medicina funcional pueden ser limitadas en Bolivia. A pesar que ya se vienen cursando profesionales en la materia desde hace muchos años atrás, también se debe a que tanto los profesionales de la salud como el público en general pueden no estar suficientemente familiarizados con la medicina funcional y sus beneficios, lo que limita su adopción”, afirma Ayala.
Pero la medicina funcional cada vez es más conocida y gana adeptos en Bolivia. Ahora se puede encontrar a médicos generales, dermatólogos, nutricionistas, ginecólogos y otros especialistas que la aplican.
La medicina y nutrición funcional no sólo buscan curar las enfermedades, sino también prevenir su aparición mediante un enfoque proactivo en la salud.
Nutrición
Una nutrición adecuada es una poderosa herramienta para mejorar la salud y prevenir enfermedades.
Adoptar una dieta rica en nutrientes, basada en alimentos integrales y naturales, puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades cardíacas, cáncer y otros.
Un estilo de vida saludable también mejora la salud mental y cognitiva, reduciendo el riesgo de trastornos como la depresión, ansiedad y enfermedades neurodegenerativas. “Al proporcionar al cuerpo los nutrientes necesarios, la nutrición funcional mejora los niveles de energía, promueve un peso saludable y aumenta el bienestar general”.
Además, una alimentación rica en nutrientes esenciales fortalece el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades. “También promover una microbiota intestinal saludable, previniendo trastornos digestivos como el SIBO y el intestino permeable”.
Modernidad
El doctor Leo Pruimboom, doctor en psiconeuroinmunología clínica y medicina evolutiva, y uno de los disertantes del encuentro médico, marcó un punto destacado de la relación de las sociedades modernas con la salud: “Hoy las personas no quieren sufrir, quieren evitar el dolor y que todo se solucione rápido. Por ejemplo, muchos se medican frente a un dolor de cabeza y si van al médico y no le receta nada, sienten que fue un mal especialista. No aguantamos el dolor, creo que debemos aprender que, quizás, hay que sufrir un poco, que no nos va a pasar a nada”.
El especialista nacido en Amsterdam, Países Bajos, destacó que la humanidad se encuentra en un punto crucial: “Es la primera vez en la evolución que una especie ya no tiene que adaptarse al medio ambiente. Hoy hemos adaptado al medio ambiente a nuestro confort, no queremos tener hambre, sed, ni calor ni frío; usamos aire acondicionado, pero nuestro sistema inmune no lo entiende”.