En las dos últimas décadas, la cantidad de niños con obesidad ha seguido en aumento en Estados Unidos, de acuerdo a informes en ese país. Si bien el índice de niños obesos no tiene cifras precisas en cada país, existe evidencia de una alimentación deficiente en las personas adultas, por lo que muchos niños pueden tener padres que sufran de obesidad.
Pero ¿cómo se puede ayudar a un niño con sobrepeso? Precisamente son los padres, tutores y maestros quienes pueden ayudar a desarrollar hábitos saludables y limitar las tentaciones con alto contenido de calorías. También debemos ayudar a los niños a mantenerse físicamente activos, reducir el tiempo frente a la pantalla y dormir lo suficiente.
El objetivo para los niños con sobrepeso es reducir la tasa de aumento de peso y, al mismo tiempo, permitir un crecimiento y desarrollo normales. Los niños no deben seguir una dieta para bajar de peso sin consultar a un proveedor de atención médica, según recomienda la página del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Garantizar las horas de sueño adecuadas
No dormir lo suficiente se asocia con la obesidad, en parte porque el sueño inadecuado nos hace comer más y estar menos activos físicamente. Los niños necesitan dormir más que los adultos, y la cantidad de horas varía según la edad.
Reducir el sedentarismo
Aunque un tiempo de tranquilidad para leer y hacer la tarea está bien, limite el tiempo que los niños miran televisión, juegan videojuegos o usan internet a no más de dos horas por día. Además, la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los niños de 2 años o menos no vean televisión. En su lugar, motive a los niños a encontrar actividades divertidas para hacer con los miembros de la familia o por su cuenta que simplemente impliquen más actividad.
Desarrollar hábitos de alimentación saludables
Para ayudar a los niños a desarrollar hábitos de alimentación saludables:
• Sírvales abundantes verduras, frutas y productos integrales.
• Incluya productos lácteos bajos en grasa o sin grasa, entre ellos yogur y queso.
• Elija carnes magras, aves de corral, pescado, lentejas y frijoles como fuentes de proteína.
• Motive a su familia a beber mucha agua.
• Limite las bebidas azucaradas.
• Limite el consumo de azúcar y grasas saturadas.
Limite las tentaciones con alto contenido de calorías
Reducir la disponibilidad de refrigerios con alto contenido de grasas y azúcar o salados puede ayudar a sus hijos a desarrollar hábitos de alimentación saludables. Sólo permita que sus hijos coman estos alimentos en raras ocasiones, para que realmente sean gustos por placer. Éstos son algunos ejemplos de refrigerios fáciles de preparar, con bajo contenido de grasas y azúcar, que tienen 100 calorías o menos:
• 1 taza de zanahorias, brócoli o pimientos con 2 cucharadas de humus.
• Una manzana o banana mediana.
• 1 taza de arándanos o uvas.
• Un cuarto de taza de atún envuelto en una hoja de lechuga.
• Algunas rodajas caseras de col rizada al horno.
Ayudar a los niños a mantenerse activos
Además de ser divertido para los niños, la actividad física regular tiene muchos beneficios para la salud, incluidos los siguientes:
• Fortalecer los huesos.
• Disminuir la presión arterial.
• Reducir el estrés y la ansiedad.
• Aumentar la autoestima.
• Ayudar con el control del peso.
Los niños de 3 a 5 años deben estar activos durante todo el día. Los niños y adolescentes de 6 a 17 años deben realizar actividad física al menos 60 minutos por día. Incluya actividad aeróbica, que es cualquier cosa que haga que sus corazones latan más rápido. También incluya actividades de fortalecimiento óseo, como correr o saltar, y actividades de fortalecimiento muscular, como trepar o hacer flexiones de brazos.
Recuerde que los niños imitan a los adultos. Comience a agregar actividad física a su propia rutina y motive a su hijo a que lo acompañe.