La crianza respetuosa, uno de los estilos de formación más difundidos en los últimos años, está basada en el diálogo, el respeto mutuo y la empatía. Pero ¿cómo pueden los padres comenzar este camino y mantenerse firmes en él, incluso en los momentos difíciles?
Los expertos en psicopedagogía, al igual que muchos pediatras, dan a conocer los fundamentos de esta forma de crianza que difiere de la educación que muchos padres recibieron en su infancia.
Este estilo de crianza tiene su origen en la Teoría del Apego del psicoanalista John Bowlby.
Pensando con sentido común, se afirma que la crianza de los hijos se basa siempre en el respeto y el amor. Es lo lógico, al fin y al cabo, se ama a los bebés con locura y se busca darles todo lo mejor.
Sin embargo, las formas tradicionales de educar a los más pequeños y muchas de nuestras costumbres sociales no se corresponden con esta idea de criar desde la igualdad.
La crianza respetuosa establece una serie de pautas, consejos y guías para que los papás y mamás aprendan a responder de forma idónea a las diferentes acciones de sus bebés en cada etapa de su desarrollo.
Lupe Carrión Campaña, licenciada en Psicopedagogía, señala que, desde el momento en que el bebé llega al mundo, se establece una conexión emocional fuerte mediante el contacto piel a piel, el contacto visual y la comunicación amorosa. “Estos primeros intercambios emocionales son fundamentales para construir una relación de confianza y apego con tu hijo”.
La importancia de escuchar activamente a los hijos, prestar atención plena a sus sentimientos y preocupaciones son algunos de los aspectos puntuales de la crianza respetuosa. Estas bases se contraponen con la enseñanza que muchos padres tuvieron y más aún si se trata de las familias latinoamericanas que han llegado a normalizar el maltrato como forma de crianza.
“En Latinoamérica está muy normalizado el maltrato: golpes, gritos e insultos, y en muchos de nosotros, de las generaciones pasadas, es común decir: ‘A mí me pegaron y estoy bien’, pero lo dice una persona que tiene un ataque de ira cuando no obtiene los resultados deseados o que no puede contradecir al jefe cuando algo no está correcto, pues le inculcaron que a mamá y papá no se los cuestiona; entonces va a un trabajo, lo maltratan y no puede decir nada porque es la forma en que fue criado. También de adulto hay problemas de alcohol, de inestabilidad emocional, de ira, droga, de atención, de memoria, de sueño. A veces no nos damos cuenta de que todo esto está relacionado a cómo nos trataron en la infancia”, explica la experta.
Los límites son importantes para brindar seguridad y estructura a los hijos. Hay que establecer reglas claras y consistentes, pero también ser flexible y dispuesto a negociar cuando sea apropiado.
¿Cuáles son los principios?
La crianza respetuosa consiste en criar a tu bebé desde el entendimiento, la empatía y el amor, pero como iguales. No se trata de darle todo lo que pida en el momento que lo pida, sino de entender cuáles son sus necesidades emocionales y afectivas y responder a ellas de la forma más apropiada. Está muy relacionada con la disciplina positiva.
Estos son los principios de la crianza respetuosa:
Respeto: tal y como indica su propio nombre, la crianza respetuosa surge del respeto mutuo entre progenitores e hijos. Es un punto complejo, puesto que los niños deben aprender y entender que papá y mamá son figuras de autoridad, pero papá y mamá deben comprender que el bebé es un ser humano complejo con necesidades particulares. Esto es más complicado de lo que pueda parecer.
Amor incondicional: querer a su pequeño sin peros, a pesar de sus defectos, errores o personalidad, es la base de cualquier relación saludable entre padres e hijos. Cuando se produce el embarazo, comienzan las ilusiones y las esperanzas, pero cargar a tu bebé con tus expectativas para él es injusto y fuente de muchas frustraciones cuando, inevitablemente, no las cumpla todas.
Igualdad: es normal que, como personas adultas, se piense que saben qué es lo mejor para los hijos. Y, en muchas ocasiones, así será. Pero como padres deben entender que los niños tienen opiniones, sentimientos e ideas, igual que los adultos y estos deben ser respetados. La crianza respetuosa nos enseña que no hay que silenciar a los hijos, puesto que deben aprender a expresar sin miedo lo que piensan y sienten.
Empatía: por último, pero no menos importante, es crucial para la crianza respetuosa, conectar con el bebé, ponerse en sus zapatos y tratar de entender por qué está actuando de una forma o de otra. Esto es imprescindible para poder crear ese vínculo de respeto tan necesario.
¿Cuáles son los beneficios?
La crianza respetuosa es, actualmente, el estilo de crianza más recomendado por expertos. Esto se debe a que es la forma más efectiva de criar a un niño. Seguir los principios y claves de la crianza respetuosa proporcionará a los hijos las herramientas cognitivas y emocionales que necesita para desenvolverse en el mundo con confianza y seguridad sin dejar de lado la empatía y la comprensión.
Mejor gestión emocional: los niños que se han criado con este estilo demuestran una mayor inteligencia emocional. Son capaces de reconocer sus sentimientos, identificar la causa y gestionar sus reacciones emocionales de la mejor forma posible.
Menos problemas de autoestima: con la crianza respetuosa, los niños interiorizan que su opinión tiene valor, aunque no siempre se salgan con la suya y que sus sentimientos son reconocidos. Por lo tanto, son niños con más confianza en sí mismos y con mayor autonomía infantil.
Niños más tolerantes: si las figuras paternas son tolerantes (que no permisivas), el niño aprenderá este comportamiento y esta forma de reaccionar con otras personas. Dentro de la crianza respetuosa, se invita a que los niños compartan sus opiniones, pero también a reflexionar sobre otras opiniones y respetarlas.
Mayor sociabilidad: en un mundo en el que cada vez se pasa más tiempo aislado y pegado a una pantalla, ya desde la infancia, los niños que han tenido una crianza respetuosa presentan personalidades más sociables. No hay que obligar a dar besos y abrazos a los abuelos y otros familiares, no tienen vergüenza a la hora de jugar con niños nuevos y les gusta hablar con otras personas.
Mayor felicidad: es tan sencillo como que en un hogar en el que los gritos, las amenazas y los castigos no existen, se respira un ambiente mucho más distendido y libre de estrés. Esto se traduce en niños (y padres) más felices.
La crianza respetuosa es el objetivo al que aspiran la mayoría de los padres y madres en la actualidad. Se quieren niños más sanos y felices, tanto física como emocionalmente. No obstante, hay que tener en cuenta que no es fácil, por lo que mamás y papás deben tener cuidado de no exigirse demasiado y cuidar también sus propias necesidades. De lo contrario, es posible acabar sufriendo el Síndrome de Burnout.
Recomendaciones
Utilizar un lenguaje positivo y constructivo al establecer límites, enfocándose en lo que sí quiere que hagan los hijos en lugar de lo que no quieren que hagan.
Apoyar el desarrollo de la autonomía y la independencia de los niños al permitirles tomar decisiones apropiadas para su edad y alentar la resolución de problemas por sí mismos.
Ofrecer oportunidades para que practiquen habilidades de toma de decisiones y les brinden el apoyo necesario para aprender de sus errores.
En lugar de centrarse en castigos o críticas severas, enfocarse en el refuerzo positivo y la alabanza.
Reconocer y celebrar los logros de los hijos, por pequeños que sean, y buscar oportunidades para elogiar su esfuerzo y progreso.
Utilizar el elogio sincero y específico para reforzar el comportamiento deseado.
Ocho claves fundamentales
1. Amor incondicional: la base de la crianza respetuosa
El amor incondicional es el pilar central de la crianza respetuosa. Es vital transmitir a los hijos que son amados incondicionalmente, sin importar sus aciertos o errores. Este amor brinda seguridad emocional y fortalece su autoestima, permitiéndoles crecer en un entorno lleno de confianza y respeto.
2. Comunicación consciente: escucha y empatía
La comunicación consciente implica escuchar de manera activa y respetuosa a nuestros hijos, brindándoles un espacio seguro para expresar sus pensamientos, emociones y preocupaciones. Practicar la empatía ayuda a comprender su mundo interior y a establecer un vínculo profundo basado en la comprensión mutua.
3. Límites claros y firmes: guía y seguridad
Establecer límites claros y firmes es esencial para el desarrollo saludable de nuestros hijos. Estos límites les brindan una sensación de seguridad y estructura, permitiéndoles explorar el mundo con confianza. Es importante comunicar los límites de manera respetuosa, explicando las razones detrás de ellos y ofreciendo alternativas cuando sea posible.
4. Aprendizaje a través del juego: diversión y desarrollo
El juego es una herramienta poderosa para el aprendizaje y el desarrollo de los niños. Fomentar el juego libre y creativo les permite explorar su imaginación, desarrollar habilidades sociales y emocionales, y adquirir conocimientos de manera lúdica y divertida. Acompañar a los hijos en el juego fortalece el vínculo familiar y crea recuerdos preciosos.
5. Respeto por la individualidad: autenticidad y aceptación
Cada niño es único y posee su propia personalidad, talentos y ritmo de desarrollo. Respetar su individualidad implica aceptar y valorar sus diferencias, permitiéndoles desarrollar su autenticidad y confianza en sí mismos. Al honrar su singularidad, se proporciona un entorno en el que pueden florecer y expresarse plenamente.
6. Disciplina positiva: enseñanza y resolución pacífica de conflictos
La disciplina positiva es una alternativa respetuosa y efectiva a los castigos y amenazas. Se basa en el entendimiento de que los niños aprenden mejor a través de la enseñanza y el ejemplo. En lugar de imponer autoridad, la disciplina positiva busca involucrar a los niños en el proceso de resolución pacífica de conflictos, fomentando su responsabilidad y autodisciplina.
7. Crianza consciente: autoconocimiento y autorreflexión
La crianza respetuosa invita a examinar las propias emociones, creencias y patrones de crianza. La crianza consciente implica cultivar el autoconocimiento y la autorreflexión, reconociendo que el estado emocional y la forma de interactuar de los padres con los hijos influyen en su bienestar. Al cuidar de sí mismos, pueden ser modelos positivos y empoderar a los hijos.
8. Tiempo de calidad: conexión y presencia plena
El tiempo de calidad es un regalo invaluable que se puede ofrecer a los hijos. Significa estar presentes de manera plena, dedicando tiempo exclusivo para compartir actividades, conversaciones significativas y momentos de conexión emocional. Estos momentos fortalecen los lazos familiares, nutren el amor y la confianza mutua, y crean recuerdos duraderos.