En Bolivia existen más de 2.432 variedades de papas nativas, pero de esa cantidad sólo 30 se cultivan regularmente porque el resto no tiene demanda en el mercado, a pesar de su alto contenido antioxidante y de propiedades anticancerígenas. Expertos estiman que muchos de estos tubérculos ya han desaparecido.
Las cifras demuestran que la incidencia de producción de la papa nativa se concentra sólo el 1 por ciento de la gran variedad que se tiene. Debido a esa situación, la Fundación Proimpa y algunas asociaciones de productores de papa nativa de Cochabamba promocionan su consumo, mejoran su producción y asocian a productores con empresas procesadoras.
Las diferentes variedades de papas nativas son ricas en antioxidantes por su color rojo, morado y azul porque contienen antocianinas y antioxidantes que previenen algunos tipos de cáncer y enfermedades relacionadas con el envejecimiento. También es fuente de vitaminas C, B1 y B3. Entre sus minerales destaca el potasio y, en menor medida, el hierro, zinc, calcio y el fósforo. Su cáscara es comestible y fuente importante de fibra, detalla la coordinadora del Programa Agrodiversidad de la Fundación Proimpa, Ximena Cadima.
En cambio, las variedades comerciales de pulpa blanca, crema y amarilla sólo contienen carotenoides, son ricas en almidón que aportan energía y minerales.
El Banco de Germoplasma de tubérculos y raíces de Centro de Innovación Toralapa tiene 2.432 variedades de papas nativas resguardadas. Algunas de estas son: kallpa runa, malcacho, p’alta chola, pinta boca, puka ñujcha, puka qoyllu, puka qoyuqoyu, puka huaycha, puyjuni imilla, q’eto luky, runa toralapa, sani imilla, sani negra, yana qoyllu, yuraj qoyuqoyu, lukis, choquepitos, phureja, qollus y otras, detalla el responsable del Programa Papa y Yuca del Iniaf, Vicente Garay.
Cadima asegura que la semilla de la papa no se puede guardar como se hacen con los granos (maíz, trigo y otros), entonces cada año debe ser cultivada para ser preservada, por ello se presume que hay más de mil variedades de papa existentes en Bolivia y que son cultivadas cada año, pero de esta cantidad menos de 30 son producidas comercialmente y en volúmenes importantes para el mercado.
Cadima explica que factores como el cambio climático, poca demanda del mercado, bajo rendimiento y poco apoyo al sector con tecnificación, riego y semilla mejorada son las causas que provocan la pérdida de variedades del tubérculo. No existen datos oficiales de la cantidad de toneladas de papas nativas que se cultivan cada año en Bolivia porque éstas son producidas por pequeños agricultores en cantidades reducidas sólo para consumo familiar.
“Usualmente las variedades de papa más raras son mantenidas por agricultores mayores (a quienes llamamos agricultores custodios) que han heredado de generación en generación. El riesgo es que al fallecer estas personas también se pierdan las variedades que cultivan. Aunque no existen registros oficiales de que hayan desaparecido algunas variedades, el testimonio de los agricultores es que efectivamente ya se han perdido algunas variedades”, explica la ejecutiva de la Fundación Propimpa.
Riesgo
El cambio climático, con lluvias irregulares y los periodos de sequía más largos e intensos, afectan a los ciclos agrícolas de este alimento. Por el retraso de las lluvias, los productores tienen que sembrar más tarde y las lluvias no son suficientes para satisfacer las necesidades hídricas de los cultivos. Estos factores también exacerban los problemas de plagas y enfermedades que afectan los cultivos
“La alteración del clima afecta a la especie Solanum curtilobum, las papas de esta especie son grandes, redondas y amargas, la única forma de comer es como chuño o tunta. Para eso el frío de invierno debe ser muy intenso, pero por el cambio climático, el frío no es tan intenso y ya no puede congelar hasta el centro de esas papas, por eso los productores están dejando de cultivar”, detalla Cadima.
Las papas nativas se cultivan en zonas altas, usualmente por encima de los 3.000 metros sobre el nivel del mar, así como en cabeceras de valle, la puna y el altiplano. En Cochabamba se produce en los municipios de Cocapata, Morochata, Colomi, Sacaba, Tiquipaya y Quillacollo.
La Fundación Proimpa tiene más de 15 años promoviendo el cultivo de la papa nativa y ha desarrollado más de 20 proyectos destinados a mejorar y masificar su producción, mejorando la calidad de la semilla, fortalecer las organizaciones de los productores, búsqueda de mercados, mejoramiento de la calidad fitosanitaria y vinculando a productores con empresas procesadoras de alimento.
En la última década, Proimpa junto a otras instituciones y empresas aliadas, ha promovido un mayor uso y consumo de papa nativa de cuatro variedades, como la pinta boca, candelero, yana qoyllu y puka qoyllu, que antes eran poco apreciadas, pero ahora han ingresado al mercado y son parte de la oferta regular para los consumidores.
También se realizaron estudios de mercado para fomentar el cultivo del tubérculo y se descubrió que se podía aumentar su consumo como alimento procesado en chips de papas nativas, que ahora ya se han posicionado en el mercado de las papas fritas. Para ello se crearon vínculos entre productores y empresas procesadoras hace más de 15 años. “Ahora son emprendimientos que marchan por si solos”, afirma.
Proimpa también trabajó para fortalecer y formar organizaciones de productores de papa nativa, hace cinco años sólo se tenía asociaciones de papa comercial, los primeros semilleristas de papa nativa están en Colomi.
La institución también dejó los trabajos de mejoramiento de semilla, ahora lo realiza el CEPA, esta institución produce semilla de alta calidad a solicitud. También el Iniaf tenía que dedicarse a ello.
Para poder evitar la pérdida de papa nativa, Cadima recomienda masificar el consumo de este tubérculo y proveer a los productores de semilla certificada para mejorar la productividad, brindar mayor acceso a tecnología, para mejorar el proceso porque el mercado requiere grandes cantidades.
“Se debe usar tecnología que le permita producir más, pero sin dañar el medioambiente. También se necesita promoción porque cuando estos llegan al mercado no son adquiridos porque la población no los conoce ni sabe de sus propiedades, por eso es importante el apoyo en temas de promoción y apertura de mercados. Consumiendo la papa nativa podemos proteger la biodiversidad de la papa nativa debemos apoyar consumiendo”, dice Cadima.
Los volúmenes de producción de papa reportados en el Sistema Integrado de información Productiva (SIIP) señalan que en los últimos cinco años la producción anual de papa en Bolivia fue mayor a 1.200.000 toneladas. Estos datos no muestran una diferenciación de variedades, pero se asume que los registros oficiales son de las pocas variedades comerciales que se venden en los mercados.
La papa es el cuarto cultivo alimenticio más importante del mundo, después del arroz, el maíz y el trigo, aporta con la mayor cantidad de carbohidratos en la dieta alimentaria de millones de personas en los países en desarrollo, de Sudamérica, África, y el continente asiático. En Bolivia se tiene registrado la producción de aproximadamente 230 variedades, pero en el mundo existen 4.500 variedades.
En la campaña agrícola 2020-2021, Bolivia ha alcanzado la producción de papa de 1.272.649 toneladas de papa en una superficie de 191.321 hectáreas, alcanzando el rendimiento promedio de 6.65 toneladas por hectáreas, pero la campaña agrícola 2019-2020 se produjo 1.317.923 toneladas con un rendimiento de 7.2 toneladas por hectárea, según datos del INE.
Cochabamba es el principal departamento productor de papa con 30 por ciento de la producción nacional, le sigue La Paz con 27 por ciento.
La mayor productividad se encuentra en Santa Cruz y Cochabamba con 9.93 y 9.85 toneladas por hectárea, respectivamente.
En Bolivia el consumo per cápita de papa en Bolivia es de 90 a 100 kilogramos por persona.